Mientras al otro lado del Atlántico Meghan Markle intenta conquistar los fogones con su programa de cocina en Netflix, ‘With Love, Meghan ‘ en medio de un aluvión de críticas, en territorio británico la conversación gastronómica gira en torno a un libro que, aunque fue publicado el año pasado, ha vuelto a cobrar relevancia: ‘Cooking and the Crown: Royal Recipes from Queen Victoria to King Charles III’, escrito por Tom Parker Bowles , hijo de la Reina Camila .Parker Bowles, crítico gastronómico y escritor con una sólida trayectoria, en este libro, más que una simple colección de recetas reales, adentra a los lectores en la historia de los monarcas a través de su alimentación, revelando detalles fascinantes sobre sus gustos, costumbres y hasta sus pequeñas manías a la hora de sentarse a la mesa.te recomendamos estandar No El duque de Westminster y Olivia Henson anuncian que serán padres por primera vez Ricardo Sanz estandar No La extraña y nerviosa reacción de Kate Moss en la Semana de París que ha llenado de preocupación a sus fans A.B. BuendíaEntre las revelaciones más curiosas, destaca la relación de su madre, la Reina Camila, con la cocina. Aunque hoy en día no se la ve cerca del fuego, hubo un tiempo en que cocinaba a diario para sus hijos . «Siempre fue una buena cocinera», asegura Parker Bowles. «Hacía un pollo asado maravilloso y su pastel de carne era excepcional». También recuerda con cariño las ensaladas sencillas pero deliciosas que solía preparar, y la forma en que la comida casera estaba asociada a momentos de felicidad familiar.Sin embargo, como es natural, desde que se convirtió en Reina, el papel de Camila en la cocina cambió drásticamente. «No creo que cocine para él (el Rey Carlos III ), para ser honesto. Tienen un equipo de muy buenos chefs«, admite su hijo con franqueza. »No creo que haya mucho de ‘Cariño, ya estoy en casa, ¿qué hay de cenar?’. Es un poco más planificado que eso«.Alimentación sostenibleLo que no ha cambiado es el amor de Camila por el porridge, ese desayuno tradicional británico hecho a base de avena cocida. «Lo come todos los días, sin excepción», revela Parker Bowles. Pero no es un porridge cualquiera. Camila endulza su desayuno con la miel que se produce en las colmenas de su finca en Raymill, cerca de Bath. «Mi madre dona la mayor parte de su miel a Fortnum & Mason, donde se vende en tarros especiales. Todos los beneficios se destinan a una de sus organizaciones benéficas. Es una miel delicada y dulce, tan buena mezclada con té Darjeeling como con gachas de avena o yogur», asegura.Y es que ella y el Rey Carlos III son apasionados defensores de la alimentación sostenible, y en su casa, o más bien, su palacio, «no se admite el desperdicio», enfatiza el autor, que aclara que «todo lo que sobra de la cena se convierte en otra cosa, o aparece al día siguiente. Nada puede tirarse«. Su compromiso con la agricultura ecológica es bien conocido, y la familia real ha mantenido prácticas sostenibles mucho antes de que fueran una moda. »No es sólo un discurso, él realmente vive según esos principios«, asegura su hijastro. »Hablar con él sobre las distintas variedades de ciruelas o peras es fascinante«.Costumbres y tradicionesEl monarca, además, tiene una peculiar costumbre que pocos conocen: no almuerza. «No come al mediodía», explica Parker Bowles. «Desayuna frutos secos y miel, pero no vuelve a probar bocado hasta la cena». Y cuando llega ese momento, su plato predilecto es el cordero. «Le encanta el cordero bien hecho», confiesa su hijastro, quien además asegura que el soberano es un apasionado de los huevos revueltos con salmón ahumado. «¿Y quién no lo es?», bromea.El libro también explora una de las grandes tradiciones reales: la hora del té, que «puede ser peligrosa«, advierte Parker Bowles. »Si te descuidas, puedes terminar con un desayuno caliente, un almuerzo, una merienda copiosa y luego una cena. Es un festín interminable«. La Reina Camila sigue siendo fiel a esta costumbre, y la familia se reúne en torno a una mesa redonda para compartir la merienda tras un día al aire libre. »Podemos haber estado buscando setas o, en mi caso, comprando libros de cocina de segunda mano«, cuenta el autor, que posee una colección de más de 4.000 volúmenes dedicados a la gastronomía.La recolección de setas es, de hecho, una de las actividades favoritas de Carlos y Camila. «Son profundamente competitivos con la búsqueda de setas», revela Parker Bowles. «Ambos conocen muy bien las especies y siempre están atentos a encontrar los mejores ejemplares». La afición por la micología es sólo una muestra del respeto y fascinación que ambos sienten por la naturaleza y la cocina con ingredientes frescos y locales.Entre las recetas que Parker Bowles rescata en su libro, se encuentran algunas adaptadas del chef actual de la Casa Real, Mark Flanagan , quien cocinó tanto para la reina Isabel II como para los actuales monarcas. «La cocina de la realeza siempre ha sido una combinación de alta gastronomía francesa y platos británicos más sencillos, pero con ingredientes de primer nivel», explica el autor. «Por eso, tradicionalmente, los menús se han escrito en francés. La reina Isabel II era absolutamente fluida en el idioma y si un acento estaba fuera de lugar en la carta, lo corregía inmediatamente».Así, el libro de Parker Bowles no sólo es un compendio de recetas, sino un retrato íntimo de la relación de la familia real con la comida. «En el pasado, la comida de la realeza era un asunto de Estado», reflexiona. «Lo que el rey o la reina comían marcaba tendencia. Hoy en día, la realeza sigue teniendo una relación especial con la comida, pero de una forma más accesible, más cercana a la gente».Mientras tanto, en Hollywood, la visión de Meghan Markle sobre la gastronomía ha encontrado más detractores que admiradores. ‘With Love, Meghan’ ha sido descrito como «un show de relleno, de estilo de vida sin sustancia« y »un ejercicio de narcisismo«. Las críticas han sido duras y, en algunos casos, despiadadas. »Un viaje al ego que no merece la pena«, tituló The Guardian. En comparación, el libro de Parker Bowles ha sido recibido con entusiasmo y aprecio, tanto por los amantes de la cocina como por aquellos interesados en la historia y las tradiciones británicas.

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