Cien años de Carmen Martín Gaite: «Hizo lo que le dio la gana, sin pedir permiso»

Home People Cien años de Carmen Martín Gaite: «Hizo lo que le dio la gana, sin pedir permiso»
Cien años de Carmen Martín Gaite: «Hizo lo que le dio la gana, sin pedir permiso»

Durante años, demasiados, Carmen Martín Gaite fue ‘Madame Ferlosio’. «Cuando empecé a leerla, a finales de los años 70, siempre era ‘la mujer de Ferlosio’», recuerda José Teruel , profesor, comisario de exposiciones y biógrafo de la escritora. «Vivíamos en una opinión pública bastante machista». ¿Quién se acuerda hoy de esa etiqueta? «Yo creo que esto se empezó a despejar ya en los años 80 y 90», añade Teruel. «Si hoy vas a una librería y buscas libros de su generación, los que encuentras son de Martín Gaite. Lo noto también en mis alumnos en la universidad: sus tesinas, sus trabajos doctorales…». Para Martín Gaite tenían mucha importancia la comunicación y los afectos, y el lector, a quién se dirige y cómo persuadirle». Y hoy, cuando se celebra el centenario de su nacimiento, sigue recogiendo los frutos. Teruel nos recibe en la Casa del Lector , en el Matadero de Madrid. Al otro lado del pasillo, unos operarios están montando la exposición ‘Carmen Martín Gaite y el collage: un diario en libertad’, que abrirá sus puertas desde el martes y hasta mediados de septiembre. «Se va a ver un cuaderno muy importante en su obra, ‘Vision of New York’, porque muestra cómo su taller literario es mucho más experimental de lo que consideramos normalmente. Se dio cuenta de que las imágenes iban más deprisa que los pensamientos en Nueva York y empezó a confeccionar un diario con collages y palabras. ¿Por qué este diario se publicó póstumamente? La respuesta que he encontrado es que se lo regaló a Marta, su hija. Para ella este tipo de cosas le generaban siempre muchísimo respeto». Teruel no solo es el comisario de esta muestra; también está detrás de otra exposición más ambiciosa que llegará en octubre a la Biblioteca Nacional y luego viajará a la plaza de los Bandos, en Salamanca. El Cervantes abrirá las puertas de su Caja de las Letras para recibir el legado ‘in memoriam’ de la autora salmantina. El año Martín Gaite ha echado a andar.Noticia Relacionada LIBROS estandar Si El Boalo, el refugio sagrado de Carmen Martín Gaite Jaime G. Mora La fundación que constituyó la hermana de la escritora custodia en El Boalo, a los pies de la sierra de Guadarrama, el legado de la familia. Allí se conservan la biblioteca personal de la autora y enseres que forman parte de su universo literarioCoincidiendo con esta galería de actos y celebraciones, llega el lanzamiento de la biografía ‘Carmen Martín Gaite’ (Tusquets), escrita por Teruel y recién galardonada con el premio Comillas 2025. «Tengo cuadernos y cuadernos en mi casa, de notas que iba tomando sobre todo a medida que iba leyéndola. La fuente principal para mí ha sido la edición de su obra completa, que llevé a cabo desde 2008 a 2019. Tengo la impresión de que tengo como un 50 por ciento de material que no he podido meter. Una biografía también es un discurso narrativo, y a veces no cabe todo en un relato: hay que seleccionar». El resultado es un tomo de 500 páginas que destila las múltiples vidas de Martín Gaite. «Yo detesto esta concepción de la biografía como una pura cronología. Una biografía debe iluminar un momento histórico», dice Teruel. «La vida de Martín Gaite ilumina dos cosas», a su juicio. «Una: fue partícipe y legataria de su generación; es la autora que más ha escrito sobre su grupo de amigos de 1950», la de Fernández Santos, Alfonso Sastre, Rafael Sánchez Ferlosio, con quien se casó. «Y a veces pienso que los de su generación no se acordaron tanto de ella. Hay otra cosa que me parece muy importante: ella autoafirmó su propia poética ante los grandes iconos masculinos de su generación». Martín Gaite encontró el éxito pronto, sufrió golpes como la muerte de dos hijos y resurgió como una novelista popular en su última etapa, la de los sombreros. «Conocía los problemas de su hija con las drogas, no solo porque convivía con ella, sino también porque le proporcionaba dinero»Su desgarro más profundo fue la muerte de su hija Marta. Nacida del matrimonio con Ferlosio, cayó en la trampa de la heroína y falleció con 28 años a consecuencia del sida. Teruel lo aborda en un capítulo de su biografía. «Conocía muy bien los problemas de su hija con las drogas, no solo porque convivía con ella, sino también porque era quien le proporcionaba dinero, e incluso compartió con Marta cigarrillos de hachís, según se entrevé con máxima naturalidad en alguna escena de sus ‘Cuadernos’», escribe en el libro. En esos años, observa el autor de la biografía, Martín Gaite se cargó de trabajo. «Trabajó demasiado, demasiado», dice Teruel. «Me llamó la atención toda la carga de trabajo en el primer lustro de los años 80. Traducciones, artículos… Y esto me extrañó. Yo, como biógrafo, no voy en busca de la verdad, que es inasible, sino que voy en busca de la complejidad y de posibles hipótesis. Y es que, claro, la adicción de su hija era una adicción cara también. Es una hipótesis que me planteo». Todo esto ocurrió en una época en que se sabía muy poco de las consecuencias de la heroína, y todavía menos del sida. «Martín Gaite interpretaba todo esto como un signo más de la liberación de la juventud de la época. No era consciente de adónde podía llegar. Marta fue uno de los primeros casos de muerte por sida». La escritora planteó en sus novelas que las madres tenían dos salidas: o dar libertad a los hijos o cortarles las alas. «Ella y el padre decidieron darle alas a la hija, en una época muy compleja». Martín Gaite noveló a Marta en ‘Caperucita en Manhattan’. «Esto que quede muy claro, ahí cuenta que a Sara Allen no se la come el lobo, se la come un túnel incógnito llamado libertad». Collages americanos La exposición ‘Carmen Martín Gaite y el collage’ muestra los collages que elaboró para su hija en forma de diario entre 1980 y 1981, durante un viaje entre Nueva York y Los Ángeles ABCTeruel añade en su libro que de la lectura del epistolario y el ‘Cuaderno de todo’ de Martín Gaite «se deduce que sintió en muchos momentos de su vida su fracaso como madre y mujer por una cuestión de fondo: el exagerado respeto que dispensó a la autonomía y la libertad ajenas».A pesar de este golpe, la escritora resurgió en su última etapa como una novelista popular, adorada por los lectores. «Sabía mezclar lo popular con lo culto», dice Teruel. Doctora en Filología Románica, autora de ensayos como ‘El proceso de Macanaf’ o ‘Usos amorosos del dieciocho en España’, también entendía que «al lector hay que darle una Coca-Cola de vez en cuando». Tocó todos los géneros: novelas, cuentos, ensayos… Escribió guiones para televisión, tradujo textos en seis idiomas… «Hizo lo que le dio la gana en literatura, sin pedir permiso, independientemente de lo que pensasen los hombres sesudos de su generación sobre ella».Uno de esos hombres fue Rafael Sánchez Ferlosio, su marido entre 1953 y 1970. «Yo no me puedo imaginar una vida de Martín Gaite sin Ferlosio», dice Teruel. «Fue un estímulo para ella en sus inicios, la ayudó a profesionalizarse como escritora. La ayudó, y esto ella lo reconocía, a romper con el tono demasiado poético de sus primeros títulos por una prosa más rigurosa. Los dos decidieron cuando se casaron que se iban a dedicar solo a la literatura, y esto es ejemplar, porque la literatura entonces era una actividad con escaso prestigio. Ahora, se independizó de Ferlosio. A partir de ‘El balneario’ (1955), no dejó que Ferlosio leyera nada suyo hasta ser publicado, porque sabía que su crítica le iba a influir en contra». «Es la autora que más ha escrito sobre su grupo de amigos de 1950. Los de su generación no se acordaron tanto de ella»Para el biógrafo, decir que ese matrimonio fue un error, como sostienen algunos, no tiene sentido: «Me parece una auténtica barbaridad: es manipular una existencia. Creo que términos como aciertos o fracasos son palabras torpes para evaluar nuestras decisiones y nuestra existencia». Ella mantuvo una relación muy cordial con Ferlosio, sobre todo mientras vivía su hija Marta. Tuvieron otro hijo, Miguel, que murió al poco de nacer. Martín Gaite se curó con la escritura. «La literatura para ella fue un fármaco. No curaba, pero sí aliviaba», dice Teruel. En su «edad de merecer», como decía ella, se afianzaron sus éxitos editoriales. Ganó premios como el Príncipe de Asturias y el Nacional. Mucho antes, cuando daba sus primeros pasos, se había hecho con el Café Gijón y el Nadal. Con este último protagonizó una anécdota divertida. Sabiendo que se lo habían dado a Ferlosio dos años antes, decidió presentar ‘Entre visillos’ con un seudónimo: Sofía Veloso, el nombre de su abuela materna. Al Nadal le gustaban los nombres desconocidos. Ahí estaba el precedente de Laforet… Siguió las votaciones por la radio hasta que recibió la llamada de José Vergés, el director de ‘Destino’. «¿Es usted Sofía Veloso? La llamamos para que sepa que vamos a concederle el premio Nadal». Fue cuando desveló su secreto. «Soy Carmen Martín Gaite, don José». Cáncer terminalCarmen Martín Gaite murió en el año 2000, a los 74 años, víctima de un cáncer, en la casa familiar de El Boalo, donde esos últimos meses se fue a vivir su hermana Ana María. «Anita pensó que no quería hacer sufrir más a su hermana y tomó la decisión de no contarle que tenía cáncer. Son cuestiones personales, claro», explica Teruel. «Muchas amigas me han declarado que quizá habría sido interesante que conociera su enfermedad para preparar su legado. Yo sé que a ella no le gustaba nada lo de los testamentos, y a veces incluso prefería escurrir el bulto o enterar la cabeza abajo, como la avestruz, cuando veía el peligro. De todas formas, ella sabía que estaba en un proceso final. Publiqué en ‘Obras completas’ su agenda de 2000 y es evidente que se sentía fatal y no se recuperaba. Fue despidiéndose de todos sus amigos».La última novela que Carmen Martín Gaite leyó fue ‘Un soplo de vida’, de Lispector. Y el último capítulo que escribió se titulaba ‘Una raya invisible’, señala Teruel. «Son locuaces ejemplos».

Leave a Reply

Your email address will not be published.