Todos los ingenieros, independientemente del siglo del que sean, piensan del mismo modo. Esa es la conclusión a la que llegaron los arqueólogos que están estudiando los restos del Real Canal de Manzanares que han encontrado durante la construcción de la futura parada de Madrid Río, parte de la prolongación de la línea 11 de Metro . Sabían que podían hallar parte de esta antigua vía de transporte fluvial del siglo XVIII, que ya ha aparecido en otras obras del entorno, pero la sorpresa ha sido que el trazado de la nueva estación y el de la canalización son coincidentes, por lo que están pudiendo excavarlo íntegro.A simple vista, entre las excavadoras modernas, los forjados, las placas de hormigón que formarán las paredes de la instalación y las toneladas de tierra que hay en este punto del actual Paseo de Yeserías, los restos del Real Canal de Manzanares, unas barreras laterales de madera apuntaladas con más tablones, podrían pasar desapercibidas. Sin embargo, el proyecto original era mucho más ambicioso. Ya en tiempos de Felipe II, la corona albergaba la ambiciosa idea de llegar hasta el Tajo y desde ahí alcanzar, con una vía fluvial de más de 600 kilómetros, la ciudad de Lisboa, logrando que la capital tuviera, de algún modo, un puerto con acceso al Atlántico, para mejorar el tráfico con América. Sin embargo, este cauce no fue una realidad hasta el siglo XVIII, cuando en su ambiciosa política de obras públicas este dio luz verde a la construcción del único tramo que se completó, del Puente de Toledo hasta Rivas Vaciamadrid. Pronto, sin embargo, le encontraron una utilidad más mundana: transportar mercancías a la fábricas que estaban comenzando a funcionar en el sur de Madrid. Entre las industrias que desde el primer momento se plantaron junto a esta vía fluvial destaca la construcción de la Real Fábrica de Oro y de los Metales.Noticia Relacionada estandar Si Las Sabinas, un poblado con el agua al cuello por las lluvias Amina Ould Móstoles evacuó a más de 200 personas del segundo asentamiento ilegal más grande de la región por las lluvias del pasado fin de semana. Los vecinos piden que se aceleren los realojos porque temen por sus hijos«El Real Canal en este tramo tenía unos nueve metros de ancho y no era muy profundo, transcurría paralelo al cauce del Manzanares . El agua fluía porque estaba construido al mismo nivel freático del río. Entonces, transportaban los materiales con unas barcazas planas atadas con unas sogas a animales de tracción, caballos o bueyes, que las movían caminando desde la rivera», apunta Esther Andreu, arqueóloga de la obra. «De hecho, hemos encontrado, además del Real Canal, restos de animales de tiro. El establo municipal estaba aquí cerca, por lo que se ve que cuando estos morían los tiraban al estanque. Así, podemos estudiar también la artrosis y los padecimientos que sufrían por esta labor tan trabajosa», añade esta experta, que señala que en otros puntos de la capital han encontrado restos de embarcaderos, exclusas para salvar los desniveles, pequeñas presas… De hecho, la cabecera del canal, que estaba junto al Puente de Toledo, contaba con una noria que regaba los jardines y el arbolado de lo que más tarde sería el Parque de la Arganzuela y hoy Madrid Río.El Real Canal del Manzanares se estuvo usando hasta finales del siglo XIX, cuando no pudo competir con el ferrocarril, que era «más barato y más rápido», «Además, las primeras estaciones de tren se situaron precisamente en el sur para apoyar también esa industrialización», subraya la arqueóloga.Un minimuseo en Madrid RíoPara conservar en nuestra memoria común la existencia de este canal, que cuando se documente irá desapareciendo para dar cabida a la futura estación de Madrid Río, Metro quiere crear en la propia estación un espacio expositivo de arqueología «Estamos guardando las maderas y restos que están en mejor estado, se restaurarán y habrá una zona en la que se incluirán también planos y dibujos de esta vía fluvial», desvela Andreu.Por el momento, esta nueva parada de la línea 11 es solo un esbozo. Se ha ejecutado el 32,25% del total, lo que incluye el esqueleto de la nueva Madrid Río: todas las pantallas de la caja principal y el 100% de los pilares y la losa de cubierta de la estación. Antes de que Mayrit –la tuneladora fabricada en Alemania que ejecutará esta obra– empiece a abrirse paso, tienen que estar construidas las estructuras de las futuras estaciones. Por eso, detalla Miguel Núñez, director general de Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, esta ampliación de la línea 11 para conectar Plaza Elíptica y Conde de Casal incluye en realidad seis obras: un túnel «muy complejo», dos nuevas estaciones (Comillas y Madrid Río) y el enlace con Palos de la Frontera, Atocha y Conde de Casal.A finales de año esperan tener acabadas las dos nuevas paradas, para poder seguir avanzando simultáneamente en aquellas que afectan a estaciones en funcionamiento y exigen desviar servicios. Es más o menos la misma fecha en la que calculan que Mayrit llegará a España. Solo su desmontaje, transporte en barco y montaje es otra odisea. «Este es un proyecto de gran envergadura y como tal sabemos que genera molestias, por eso im plantamos medidas para reducir el impacto acústico y ambiental», señala Núñez. De hecho, han abierto fosas para poder acumular la tierra que sacan del subsuelo varios días y minimizar el trasiego de camiones. Moverán en total más de un millón de metros cúbicos de tierra, lo que podría rellanar dos estadios de fútbol del tamaño del Santiago Bernabéu. «Esta extensión de la línea 11 es la obra más importante que tiene la Comunidad en materia de transporte público. Así, será una especie de M-45 para el Metro, con el objetivo de descongestionar la línea 6, conectar grandes nodos de transporte (aeropuerto, Atocha…) y dar alternativa a los futuros habitantes de los desarrollos del sureste», puntualiza el director de Infraestructuras de la región, que calcula que «hasta finales de 2027 o 2028» no veremos a los viajeros esperando en estos andenes.

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