Lorenzo Silva: «España no está siendo generosa con la Guardia Civil»

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Lorenzo Silva: «España no está siendo generosa con la Guardia Civil»

Se mueve con soltura el escritor en el corazón del cuartel de la Benemérita en Illescas, al norte de Toledo. Vaya si lo conoce bien, y no porque haya estado detenido. «Este es uno de los principales escenarios de la novela. Los puestos rurales son los ojos y los oídos de la Guardia Civil , la columna vertebral del cuerpo. Desde aquí se gestiona todo». Lorenzo Silvia –¿en serio necesita presentación el ganador de los premios Nadal y Planeta?– ha elegido un enclave pintoresco para presentar a los medios la nueva entrega de su saga más reconocida: la de Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro , nuestros Sherlock Holmes y doctor Watson con tricornio.Cae llovizna, el fresco estorba y el cielo nos recibe encapotado. El día, desapacible en definitiva, va a juego con el decimocuarto libro de la serie editada por Destino. ‘Las fuerzas contrarias’ se titula, y viene más negra que nunca. Para empezar, porque los dos miembros de la UCO –la Unidad Central Operativa del servicio de la Policía Judicial de la Benemérita– se enfrentarán a dos investigaciones paralelas; una de ellas, el homicidio de una anciana perpetrado en esta localidad toledana. Pero también porque los crímenes se suceden en ese amargo borrón que muchos hemos intentado ocultar bajo la alfombra: el Coronavirus que nos relegó durante meses al interior de las viviendas y a la cárcel de nuestras mentes.Noticia Relacionada estandar No Jorge Fernández Díaz, premio Nadal con ‘El secreto de Marcial’ Sergi Doria El novelista argentino, colaborador de ABC, completa con este libro un ciclo familiar que empezó hace más de veinte añosPero reducir a esto la nueva aventura de Bevilacqua –Vila para los amigos– y Chamorro es quedarse muy corto. Además de una novela de crímenes y un recordatorio de la pandemia , ‘Las fuerzas contrarias’ explora otros campos todavía sin arar y anhela convertirse en un pequeño reconocimiento hacia agentes como los que hoy nos acompañan por las tripas del puesto de Illescas. «España, que es muy generosa, no lo esta siendo con la Guardia Civil. Hoy, todavía no es considerada una profesión de riesgo», admite un Silva ataviado con americana negra. Hoy hasta la chaqueta va a juego con el estilo de la novela.Homenaje a la BeneméritaDos millones y medio de lectores contemplan al autor. Y uno de ellos es Matías Martínez , jefe de la Compañía de Illescas y jefe también de la Policía Judicial e Información de Toledo. Uniformado y con sus correspondientes galones al pecho, el comandante se declara lector de Silva mientras nos guía hacia una sala ubicada entre furgones y coches patrulla. «Está muy bien informado e instruido sobre la estructura del cuerpo», asegura. Dice encontrarse satisfecho con el aspecto más técnico de la obra; el proceso de investigación. Y lo corrobora después incluso de que intentemos tirarle de la lengua: «Claro que siempre hay cosas que se pueden puntualizar, pero estamos muy contentos. Sus novelas son muy reales».Más real no podría ser la nueva entrega, pues el autor bebe de un precedente que se sucedió en la misma Illescas durante la pandemia. «Fue un homicidio que, por cierto, ya está resuelto», desvela Martínez. Y es que la máxima que nos repite una y otra vez Silva es que nuestra Guardia Civil poco o nada tiene que envidiar a otros tantos cuerpos europeos. «Aquí, en apenas 24 horas, resolvieron un homicidio que estaba en todas las televisiones. Y eso no es algo que se consiga en el resto del mundo», explica orgulloso ya en la sala de presentaciones. Un salón que, por cierto, fue en su momento galería de tiro y se sitúa hoy a la vera del tatami en el que se entrenan los agentes.Silva ha convertido a Vila y a Chamorro en los máximos exponentes de esos guardias civiles anónimos que luchan por resolver crímenes en la trastienda de la sociedad. Lo lleva haciendo mucho tiempo, de hecho. Porque sí, ‘Las fuerzas contrarias’ se publica treinta años después de que dejara negro sobre blanco la primera obra protagonizada por este binomio. «La mandé a una docena de editoriales y, en principio, nadie la quiso», bromea. Le preguntamos el porqué, y lo tiene claro: en los años noventa, la novela negra era un tema de nicho. Hoy todo ha cambiado; al menos, en lo que se refiere a los lectores. Otros mundos parecen inalcanzables. «Creo que una de las cosas que me inhabilita para ser académico es dedicarme a la literatura popular o de género. Está peor considerada», finaliza.Heridas por cerrarEl actor secundario de ‘Las fuerzas contrarias’ es el Covid; un monstruo de mucho peso para Silva al que, insiste, nos queda pendiente derrotar. «Me han preguntado por qué me acerco a ella. Han pasado cinco años y tenemos el deber de afrontar esa situación. La sociedad no lo quiere hacer porque es amargo, todos hemos perdido personas», apostilla. No llama a señalar responsables con el dedo acusador, pero sí invita a analizar errores pretéritos: «Me he leído la estrategia de seguridad nacional del año 2011. En ella se hablaba ya de pandemias, de enfermedades respiratorias graves y de la necesidad de tener recursos para hacer frente a amenazas de este tipo. Pero, en los siguientes nueve años, ni siquiera se compraron mascarillas», evoca. Las fuerzas contrarias Editorial DestinoTodo este cóctel gira alrededor de la figura de Caridad, una anciana asesinada en su domicilio cuyo homicidio podría haber pasado por alto en mitad de aquel torrente de muertes y saturación policial. «La elección del crimen me vino dada por un amigo de la Guardia Civil. Mientras estaba confinado en Illescas me dijo que, cuando se encontraban con cadáveres en las viviendas, las defunciones se certificaban desde el portal», completa. El escenario, admite, era idílico para un asesino avezado. «En la novela, el criminal va embozado en el velo de la pandemia», suscribe. Como para no aprovecharlo.Con todo, admite que su novela llama también al optimismo. Porque sí, hasta una pesadilla sanitaria con miles de muertos puede esconder un rayo de luz. «El impacto de la pandemia fue transformador en sentidos no necesariamente negativos. Durante el confinamiento, la lectura con mi hija era la prioridad de la jornada», señala. Desde entonces, admite, hacen lo propio a diario.

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