Van de Instagram a Snapchat, después se pasan por Twitter, se dejan caer en TikTok… Y vuelta a empezar. Son muchos menores los que usan las redes sociales masivamente y viven en un ‘scroll’ de pantalla continuo . En cualquier caso, el impacto en el cerebro de los adolescentes es un hecho que no podemos obviar, ya que es un cerebro que todavía está en proceso de formación. «El hecho de estar sumido en un entorno constante de estímulos digitales -advierte Antonio Jesús Donaire Pedraza, jefe de servicio de Neurología en el Hospital Sanitas CIMA Sanitas–, influye de manera directa en su desarrollo cerebral y esto tiene implicaciones importantes a nivel neurológico ». ¿Qué podemos hacer para combatir los posibles efectos adversos? El doctor Donaire Pedraza recomienda, entre otras cosas, «establecer horarios de desconexión, el uso de herramientas de monitorización del tiempo, crear zonas libres de tecnología en casa, enseñarles a desactivar notificaciones innecesarias y, por supuesto, advertir sobre los riesgos del ciberacoso».Noticias relacionadas estandar No Secuelas permanentes Lo que dice la ciencia de gritar a los hijos: estos son los efectos en su cerebro Carlota Fominaya estandar No El sencillo consejo de una psicóloga para reconectar con tu adolescente: «Nunca lo olvidemos» Carlota FominayaLo menores de 18 años españoles pasan una media de cuatro horas al día delante de las pantallas. De esas cuatro, casi una hora (59 minutos) la dedican exclusivamente a las redes sociales. ¿Cómo afecta esto al cerebro de los menores?El uso excesivo de las pantallas, especialmente en adolescentes, tiene un impacto notable en el cerebro en áreas relacionadas con la atención, la memoria y la regulación emocional. El tiempo prolongado frente a las pantallas puede fomentar la multitarea, lo que reduce la capacidad de concentración y afecta negativamente al rendimiento académico. Además, la exposición continua a contenidos de redes sociales puede aumentar la impulsividad y disminuir el control sobre el comportamiento, lo que se traduce en decisiones menos acertadas y, en algunos casos, un mayor riesgo de aislamiento social.¿Por qué esto hay que tenerlo en cuenta especialmente cuando se trata de un cerebro adolescente?Porque el cerebro en la adolescencia está en una fase de desarrollo y maduración , especialmente en áreas clave, como el sistema límbico, que regula las emociones, y la corteza prefrontal, responsable de funciones como la toma de decisiones, la planificación y el control de impulsos. El hecho de que las conexiones de la corteza prefrontal aún no estén completamente consolidadas hace que los adolescentes sean más vulnerables a la influencia de factores externos, como las redes sociales.Además, el cerebro de los adolescentes experimenta un aumento de conexiones neuronales, pero también se da un proceso de poda sináptica, donde se eliminan conexiones innecesarias para optimizar la eficiencia cerebral. Por ello, esta etapa es crucial para el aprendizaje, la adaptación social y la adquisición de habilidades cognitivas.Se trata de una situación que no han vivido quienes hoy tienen 50 o 60 años. ¿Qué diferencia a esas generaciones de las actuales?El cerebro de los adolescentes de hoy está en un entorno constante de estímulos digitales, lo que influye de manera directa en su desarrollo cerebral. Como he comentado, este tipo de estimulación continúa afecta principalmente a áreas como la corteza prefrontal, el sistema límbico y la dopamina, el neurotransmisor vinculado a la recompensa y motivación.En generaciones pasadas, los cerebros no estaban expuestos a estos niveles de estimulación constante. Los jóvenes de hace 50 o 60 años experimentaban un tipo de socialización más cara a cara, lo que permitía una maduración más controlada de las áreas del cerebro involucradas en la regulación emocional y la toma de decisiones, ya que la exposición a estímulos rápidos o gratificación instantánea era mucho más limitada.¿Qué aspectos negativos conllevan un abuso de las pantallas? En todos los ámbitos, tanto a la hora de relacionarse como académicamente.En primer lugar, uno de los mayores impactos es en la atención y concentración. La exposición continua a dispositivos electrónicos, especialmente en el contexto de las redes sociales, fomenta la multitarea. Como resultado, los jóvenes tienen más dificultades para concentrarse en tareas largas o complejas, como estudiar o leer, lo que puede reflejarse en un rendimiento académico deficiente. Otro aspecto relevante es el afectamiento del ciclo de sueño . El uso de pantallas, especialmente antes de dormir, interfiere con la producción de melatonina, la hormona encargada de regular el sueño. La luz azul emitida por los dispositivos electrónicos inhibe la liberación de melatonina, lo que retrasa el inicio del sueño y reduce su calidad.Dado que el sueño es fundamental para el desarrollo cerebral, la consolidación de la memoria y el aprendizaje, la falta de descanso adecuado puede tener efectos negativos a largo plazo en la capacidad cognitiva, la memoria y el estado de ánimo de los adolescentes.MÁS INFORMACIÓN noticia No Isabel Rojas Estapé explica el error que cometen los padres cuando su hijo está triste noticia Si «Los padres no deben ser la papelera del desconsuelo de sus hijos adolescentes» noticia No «Los niños que no duermen lo suficiente tienen un volumen menor en ciertas áreas del cerebro» noticia No Estos son los signos de alarma que indican un desarrollo cerebral infantil incorrecto noticia No TEAF: La discapacidad invisible por ingesta de alcohol en el embarazo noticia No El eficaz y sencillo truco de un profesor para que un alumno pase de no estudiar nada a esforzarseLo de estar consumiendo sin pensar, el hacer scroll, continuamente, ¿cómo afecta?Esto tiene implicaciones importantes a nivel neurológico, principalmente porque está relacionado con la sobreestimulación del cerebro, en particular del sistema de recompensa. Este tipo de comportamiento genera un ciclo constante de gratificación instantánea. Cada vez que un joven interactúa con una publicación o recibe una notificación, su cerebro libera dopamina, el neurotransmisor asociado con la recompensa y el placer. Esta liberación de dopamina refuerza el comportamiento, haciendo que el cerebro busque más recompensas, lo que lleva a una necesidad creciente de consumir contenido de manera cada vez más impulsiva. Además, este tipo de consumo excesivo sin reflexión puede generar un efecto de ‘desensibilización’. Cuantos más estímulos recibe el cerebro , más difícil le resultará la concentración en actividades que no generan gratificación inmediata.
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