Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP Código APPLogan tiene 17 años y, como muchas chicas de su edad, de vez en cuando cuelga en TikTok vídeos en los que baila y hace karaoke. En su cuenta en esta red social ha anclado uno, el primero , en el que, con una rosa en las manos, se despide de su padre, a punto de subirse a un autobús de la compañía aeroespacial Boeing. Era el 5 de junio de 2024 y no ha vuelto a verlo desde entonces. «No está muerto, solo atrapado en el espacio. No estoy nada preocupada, solo le echo de menos», se lee en el texto que acompaña al vídeo, que suma ya más de 25 millones de reproducciones, algo increíble para una adolescente anónima sin apenas publicaciones. Logan es la hija menor de Barry ‘Butch’ Wilmore , astronauta de 62 años. Wilmore y su compañera Sunita Williams , de 59, despegaron desde el centro espacial John F. Kennedy, en Cabo Cañaveral (Florida) en el primer vuelo de prueba tripulado de la nave Starliner de Boeing.Iban a pasar ocho días en la Estación Espacial Internacional (ISS), pero la cápsula, construida para convertirse en transporte habitual de carga y tripulación de la agencia espacial estadounidense, sufrió problemas técnicos durante el viaje. La NASA decidió dejar a los dos astronautas allá arriba, como parte de la tripulación de la plataforma orbital, hasta encontrar cómo traerlos. Tras sucesivos retrasos, se prevé que regresen a la Tierra a mediados o finales de marzo en una nave Dragon de SpaceX, compañía de Elon Musk y competencia directa de Boeing. Ocho días convertidos en nueve meses.Muchos seguidores de Logan le hacen llegar ánimos y admiración. Algunos rezan por su padre. «¿Por qué está atrapado?» , preguntan otros con curiosidad. «Había fugas de helio y cinco de los ocho propulsores no funcionaban correctamente. No querían correr el riesgo de enviarlos de vuelta en el vehículo, así que en lugar de eso, simplemente enviaron la nave de regreso sin tripulación», responde ella.La peripecia de los dos astronautas ha sido seguida por millones de personas en todo el mundo, preocupados por si tenían suficiente comida, su salud e incluso si disponían de suficiente ropa interior.Esta es su odisea a 400 kilómetros sobre la Tierra , sin gravedad ni aire fresco ni ciclos fijos de tiempo, alejados de sus familias mucho más tiempo del que creían. La historia sobrepasa la aventura personal. El hecho de quedarse ‘varados’, un término utilizado por medios y público pero que ellos mismos y la NASA rechazan, ha sido aprovechado por el nuevo presidente de EE.UU. Para Donald Trump, es una oportunidad para vilipendiar a la anterior administración de Joe Biden, a la que acusa de lo sucedido, y ensalzar como héroe rescatador a Musk, su mano derecha; da igual que la NASA ya hubiera acordado meses antes el uso de una de las naves de SpaceX para traerlos de vuelta.«Personalmente creo que la política no ha jugado ningún papel en nuestra vuelta», ha señalado a menos de un mes de su regreso Butch Wilmore en una rueda de prensa desde la ISS. Más allá de la guerra dialéctica, la gestión de la avería ha puesto de manifiesto la desigual rivalidad entre Boeing y Space X , cuyo dueño y hombre más rico del mundo adquiere cada vez más poder.EL LANZAMIENTOEra la primera prueba con tripulación y la tensión, máxima. Williams y Wilmore partieron puntualmente a bordo de la Starliner a las 10.51 hora local (16.51 hora peninsular española) el 5 de junio de 2024.Antes, la nave de Boeing había volado vacía solo en dos ocasiones: en 2019, fue enviada a la ISS, pero se perdió y acabó volviendo a Tierra; en 2022, atracó en el laboratorio orbital y regresó, pero ya presentó algunos problemas. El primer vuelo con tripulación se había fijado, en realidad, un mes antes. Una fuga en el cohete Atlas V que iba a impulsar la cápsula, otros escapes descubiertos después y anomalías en la última cuenta atrás lo retrasaron un par de veces , algo común en el lanzamiento de un nuevo vehículo espacial. A fin de cuentas, las compañías se juegan su prestigio, una cantidad ingente de dinero y la seguridad de los astronautas. El 5 de junio, inesperadamente, los problemas serios para la Starliner no ocurrieron sobre el terreno. Llegaría después, en el espacio. full-width centro centro centro centro centro centro centro centro centro centro centro centro centro centro centro Pero, ¿qué había pasado? Las pruebas para esclarecer la causa de los fallos se alargaron meses: se realizaron tests tanto en la nave acoplada a la ISS como con réplicas de los motores en las instalaciones de la NASA en White Sands (Nuevo México, EE.UU.), cerca de donde está previsto el aterrizaje de la nave. Boeing confiaba en poder solucionar el problema. Según los técnicos, los motores se calentaban más de lo esperado cuando se activaban varias veces en poco tiempo. La solución pasaba por modificar el uso de los propulsores, encendiéndolos con menor frecuencia. No creían que fuera un fallo de diseño de la nave. Incluso emitieron un comunicado en el que afirmaban que los astronautas volverían en agosto . El optimismo de Boeing chocaba, sin embargo, con las esperanzas de la NASA. «No comprendemos bien la física detrás del problema», llegó a asegurar Steve Stich, gerente del programa de tripulación comercial de la agencia. Mientras los días corrían, el destino de Williams y Wilmore seguía sin aclararse. Y, en el horizonte, ya se barajaba la posible intervención de Elon Musk y SpaceX.Finalmente, el 24 de agosto, la NASA anunciaba que Williams y Wilmore no volverían en la Starliner, sino que se sumarían a la siguiente tripulación que iba a llegar a la ISS. Se trataba de la Crew-9, que viajaba en una Dragon de SpaceX. A bordo, iban solo dos de los cuatro astronautas para los que tiene capacidad, para así dejar espacio a los ‘atrapados’ y traerlos de vuelta. Con este equipo han convivido durante seis meses a la espera del ansiado regreso. Mientras tanto, la Starliner volvió a la Tierra vacía el 7 de septiembre. Aterrizaje de la Starliner, ya de vuelta sin la tripulación. AFPUNA NAVE VACÍALos problemas no acabaron aquí. En diciembre, SpaceX y la NASA anunciaron que la misión Crew-10 , destinada a relevar en la ISS a la Crew-9, se retrasaría hasta finales de marzo. Como cada tripulación que sube debe convivir con la que ya está en el espacio lista para regresar durante, al menos, una semana, la vuelta de Williams y Wilmore se demoraba hasta abril. EL REGRESOLa NASA decidió en febrero no retrasar más el regreso y enviar a la Crew-10 el 12 de marzo. Ocurrió semanas después de que Donald Trump utilizara las redes para pedir pomposamente a Musk que rescatase como un héroe a los astronautas, algo que en realidad ya se había decidido en verano. «Acabo de pedirle a Elon Musk y a SpaceX que ‘vayan a buscar’ a los dos valientes astronautas que han sido prácticamente abandonados en el espacio por la administración Biden», escribió en su red Truth Social. «Elon pronto estará en camino» , añadió. Musk recogió el guante y volvió a culpar a Biden, a sabiendas de que el fallo técnico era responsabilidad de Boeing.POR QUÉ NO HAN VUELTO ANTESLos astronautas en la Estación Espacial Internacional siempre deben contar con un asiento disponible en una nave para que, en el caso de emergencia grave (como un choque de la ISS con basura espacial o asteroides, o una urgencia médica), puedan refugiarse o incluso volver a la Tierra. Eso es algo que Williams y Wilmore tenían difícil con la Starliner rota, si bien la NASA aseguraba que se podría utilizar como último recurso. Tampoco el envío de una nave ‘ex profeso’ para rescatar a los atrapados era la mejor idea: tan solo el lanzamiento supone un coste de 220 millones de dólares (55 millones por pasajero), por lo que cada despegue está ajustado al milímetro. Eso sin contar con todo lo que necesita la tripulación para vivir en la ISS: el agua, la comida, el oxígeno y otros suministros, que también se envían regularmente en naves de carga. Y cada kilogramo al espacio cuenta: hacer despegar una nave en un cohete no es una actividad precisamente barata. No es la primera vez que astronautas que viajan al espacio quedan ‘ atrapados ‘. El último caso ocurrió hace apenas un año, cuando los cosmonautas de Roscosmos Serguéi Prokopyev y Dmitri Petelin , junto con el astronauta de la NASA Frank Rubio , tuvieron que alargar su misión de seis meses a un año después de que se registraran fugas de refrigerante en varias naves Soyuz rusas, incluida en la que debían volver. Al final Rusia optó por enviar una nueva nave vacía para rescatarles, aunque la duración de la misión se vio afectada para no trastornar el complejo calendario de la ISS. También los astronautas Terry W. Virts (NASA), Anton Shkaplerov (Roscosmos) y Samantha Cristoforetti (ESA) vieron cómo su misión se alargaba de 6 a 7 meses después de que una nave de carga rusa se perdiera en el espacio.Otro episodio mucho más cinematográfico ocurrió durante el fin de la Guerra Fría. Los cosmonautas Serguéi Krikalev y Alexander Volkov despegaron de la URSS en 1991 con destino a la estación espacial soviética MIR. Durante su estancia, el Muro de Berlín, junto con el régimen soviético, cayó, y ellos se quedaron en el limbo mientras sus compatriotas resolvían «problemas más prioritarios» en la Tierra. ¿QUÉ HAN HECHO TODO ESTE TIEMPO?Inicialmente, el programa de los astronautas de Boeing consistía en realizar durante seis u ocho días una serie de pruebas para recabar información sobre el comportamiento de la nave de cara a futuros vuelos. Pero el cambio de planes los introdujo de lleno en la vida de la estación. Allí, la pareja ha completado tareas científicas y operativas, que incluyen operaciones robóticas, observaciones de la Tierra y el mantenimiento del sistema de Gestión del Agua de las Plantas (PWM, por sus siglas en inglés), que consiste en conocer cómo regar y nutrir plantas cultivadas en el espacio.Además, Williams se convirtió en la comandante de la Expedición 72. El 16 de enero, hizo un paseo espacial -el octavo de su carrera- junto a su compañero Nick Hague para reemplazar un conjunto de giroscopios que ayuda a mantener la orientación del puesto de avanzada orbital. Y el 30 de enero, ambos astronautas ‘atrapados’ salieron al exterior de la ISS durante 5,5 horas, lo que convirtió a Williams en la mujer que más tiempo ha pasado fuera de la plataforma orbital : 62 horas y seis minutos.Williams durante el paseo espacial nasaNo todo es trabajar. Las tripulaciones deben realizar aproximadamente 2,5 horas de ejercicio al día para mantener fuertes los huesos, los músculos y la circulación. También tienen teleconferencias periódicas con un psicólogo. En su tiempo libre, se comunican con sus familias, a quienes solo han visto u oído a través de una pantalla. Wilmore y Williams llevan nueve meses viviendo un sueño, pero lejos de sus hogares, de celebraciones familiares o abrazos. Apartados de una vida que ha seguido su curso, y de la que ellos han sido meros espectadores. Ambas familias habían sido advertidas antes del lanzamiento de que la aventura podría durar más de lo previsto. Lo aceptan, están acostumbradas. «Llevo aquí arriba tanto tiempo que he estado tratando de recordar cómo es caminar. No he caminado. No me he sentado. No me he acostado» Suni Williams«Nosotros estamos felices: el espacio es un sitio increíble y muy poca gente tiene la magnífica oportunidad de estar aquí. Pero la parte más difícil es decirle a tu familia que no sabes exactamente cuándo volverás y que posiblemente no estés para esa celebración. Eso es lo más complicado », aseguró Butch Wilmore en la recta final de su odisea espacial. Él se ha perdido buena parte del último año de secundaria de su hija pequeña y el segundo de universidad de la mayor, Daryn. Según cuenta Logan en TikTok , su padre tiene «un iPad con el que puede hacer videollamadas diariamente y podemos fijar llamadas con él los fines de semana». «Es muy guay porque nos enseña un montón de imágenes de la Tierra. Me gusta mucho ver el atardecer», contó Daryn.Wilmore también se ha perdido el treinta aniversario de su boda. Su mujer Deanna ya tenía claro hace meses que no vería a su marido hasta «febrero o marzo». «Hay que dejarse llevar y esperar lo inesperado. Él está contento donde está», dijo en verano en unas declaraciones a un canal local estadounidense.Suni Williams no tiene hijos, pero sí un esposo y una madre, ya mayor, de la que está especialmente pendiente. Habla con ella «prácticamente todos los días». «La llamo para ver cómo está. Así que es una relación un poco diferente a la que potencialmente habíamos planeado para los últimos meses. Pero nos las estamos arreglando », declaró la astronauta, que celebró en el espacio el pasado 19 de septiembre su 59 cumpleaños.Los astronautas también han contactado con estudiantes y aficionados de todo el mundo para compartir detalles sobre su vida y su trabajo en microgravedad, e incluso han ofrecido una entrevista a la CNN.Los astronautas de la NASA, durante la celebración de Acción de Gracias. REUTERSLA MISMA ROPA DURANTE SEMANASPero habitar una lata del tamaño de una casa de seis habitaciones con hasta diez personas más, sin poder abrir una ventana ni salir a darse un respiro y con sus seres queridos lejos, no es fácil. ¿Cómo solucionan los problemas de intendencia? ¿Hay suficiente comida?¿Y suficientes cambios de ropa? «Estamos bien alimentados», aseguró en su momento Wilmore.En una misión de pocos días, los astronautas tienen que llevarse su propia comida, pero en la ISS hay un despensa bien aprovisionada y suministros adicionales en caso de que haga falta. La fruta se puede comer en su forma natural, pero muchos alimentos requieren agua para hidratarlos, como los macarrones o los espaguetis. Como no hay frigorífico, la comida necesita de una preparación especial para que no se deteriore. Una de los platos favoritos allá arriba son las tortillas: el carbohidrato da mucha energía, son fáciles de almacenar y no dejan migas que floten y acaben dentro de algún sistema, lo que puede resultar peligroso. Además, duran 18 meses. En cuanto al problema de lavandería, Williams ha explicado que en el espacio la ropa queda suelta, por lo que puedes usarla durante semanas sin problemas. Qué remedio, porque en la ISS no hay lavadora. Generalmente, los astronautas llevan dos maletas pequeñas y, a veces, usan la misma ropa interior durante una semana . Cuando no pueden aguantar más la suciedad y el olor, las prendas se destruyen, mientras se espera la llegada de más suministros desde la Tierra.RUMORES SOBRE LA SALUD DE WILLIAMSLa imagen de Williams que desató la polémica y los rumores sobre su salud. nasaEn noviembre, una fotografía en la que Suni Williams parecía demacrada causó revuelo por temor a que su salud se estuviera deteriorando . Sin embargo, la NASA y ella misma lo desmintieron, atribuyendo su aspecto a cambios en los fluidos por la ingravidez. «Nadie ha tenido que hacer dieta ni restricciones calóricas, no ha habido ninguna limitación», aseguró Dana Weigel, directora del programa de la ISS. En enero, en una videollamada con estudiantes de la escuela de secundaria de Needham, en Massachusetts, donde ella misma estudió, Williams reconoció a los alumnos cómo es vivir en microgravedad. «Llevo aquí arriba tanto tiempo que he estado tratando de recordar cómo es caminar . No he caminado. No me he sentado. No me he acostado. No tienes que hacerlo. Simplemente puedes cerrar los ojos y flotar donde estás ahora mismo», explicó. UN CAMBIO DE PARADIGMA EN LA NASAEl viaje de Wilmore y Williams es algo más que una peripecia en el espacio. También refleja un cambio de paradigma en la NASA. Tras el fin del programa de los transbordadores espaciales, la agencia espacial estadounidense empezó a decantarse por apoyarse en empresas privadas. La idea era adjudicar contratos a varias compañías que trabajasen en paralelo el mismo proyecto. Uno de los programas más jugosos era el de crear un vehículo espacial para llegar a la estación espacial. La NASA eligió en 2014 a SpaceX y Boeing para construir naves que transportaran tripulaciones a la ISS, con el objetivo de sustituir a los viejos transbordadores espaciales y dejar de depender de las Soyuz rusas. La cuantía total del contrato fue de 6.800 millones de dólares, de los que Boeing, mucho más consolidada frente a su emergente competidora, se llevó el mejor mordisco: 4.200 millones.La Crew Dragon de Musk y la Starliner de Boeing debían estar listas para 2017, pero ninguno lo consiguió.ELON MUSK SACA VENTAJA, OTRA VEZTres años después, en mayo de 2020, SpaceX se adelantó al lanzar su primer vuelo de prueba tripulado a la ISS. Y, desde entonces, ha ido como un cohete, literalmente. La empresa de Elon Musk ha lanzado 13 misiones tripuladas exitosas. Nueve para la NASA y cuatro para clientes privados. Mientras, Boeing no ha completado ninguna. SpaceX ha conseguido que los lanzamientos sean más baratos y frecuentes. Existen otras compañías que se disputan el futuro del negocio espacial, como Blue Origin, fundada por el multimillonario Jeff Bezos, de Amazon, pero pocas tienen el poderío técnico y financiero de Boeing y SpaceX. Que sea una nave de SpaceX la que rescate a Wilmore y Williams y los traiga de vuelta a la Tierra en 2025 es una irónica jugada del destino.EL FUTURO DE STARLINER, EN ENTREDICHOBoeing planteó Starliner como un ‘taxi espacial’ no solo para la ISS, sino también para dar servicio a tripulaciones privadas, como hizo SpaceX con la Inspiration4 en 2021 o la Polaris Dawn en septiembre de 2024. Pero tras los retrasos para su lanzamiento, los múltiples problemas y la imposibilidad de regresar con sus dos ocupantes a bordo, el futuro de la nave queda en entredicho.La NASA plantea sacar de órbita la Estación Espacial Internacional en 2030, por lo que, con dos tripulaciones por año, en el mejor de los casos, SpaceX tendría unas cinco misiones más a la ISS y Boeing, con la nave Starliner, otras cinco , pero no será capaz de llegar siquiera a eso. La agencia esperaba que pudiera realizar una misión rutinaria en febrero, lo que no ha sido posible. Tampoco confía en que pueda volar en verano (estaba programada para el próximo agosto).Para volver a la ISS, Boeing tendrá que solucionar los fallos que afectaron a la nave, y eso es complicado: los propulsores defectuosos están ubicados en el módulo de servicio, una parte de la nave que se quema en la atmósfera antes de la reentrada, por lo que los ingenieros no pueden echarle un vistazo. Sin el ‘cuerpo del delito’ será difícil confirmar si, como señaló la telemetría de la nave, realmente se produjo un sobrecalentamiento que hinchó y atascó los sellos.La intención de Boeing era ampliar sus relaciones con la NASA y Starliner estaba destinada a ser la joya de la corona. Cada vez lo tiene más difícilDar con la causa de la avería y arreglar el problema podría llevar mucho tiempo -tardaron tres años en solucionar el detectado en el vuelo de 2019- y eso es algo de lo que Boeing carece. Cuanto más tarde esté disponible, menos rentable será Starliner. También puede resultar muy caro: la compañía ya se ha fundido los 4.200 millones de dólares entregados por la NASA en 2014 para el desarrollo de la nave, a los que ha sumado 1.600 de su propio bolsillo.Los programas espaciales son una pequeña parte del negocio de Boeing, dedicado principalmente a la venta de aviones y equipos militares. Sin embargo, la compañía tiene una amplia experiencia en el espacio: construyó las principales partes de la ISS y es el contratista principal de componentes clave del gigantesco cohete construido por la NASA para devolvernos a la Luna, el Space Launch System (SLS), donde también se han encontrado problemas de control de calidad y cuyo futuro podría estar en la cuerda floja. Además, dirige un negocio de lanzamiento de cohetes junto a Lockheed Martin. Pero la intención de Boeing era ampliar sus relaciones con la NASA y ahí Starliner estaba destinada a ser la joya de la corona. Cada vez lo tiene más difícil. A sus problemas internos se suma que el multimillonario Jared Isaacman , amigo y financiador de su mayor competidor, Elon Musk, ha sido nominado por Trump para ser el nuevo jefe de la NASA (a falta de que el Senado le ratifique). Los problemas de Boeing suponen un revés no solo para la empresa sino también para la NASA, que necesita recurrir a distintas empresas privadas para garantizar sus programas espaciales. Starliner no es el único incendio por apagar al que se enfrenta Boeing . Accidentes, aterrizajes de emergencia, huelgas e incluso un exempleado muerto en extrañas circunstancias han provocado que su sector de aviación comercial afronte una de las crisis más graves de su historia desde los dos accidentes de sus 737, uno en 2018 en Indonesia y otro en 2019 en Etiopía, que se cobraron 346 vidas. En enero de 2024, una puerta de un 737 Max 9 explotó durante un vuelo Portland-Ontario poco después de despegar y obligó a un aterrizaje forzoso. El avión tuvo que volar con un boquete enorme , despresurizado y con 171 pasajeros horrorizados. El suceso hizo que la Administración Federal de Aviación (FAA) obligara a la compañía a paralizar casi todos sus aviones 737 Max 9. Las aerolíneas estadounidenses United Airlines y Alaska Airlines encontraron tornillos y partes sueltas en varios aviones del mismo modelo. Un informe de Wells Fargo hizo que las acciones de la empresa cayeran un 8%. A la espiral de calamidades se suman el incendio en pleno vuelo de un 737-924 diez minutos después de salir de Houston, la detección de defectos en el fuselaje de los aviones, los retrasos en las entregas de los aparatos, una multa de 51 millones de dólares por permitir la descarga de datos técnicos del armamento de EE.UU. en China y la muerte con aparentes autolesiones de un antiguo trabajador, John Barnett, conocido por alertar sobre los problemas de producción. El avión de Jeju Air chocó contra un muro en el aeropuerto de Muan EFEEn marzo del 24, un 787 de la Latam Airlines perdió altura en pleno vuelo , dejando 50 heridos, y vídeos que dieron la vuelta al mundo. Este episodio ocurre en tres ocasiones más, la última en junio de ese mismo año.Por si fuera poco, sus trabajadores en EE.UU. fueron a la huelga siete semanas durante 2024. Y el colofón de las desgracias: el accidente de un avión Boeing surcoreano en el que murieron 179 personas el 29 de diciembre de 2024 . Independientemente del destino de Boeing, Williams y Wilmore, los astronautas de la nave rota, han empezado la recta final del su aventura. Logan podrá ver a su padre en cuestión de semanas. En otro de sus vídeos de TikTok, lamenta las cosas de su vida que se ha perdido por un trabajo tan exigente, pero recuerda que él le enseñó «a servir a otros», un principio que probablemente haya animado a los astronautas en estos largos meses.CRÉDITOS Infografía: Julián de Velasco y Javier Torres Diseño: Rodrigo Parrado Desarrollo: Diana Blanco Texto: Judith de Jorge y Patricia Biosca Vídeo: Juan Bitrián y Javier Nadales Audio: María Romero y Blanca Nava Coordinación editorial: Esther Blanco Fuentes: www.nasa.gov / www.esa.int / www.flyingmag.com / www.spaceflightnow.com / www.payloadspace.com / www.reuters.com/science/ Jonathan´s Space Report / Boeing.com / spacex.com

Leave a Reply