Maribel Verdú: «Desde hace muchos años pienso que va a ser el último»

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Maribel Verdú: «Desde hace muchos años pienso que va a ser el último»

Maribel Verdú es puro nervio, solo que a veces lo saca a pasear y otras lo mantiene a raya, contenido. En su último trabajo, la serie ‘Cuando nadie nos ve’, impone con pocos gestos y apenas muda el rictus, serio hasta cuando sonríe, pero en la silla, charlando ya «relajada», se mueve, incontenible. «Hay otra Maribel que afortunadamente existe y solo conoce mi gente que es la loca carioca, porque si no me moriría. Ese libra con géminis que tengo me apaña muy bien esa cosa mía de TOC casi con la loca de voltereta y hacer el pino cuando me bebo un vino. Mira qué rima», suelta, como descubriendo algo, en una entrevista con ABC. Con más de setenta películas a sus espaldas, dentro y fuera de España, es la primera vez que la actriz trabaja a las órdenes de Enrique Urbizu , que la llama Maribeltxa, le enseña los secretos de ‘La diligencia’ de John Ford y la dirige en la ficción que se estrena este viernes en Max. También es la primera vez que se pone el tricornio, «durito en todos los sentidos», a pesar de haber vivido «ese rigor» donde «ni tosías en casa» por la educación militar, cortesía de su abuelo materno, desde los «cero a los dieciocho años». «Siempre digo, ah, la primera policía, la primera abogada. Ahora, de repente, la primera guardia civil de mi carrera. Es maravilloso. Y, además, son personajes que cuando eres joven no puedes hacer», comenta, encantada con su sargento judicial de la Benemérita, que investiga un crimen, una desaparición, un asesinato y una extraña droga que provoca alucinaciones a los nazarenos y costaleros del paso de Semana Santa en Morón de la Frontera, donde lo muy castizo choca, de golpe y a base de sangre, con la cultura nipona y, sobre todo, con la norteamericana de la hermética base de la ciudad andaluza. Noticia Relacionada Semana Santa de Morón estandar No Los prejuicios de Maribel Verdú, la Borriquita y el susto por los nazarenos Lucía CabanelasTambién ha sido el primer acercamiento de Maribel Verdú a la Semana Santa, a una procesión única y casi de verdad que la serie permitió celebrar en el pueblo de 28.000 habitantes después de que las lluvias ahogaran el fervor en agua. «No había vivido nada de esto, ni sabía nada de Semana Santa. No tiene que ver con la religión, sino con un sentimiento tan increíble que se apodera de ti que yo ahora, en mi vida, lo único que quiero es vivir Semana Santa. Nunca en mi vida he sentido algo igual. Eran su borriquita, sus pasos… todo lo que se hizo fue para nosotros, para rodarlo. Y yo estaba ahí, no me podía creer lo que pasaba por mi cuerpo. Es muy bestia», recuerda la protagonista de este thriller, que transcurre entre el Viernes de Dolores y el Viernes Santo. Extrovertida, expansiva, su forma de ser contrasta también con casi todos los papeles que le han ofrecido a lo largo de su amplia trayectoria. El de la sargento Lucía de ‘Cuando nadie nos ve’ , tan «metida para adentro, un hueso», no es la excepción sino la regla. «Curiosamente, mis personajes son todo mujeres que lo pasan mal, mujeres que tienen que luchar por las vicisitudes que les pone la vida, el día a día, mujeres que tienen que cargar ellas solas, de repente, con hijos. Me encanta hacer esos personajes casi siempre muy para adentro porque a todos nos gusta hacer cosas con las que no tienes que ver en la vida», reconoce. Los retos no la asustan porque, de momento, la suerte no le ha dado la espalda. Será porque entiende la vida como «estudio, disciplina y constancia», aunque su formación como actriz ha sido autodidacta. Y, sin embargo, a pesar de haber trabajado con directores como Francis Ford Coppola, Alfonso Cuarón, Guillermo del Toro y Rodrigo García, «el otro mexicano importante» con el que ha trabajado dos veces, Maribel Verdú no puede evitar sentirse insegura cada vez que termina un proyecto. Con miedo, «cagada», por cumplir años, por si el próximo papel no llega y se queda en eso, en un condicional, en nada. El síndrome del impostor, que se pega más que el aceite. «Lo de las mujeres a los cuarenta es verdad que existe y pasa, a mí no me pasó pero lo vivía y veía que es así. Voy cumpliendo años, llego a los cincuenta y creo que ya va a ser mi último año, que ya se acaba. Voy a cumplir cincuenta y cinco y no solo me están ofreciendo personajes increíbles sino que encima siguen siendo protagonistas. Estoy interpretando lo que existe en la vida y hay que enseñarlo, está ahí, y ahora mismo el cine y la televisión nos están dando voz. Pero, curiosamente, desde hace muchos años pienso que va a ser el último año, que ya no…», explica la actriz. Y, de pronto, silencio, ya no sonríe. Suspira. Y Maribel Verdú se derrumba. «La gente que me conoce lo sabe, esto no es una tontería. Cada año digo, ya está, ya está, siempre pienso que ya está… Tú no sabes cómo he venido hoy, es que me dan ganas de llorar. Es un examen constante… Ahora estoy relajada, pero he venido temblando, muerta de miedo».

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