El Madrid se queda sin oxígeno tras sufrir un infierno en Atenas. Los blancos fueron sobrepasados por el Panathinaikos , un equipo estelar, actual campeón, sin rival en Europa en cuanto a talento y plantilla salvo por sus archienemigos de El Pireo, el Olympiacos. Un tsunami que dejó noqueados a los visitantes, que sufrieron de lo lindo ante las individualidades helenas (18 puntos de Nunn y 12 de Juancho Hernangómez ) pero también por sus propios errores. Fallaron lo nunca visto desde el triple, tres aciertos en 26 intentos, y casi todos sus jugadores, salvo Hezonja y Tavares, fueron imperceptibles. Derrota dolorosa en lo anímico y en lo matemático, pues faltan solo seis jornadas y, ahora mismo, estarían fuera de los playoffs . Panathinaikos 85 – 70 Real Madrid Panathinaikos Kalaizakis (0), Nunn (18), Grant (11), Juancho Hernangómez (12), Pleiss (0); Brown (3), Sloukas (10), Osman (9), Papapetrou (0), Gabriel (7), Mitoglou (15), Samodurov (0). Real Madrid Campazzo (4), Abalde (2), Hezonja (18), Garuba (0), Ibaka (0); Hugo González (0), Musa (12), Fernando (6), Tavares (16), Llull (10), Feliz (0), Ndiaye (0). Árbitros Sreten Radovic (Croacia), Emin Mogulkoc (Turquía) y Milan Nedovic (Eslovenia). Descalificaron a Tavares por sumar cinco faltas personales. Se impusieron las defensas y los desaciertos en los primeros minutos de duelo, tanto que la primera canasta no llegó hasta ya pasados los dos minutos, obra de Hezonja , quién si no. Sorprendió la energía mostrada por Garuba , feroz el español tras un mes de febrero en el que prácticamente no contó con minutos, pero su buena forma no podía detener a la plantilla de los griegos, estelar, trabajadora y, a primea vista, casi irreductible. El fantástico inicio de Juancho Hernangómez fue coronado por un espectacular mate de Nunn ante dos rivales, fuegos artificiales que convirtieron al OAKA en el infierno habitual y que elevaron la ventaja local hasta los cinco puntos. Erraba una y otra vez el Madrid desde la línea de tres (falló los diez que lanzó en la primera mitad) y solo Hezonja era capaz de sumar. De hecho, los primeros siete puntos merengues llevaron su firma. Tuvo que recular Mateo y sacar inmediatamente a Tavares , porque el aro blanco era un festín, atravesado sin piedad desde todas las posiciones. El caboverdiano tuvo un impacto positivo, aunque el Panathinaikos , tras cinco puntos consecutivos de Nunn, ya estaba nueve arriba cuando acabó el primer cuarto (24-13). Los atenienses querían hundir al Madrid en cada posesión, humillarlo, confirmar que, a día de hoy, están a años luz de su baloncesto. La frustración comenzaba a ser evidente y Feliz se llevó la primera técnica de la noche, impotente el dominicano porque no podía frenar a Nunn, máximo anotador de la competición y que, una vez más, firmaba una actuación sublime. También sufría Musa ante Hernangómez, que tras tanto tumbo en su carrera parece haber revivido en la capital helena. Sin embargo, cuando más oscura parecía la noche, la determinación de Tavares y Hugo González revivieron a los visitantes, que consiguieron reducir la diferencia a solo seis puntos cuando, unos minutos antes, había sido de 14. Pecaba de ambicioso el Panathinaikos , quería lucirse con tiros imposibles y proporcionó una importante bombona de oxígeno a sus rivales que pese a mostrar mejoría, cometían demasiados pecados a la hora de cerrar el rebote. La mejor noticia al descanso era que, a pesar del chaparrón, los verdes solo vencían por siete (40-33). Tras la reanudación, volvieron los locales a la carga con un parcial de 8-0. Campazzo , Musa y las teóricas estrellas eran invisibles y, una vez más, solo Hezonja y Tavares daban razones para tener fe. Croata y caboverdiano se conjugaron para devolver el puñetazo inicial. El Madrid, con un orgullo único, se negaba a descolgarse en el electrónico. De hecho, ya pasado el ecuador del tercer cuarto estaba a solo siete puntos, buenas noticias cercenadas de nuevo por Nunn , que se inventó otro mate para el recuerdo, esta vez sobre Tavares. La decisión del estadounidense hizo recular a los merengues, que llegaron al último cuarto con pocas opciones de éxito (63-53). Alguna que otra duda le entró a los griegos cuando más cerca estaban de matar el encuentro. Además, perdieron a Gabriel por lesión, incertidumbre que intentaba aprovechar el Madrid para firmar una remontada impensable, casi histórica. Fernando estaba fantástico en el poste, pero las acciones del angoleño no conseguían cimentar a sus compañeros, dispersos, indecisos, tan heroicos como endebles, un hábitat perfecto para que Nunn acabase de rematarles.

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