El rearme de Europa es ya una realidad. Los 27 avalaban este viernes, por unanimidad, el plan de la presidenta de la Comisión Ursula Von der Leyen con el que la Unión invertirá 800.000 millones de euros en defensa y permitirá a los Estados miembro reorientar fondos europeos con el mismo fin. España ya ha anunciado que tratará de incrementar su gasto en defensa hasta llegar el 2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB). Y antes de 2029, como era su primer objetivo. Todo esto sucede en un contexto geopolítico donde el viejo continente precisa reforzar su autonomía frente a la volatilidad estadounidense y teniendo el conflicto en Ucrania como telón de fondo.Noticia Relacionada estandar Si J. D. Vance, el perro de presa que ya apunta a sucesor de Trump Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva York Su discurso en Múnich contra Europa y su papel en la bronca con Zelenski en el Despacho Oval le han puesto en el focoAsí, el apoyo de Europa a Ucrania, junto a su decidida apuesta por aumentar el gasto militar, han espoleado, más todavía, a la industria armamentística. Se estima que, tras la última cumbre de líderes internacionales celebrada hace una semana en Londres , las empresas europeas de defensa ganaron más de 30.000 millones en Bolsa. La Bolsa de París o el Dax alemán han tocado en los últimos días máximos históricos. Es el negocio del momento.Una de esas empresas, que también se ha disparado en Bolsa más de un 18% tras la cita en la capital británica es la alemana Rheinmetall, la mayor potencia armamentística del país teutón y una de las más fuertes de Europa. Hace unos meses, firmó un acuerdo milmillonario para suministrar artillería a las Bundeswehr –fuerzas armadas de Alemania– y a sus aliados, además de apoyar a Ucrania. La carrera armamentística de Rheinmetall RHEINMETALL.ESEl gigante germano tiene una filial en España, Rheinmetall Expal Munitions, que cuenta con varias sedes diseminadas en puntos del país. En Burgos, Murcia, Albacete, Vizcaya, en Asturias y, por partida doble, en Extremadura: con fábricas en los municipios de El Gordo y Navalmoral de la Mata, ambos en el norte de la provincia de Cáceres. Se estima que, entre ambas fábricas, dan empleo directo a 600 personas, generando un «efecto tractor al demandar multitud de servicios que son atendidos por otras empresas extremeñas», como apunta el presidente de la Cámara de Comercio de Cáceres, Gabriel Álvarez.En El Gordo, municipio de poco más de 300 habitantes, buena parte de los vecinos viven de la fábrica, que cuenta con más de 200 trabajadores. Ramiro, que regenta el bar Oasis desde hace cuarenta años, admite que «gracias a la fábrica, el pueblo no se ha muerto». De hecho, es extraño encontrar a algún vecino que no tenga relación con Rheinmetall. Quien no trabaja, ha trabajado dentro. O él o alguien de su familia. Es el caso de Josefa. Su marido y sus hijos han trabajado en la factoría. Ahora, lo hace su nuera: «Si las armas no se fabrican aquí, se fabricarán en otra parte». «Salvó al pueblo»Vecinos de El Gordo cuentan a ABC que en el municipio «no hay ni gota de paro». La fábrica es su gran industria. Y de ella viven municipios «a cincuenta kilómetros a la redonda». Jeanette, que trabaja en la hostelería, cree que la llegada de lo que antes se conocía como Expal –empresa que fue posteriormente integrada dentro de Rheinmetall– «salvó a El Gordo». Lo sabe bien Miguel, que trabajó durante treinta años, primero en la fábrica de El Gordo y después en la de Navalmoral de la Mata: «Era un trabajo muy cómodo, fueron los mejores años de mi vida (…). La llegada de los alemanes ha sido la hostia, ahora están todos fijos».El Gordo tiene 300 habitantes; muchos empleados en Rheinmetall Expal Munitions. Abajo a la izquierda, vecinos de El Gordo como Josefa y Gonzalo, que hablan del beneficio que deja en el pueblo la empresa. A la derecha, Miguel Blázquez, trabajó treinta años en Expal y dice que «los alemanes son la hostia. Ahora todos los empleados están fijos» FOTOS: DE SAN BERNARDOEs cierto, sin embargo, que existe cierto hermetismo en torno a la empresa. Los trabajadores tienen contratos de confidencialidad con la matriz germana, por la complejidad del sector, pero no hay nadie en El Gordo que no conviva, de una u otra manera, con la fábrica. Es parte de su día a día desde hace décadas, aunque no evita que haya quien mantenga una posición contraria a su existencia.Sin ir más lejos, hace apenas unos meses, se organizó una manifestación a las puertas de la sede de Navalmoral para exigir el alto al fuego en Gaza.La nuclear de AlmarazQuince minutos en coche separan las dos sedes en suelo extremeño. Es la distancia entre El Gordo y Navalmoral, ambos ubicados en la comarca cacereña del Campo Arañuelo, que vive en vilo por el cierre de la central nuclear de Almaraz. El caso de Navalmoral, que cuenta con 17.000 habitantes, no es tan distinto al de sus vecinos comarcales. Allí, Rheinmetall da trabajo a más de 300 personas, de las cuales más del 80% tienen contratos indefinidos, en una fábrica centrada en piezas de metal que después se usan para munición u otros fines armamentísticos. No en vano, la fábrica empezó siendo, en los años ochenta, un antiguo taller de maquinaria dedicado al metal.El alcalde de Navalmoral, Enrique Hueso, confiesa a ABC que el «impacto en la economía local es muy fuerte». No solo por los cientos de empleos directos, sino por lo que genera para «talleres, ferreterías o tiendas de recambios» de la localidad. Además, el primer edil confirma que la fábrica está ampliándose. Aspiran a tener «600 trabajadores antes de que termine 2025», solo en la sede de Navalmoral. El gobierno local está trabajando en crear «sinergias», aprovechando el empuje de Rheinmetall: «Sabemos cómo es el sector en Asturias, debemos crear un corredor que una el sur con el norte», defiende Hueso. «La fábrica da trabajo a la mitad del pueblo. Aquí solo tenemos cárnicas y un hotel» Ricardo García Vecino de El GordoNavalmoral entiende que el sector de la defensa brinda a la comarca y al resto de la región una oportunidad industrial mayúscula. En la misma línea, el presidente de la Cámara de Comercio de Cáceres cree que hay un «enorme potencial de crecimiento aprovechando la capacidad ya instalada en la región». Además, apunta Álvarez, como también lo hace Hueso, es clave la decisión del Ministerio de Defensa de «crear un nuevo corredor industrial en el ámbito de la defensa siguiendo la Ruta de la Plata, de Asturias a Sevilla», donde Extremadura estaría en una posición privilegiada: «Se esperan crecientes inversiones del Gobierno» aquí.Álvarez cree que Extremadura debe aspirar a constituir un «polo de empresas tecnológicas vinculadas a la defensa». Una oportunidad que no cae de nuevas en la comunidad. En noviembre del pasado año, la Junta de Extremadura organizó unas jornadas, precisamente en Navalmoral, donde se hablaba del nicho de mercado que había en este sector para las empresas extremeñas. Fuentes del Ejecutivo autonómico reconocen a ABC que, igual que es clave la inversión en energía, también lo es en defensa, donde «hay un amplio margen de actividad». Ya en su día, el consejero de Economía, Guillermo Santamaría, reconoció el potencial del sector: «El área de la defensa demanda multitud de servicios en diferentes ámbitos como la tecnología, la investigación, la industria textil, alimentaria o ingeniería, que pueden ser atendidos por empresas extremeñas».Uno de los carteles que señalan hacia la fábrica de Rheinmetall en las inmediaciones de El Gordo De San bernardoEl rural, «necesario»Sea como sea, el Gobierno extremeño entiende que el contexto geopolítico y la existencia de estas dos sedes en la región demuestra que «el mundo rural es muy necesario». Todo dentro de una política de desarrollo, de empleo de calidad, con la que el Gobierno de María Guardiola cree que se puede potenciar el «asentamiento» en municipios de la Extremadura vaciada, como ya ha ocurrido con El Gordo.Con todo y pese a que, para muchos, hablar del sector armamentístico sigue siendo tabú, el contexto geopolítico, los conflictos abiertos y el milmillonario rearme de Europa invitan a pensar que, en los próximos años, se invertirá –mucho– en defensa. El tejido empresarial extremeño es consciente de que está en una posición privilegiada para afrontar esta nueva oportunidad industrial, a la que la región se enfrenta con argumentos y parte del camino ya recorrido, con dos fábricas que funcionan y crecen a pleno rendimiento.

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