El año pasado se registró el récord de agresiones a médicos . En los quince años que se llevan recopilando estos datos, nunca se habían contabilizado las actitudes violentas que se observaron en 2024, con 847 agresiones comunicadas a los colegios profesionales. Esto supone que cada diez horas se agrede a un médico. Pero las denuncias siguen sin llegar a la mitad, pues solo el 43,5 por ciento de los hechos violentos fueron denunciaron.Así lo constatan los datos del Observatorio contra las agresiones de la Organización Médica Colegial, que en los últimos 15 años ha contabilizado un total de 8.108 agresiones, el equivalente a todos los médicos colegiados de la provincia de Zaragoza o del Principado de Asturias. Los médicos reclaman un plan nacional que coordine el Ministerio de Sanidad, y que incluya también a Interior, Justicia, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Fiscalía General del Estado, comunidades autónomas, Federación Española de Municipios y Provincias, consejos generales de las profesiones sanitarias y plataformas y asociaciones de pacientes, para poner fin a esta situación. También una ley que ponga coto a estas actitudes violentas. Recientemente, el PP presentó en el Congreso una proposición no de ley para frenar las agresiones a profesionales sanitarios, que no salió adelante tras el rechazo de la mayoría parlamentaria. «Debemos ser útiles en prevención, en educación sanitaria y en propuestas de ley para que caiga por encima de aquellos que agreden», ha sentenciado Tomás Cobo, presidente de la OMC, que ha reclamado un «cambio cultural» que empiece por poner fin a la crispación en el lenguaje político. Noticia Relacionada estandar No El «doctor Google» y «doctor no», detrás de la mayoría de agresiones a profesionales sanitarios La Policía Nacional ha informado de que las denuncias aumentaron a 406 en 2024, con un total de 106 detenidosLas 847 agresiones comunicadas, ha insistido por su parte José María Rodríguez Vicente, secretario general de la OMC, no son las reales, pues hay muchas más que no se notifican. Hay que preguntarse, ha dicho, por qué. La normalización de las actitudes violentas, los sentimientos de indefensión, el temor a represalias o la falta de sentimiento de protección son algunas de las causas, ha reflexionado. El perfil del profesional agredido es el de una médico, mujer, de entre 36 y 55 años. La mayoría de la violencia es verbal, con amenazas, coacciones o insultos frente a las agresiones físicas y entre las 11 y las 13 horas es cuando más se da. Donde más ocurre es en la Atención Primaria en un 47,7 por ciento de los casos, aunque un 17,9 por ciento ocurre en el hospital, un 15,7 por ciento en otros centros como residencias, centros sociosanitarios o consultas privadas, un 9,5 por ciento en las urgencias hospitalarias y otro 8,2 por ciento en las urgencias de Atención Primaria.En la misma línea, el subdirector general de Cohesión y Alta Inspección del Sistema Nacional de Salud, Juan Julián García Gómez, ha avanzado los datos que maneja el Ministerio de Sanidad. Tal como ha explicado, el año pasado se registraron un total de 16.558 agresiones a profesionales sanitarios, lo que supone una cifra récord. El 78 por ciento de las agredidas fueron mujeres y la mayoría de actos violentos se registraron también en la Atención Primaria y extrahospitalaria. Respecto a la categoría profesional, los que más violencia sufrieron fueron los facultativos, seguidos de enfermeras, TCAE, administrativos y celadores.Por no dar bajas o recetasLa mayoría de las causas que llevan al agresor a actuar contra los facultativos son de naturaleza asistencial, como las discrepancias con la asistencia médica recibida, las discrepancias personales con el facultativo, informes no acordes a las exigencias del paciente, discrepancias sobre las bajas o por no recetar lo que el paciente reclama. De hecho, el observatorio nació tras el asesinato en 2009 a una médico que se negó a dar la baja a un paciente. Por otra parte, en el 20 por ciento de los hechos violentos hay detrás causas estructurales como los largos tiempos de espera o el mal funcionamiento del sistema. Para proteger a los profesionales, tal como ha anunciado García Gómez, el Ministerio de Sanidad está buscando fórmulas para permitir una «pseudoanonimización» de los trabajadores del sistema sanitario en casos en que puedan ser susceptibles a agresiones. «Estamos buscando cualquier tipo de fórmula que favorezca que en circunstancias excepcionales en que pueda verse amenazada su integridad personal, se pueda omitir el nombre del profesional y pueda ser identificado por un código y categoría profesional», ha explicado. El agresor, por su parte, es un paciente programado en el 45,5 por ciento de los hechos violentos y no programado en el 32%. Pero en casi un 20 por ciento de las ocasiones es el acompañante y en un porcentaje muy pequeño son pacientes desplazados. En los primeros casos, son las mujeres las que más actos violentos cometen. Representantes de otros profesionales de la salud como enfermeras, odontólogos, podólogos, farmacéuticos y fisioterapeutas se han sumado también para visibilizar la violencia que sufren sus colectivos y reclamar soluciones.

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