El 8M: un chasco para el feminismo, un atasco en Madrid

Home People El 8M: un chasco para el feminismo, un atasco en Madrid
El 8M: un chasco para el feminismo, un atasco en Madrid

Entre la insidiosa lluvia y los recientes casos de escándalos sexuales y machistas que acechan a la izquierda, el 8M pinchaba en Madrid . Este año, el feminismo llegaba a su fiesta grande debilitado y fragmentado, y se notaba. La primera manifestación, la de la Comisión 8M, arrancaba a las doce de la mañana desde Atocha, acompañada por la persistente lluvia y notablemente mermada en comparación con anteriores convocatorias. Lo que no disminuía era su lista de reivindicaciones, bajo el manto morado del feminismo entra todo: del anticapitalismo al antirracismo, de los derechos laborales de las trabajadoras sexuales a la repulsa por los feminicidios en México, de las pensionistas a las madres monoparentales, ecologismo, antiedadismo, indigenismo, trans, bis, sobre, tras, a, ante, bajo, cabe… todo. Hasta mi favoritos del año pasado hoy habían vuelto, aunque lloviese: trans con Palestina (ese oxímoron maravilloso solo comparable al que supondría un pollo con una pancarta de apoyo al Kentucky Fried Chicken de la esquina). La marcha (minimarcha) antitodo avanzaba a una velocidad razonable, de crucero (mitad porque llovía, mitad porque, sin aglomeraciones, se avanza con fluidez). Los grandes figurones de la lucha feminista (las Monteros, las Belarras, las Díaz) se dejaban esta vez de baños de masas (porque no había masa) y se limitaban a dar unas declaraciones a los medios echando balones fuera: que si la guerra, que si el feminismo. En la puerta del Prado, la cola de visitantes no tenía nada que envidiar a la discreta asistencia de manifestantes, manifestantos y manifestantas. La convocada para la tarde , la del Movimiento feminista de Madrid, no iba a remontar. Abolicionista, crítica con la ley trans y antipornografía, arrancaba con retraso por la poca afluencia, que no por la lluvia que le daba tregua. «La lluvia es abolicionista», gritaban, y también «el 8M no quiere penes» y «estamos hasta el culo de tanto machirulo». Son abolicionistas pero no sutiles: que la pornografía enseña a violar, que pagar por sexo es violación y que los jueces, archivando, también están matando. Noticia Relacionada estandar No La izquierda saca el paraguas este 8M para cubrirse de los escándalos Gregoria CaroLa ministra de Igualdad, Ana Redondo, no se decidía entre ser abolicionista o no serlo, entre si mujer es todo el que sienta que lo es o no, entre porno sí o porno no… y al final iba a las dos. Que lo mismo da que lo mismo tiene ocho que ochenta y, total, si ya iba de morado y estaba en la calle. Pues p’alante. En las calles adyacentes no se veía, como otros años, grupitos de mujeres pintándose unas a otras o corriendo para llegar a tiempo. Los turistas y paseantes que iban y venían lo hacían sin problemas, los niños coreaban consignas pegadizas de las manos de sus padres mientras estos tiraban de ellos para que avanzasen, mi amiga N. paseaba a su perro tan tranquila. Hasta en los bancos, pobre mobiliario urbano, era poca la gente que se encaramaba para hacer una foto. La cabecera, con una imagen de Giselle Pelicot, apenas llegaba a Gran Vía cuando ya en Cibeles solo quedaban jirones del pinchazo. El 8M ha supuesto, a un sábado en la ciudad, lo que un atasco o un desvío por obras, no más. Al feminismo, un chasco (con charcos).

Leave a Reply

Your email address will not be published.