«Cada día es especial porque sigo viva». Siete palabras, bajo el paraguas de una inagotable sonrisa, esa que le acompaña siempre y pese a todo, que sirven para entender quién es Loida Zabala (Losar de la Vera, Cáceres, 1987) y por qué, hoy por hoy, es un auténtico icono de resiliencia y superación. Porque detrás de cada campeonato de España, de cada récord, de cada paso al frente, hay una fe inquebrantable: la de creer que los sueños y las metas son mucho más poderosos que el cáncer.Su historia está marcada, pese a su apabullante optimismo, por la tragedia. Era una niña, risueña como ahora, cuando con once años padece una mielitis que le deja un mes en el hospital. Aquella infección la deja en silla de ruedas, pero, lejos de lo cualquier mortal podría llegar a imaginar, ella piensa que, a partir de ahí, su vida «empezó a ser mucho mejor». Lo cree. Lo cree con firmeza: «Todo lo que hacía de pie, lo hago sentada; si no hubiese estado en silla de ruedas no sería deportista de élite, ni sería quien soy ahora», dice. Estuvo un mes en el hospital y recuerda que, cuando le dijeron que podía salir «de esas cuatro paredes», aunque fuese en silla de ruedas, se sintió «libre».Quizás aquel día es el que pone la primera piedra de la Loida Zabala que todos conocen hoy. Ella reconoce que es «optimista y alegre», pero que «no lo ha sido adrede». Simplemente, dice, con toda la naturalidad del mundo, que se ha «centrado tanto en sus sueños» que ha podido con cualquier varapalo. Pudo afrontar la discapacidad, pudo afrontar un episodio de «malos tratos en el año 2012» y está pudiendo con un cáncer de pulmón incurable.En 2023, con varios Juegos Paralímpicos ya a sus espaldas, habiendo sido campeona de España tropecientas veces y también campeona de Europa, a Loida le dan la noticia que «nadie espera recibir». Le dicen que tiene cáncer. El pronóstico no es bueno. Y ella, de primeras, se queda en estado de shock. Hasta que, como hizo con once años, busca levantarse: «No quería tocar fondo, sabía que me lo podía tomar de una manera muy triste, pero recordé cómo reaccioné a los malos tratos de mi pareja, centrándome en los Juegos Paralímpicos de Londres, y ahora tenía que centrarme en los de París». Se centró. Y llegó. Ella cree que su motivación le hizo «sobrevivir». Cree que el deporte hace que se centre solo en lo que quiere conseguir y no en el problema. Centrarse en «los sueños, en los objetivos». Ese camino le llevó, efectivamente, a París, donde mientras luchaba contra un cáncer de pulmón agresivo, se puso su indumentaria, con los colores de España, para competir y ganar algo mucho más importante y trascendente que una medalla: el respeto, el cariño y la admiración de todo el mundo.Noticias relacionadas estandar Si Cuerpos al límite Vivir sin dolor: misión imposible tras dejar el deporte José Carlos Carabias estandar Si Juegos Paralímpicos Los psicólogos de los paralímpicos: del accidente a la medalla a través del diván Laura MartaTras la efervescencia en la que se vio envuelta con su participación en los últimos Juegos Paralímpicos, su vida volvió a la normalidad –entendiéndose por normalidad lo que solo ella ha convertido en normal—. Estos meses, ha seguido trabajando, mejorando y compitiendo, mientras recibe un tratamiento, en pastillas, que tiene una duración, como máximo, de dos o tres años: «Esto es así, es ir alargando la vida un poquito más, hasta donde lleguemos». Su secreto, si es que guarda alguno, parece simple. Y al alcance de cualquiera. Su secreto es que en su día a día todo lo que hace tiene que «apasionarle»: «Cada día es especial porque sigo viva». Debería ser la máxima de todos. Pero en su caso, lo lleva por bandera y a la práctica. Entrenar y entrenarOptimismo y, por supuesto, «entrenar, entrenar y entrenar». Poco después de ser diagnosticada con cáncer, levantó 40kg de peso. «No podía salir sola del coche», ni «pasar del sofá a la silla». En una vida de picos y valles, estaba en el más hondo de los hoyos, pero siguió entrenando. En un año, ha pasado de esos 40kg, a levantar 100kg, batir un nuevo récord y ser campeona de España de halterofilia adaptada.Los Ángeles 2028. Serían sus sextos juegos y va a por ellos. «Ojalá pueda ver una alarma que tengo en el móvil, programada en el día en que, en teoría, no debería seguir viva. Ese es uno de mis objetivos, poder verla». La alarma lleva por título «sigues viva». Ese es su reto, burlar la enfermedad, ir más allá y estar en Los Ángeles : «Al igual que fue difícil ir a París y fuimos, también es posible ir a Los Ángeles». Loida Zabala, durante la entrevista con ABC ANTONIO HIDALGOSu cáncer no tiene cura, pero Loida dice no tener miedo. Lo ha «asumido», aunque sí teme que su familia lo pase mal: «Ellos quieren pensar que voy a seguir viva muchos años más, no quieren hablar del tema». Loida, que nos recibe en un reconocido hotel de Badajoz horas antes de recibir otro reconocimiento público , es por todo ello, por su historia, por sus logros y por su resiliencia, un referente en su tierra, Extremadura, y algo más allá. Es consciente de que ha «motivado a mucha gente». Eso le hace feliz. Tanto como esos sueños que han marcado y siguen marcando su vida. El próximo, el más cercano, es batir el récord de lanzamiento de peso, el deporte que ha empezado a practicar y que ya domina: «Antes del cáncer, creía que tenía todo el tiempo del mundo para empezar a hacer cosas, ahora sé que no puedo dejarlas pasar». Esa es su gran lección: la vida siempre, pese a todo, merece soñarla.

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