Si el Liverpool es el mejor equipo de Europa, lo disimula bastante bien. Eso y que, además, tiene un portero que cuando se levanta con el pie derecho, más que brasileño parece alemán. O soviético. O ambas cosas. Alisson sostuvo al Liverpool en un ejercicio de supervivencia en el Parque de los Príncipes que recordó al Atlético de Simeone en la primera fase. Pudo encajar una goleada y acabó ganando casi en el 90 en la única ocasión de la que dispuso. La Champions no hace prisioneros. Los datos al descanso eran demoledores. 68% de posesión parisina, 12 disparos, 5 de ellos a puerta y otros 3 bloqueados, por solo un tiro (fuera) del Liverpool, que pasó del centro del campo solo cuando pedía permiso y Macron levantaba el pulgar hacia arriba, pero Alisson no fue a París de turismo para subirse a la planta alta de la Torre Eiffel. Números apabullantes a los que sumar un gol anulado a Kvaratskhelia , por un talón de Aquiles, el izquierdo concretamente, y un posible penalti y expulsión de Konaté sobre Barcola en el cual Davide Massa decidió hacer dejación de funciones. Lo mismo que el VAR, que tras revisar un par de minutos el claro empujón del defensa francés a su compatriota, no tuvo la valentía de llamar al colegiado. Dembélé, que parece Maradona esta temporada, y Kvaratskhelia bailaban por un lado y otro del ataqué del PSG mientras la defensa del Liverpool intentaba mantenerse en pie. Y cuando no lo hacía, ahí estaba Alisson, que evitó los goles de francés y del georgiano en dos manos a mano de esos que acaban quitandote el sueño cuando ves la Champions desde el sofá. Además, cuando ya el brasileño estaba vencido, quién la echaba fuera era Neves. O Vitinha. A la media hora de partido, el Liverpool había dato 79 pases y no había superado la raya del centro del campo. Lo maquilló algo en los últimos quince minutos antes de que Arne Slot les recordara que haber quedado primero en la liguilla inicial no contaba como una orejona. El rapapolvo del técnico neerlandés hizo de ibuprofeno. La segunda mitad ya no fue un asedio del PSG. Los ingleses seguían sin generar peligro y sus llegadas al área de Donnarumma se podían contar en una clase primero de preescolar, pero Alisson ya no tenía ese montón de papeles encima del despacho que había tenido que despachar antes del descanso. Eso no significaba que no volviera a ser decisivo. A Zaïre-Emery le sacó un disparo a mano cambiada que podía haber ido directamente al Louvre, para darle un aliciente nuevo a sus visitantes. Y también sacó una mano salvadora a un centro chut de Dembélé.Todo antes de que Elliot, el sustituto de Salah en el 87, llevara el balón a la red en la primera pelota que tocó y en el primer disparo a puerta del Liverpool. La jugada nació de Alisson, con un balón en largo que ganó Darwin para acabar asistiendo al británico, que de primeras y con la izquierda mostró cómo en la Champions un portero puede ganar partidos. Y veremos si eliminatoria.

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