Las enfermeras desempeñan un papel esencial en el cuidado tanto de los pacientes como de los cuidadores, un colectivo frágil que a menudo enfrenta enormes desafíos emocionales y físicos. Raquel Rodríguez Llanos, vicepresidenta del Consejo General de Enfermería (CGE) y presidenta del Colegio Oficial de Enfermería de Cáceres, reflexiona en esta entrevista sobre la importancia de reconocer y valorar el trabajo de los cuidadores, especialmente a través de iniciativas como ‘ABC Cuidamos Contigo’. A lo largo de la conversación, Rodríguez destaca las estrategias del CGE para mejorar la atención a las personas dependientes y a quienes las cuidan, subrayando la necesidad de invertir en enfermería, formación y un sistema de salud más inclusivo. Además, aborda los problemas específicos de las cuidadoras, un colectivo mayoritariamente femenino, y propone reformas clave para garantizar su bienestar.¿Cómo valora la iniciativa ‘ABC Cuidamos Contigo’ para hacer visible el trabajo de los cuidadores en España y como herramienta de cambio para mejorar la situación de este colectivo frágil?’ABC Cuidamos Contigo’ es una iniciativa realmente valiosa. En primer lugar, destaca la relevancia del trabajo de los cuidadores, aquellas personas que brindan apoyo a otros. También es fundamental para las enfermeras, ya que visibiliza la importancia del cuidado. Desde el nacimiento hasta el final de la vida, todos necesitamos a alguien que nos cuide, ya sea la familia, los amigos o los profesionales. Sin embargo, hay personas que se dedican de manera exclusiva a esta labor, los llamados cuidadores informales, cuyo trabajo suele ser invisible, a pesar de su gran importancia. Las enfermeras debemos reconocer a estos cuidadores para poder también brindarles el apoyo que necesitan.Como señaló la enfermera, trabajadora social e historiadora francesa Marie-Françoise Collière: «se puede vivir sin curación, pero no se puede vivir sin cuidados». Es muy significativo que los medios de comunicación, especialmente la prensa escrita como el periódico ABC, se encarguen de promover y difundir el valor del cuidado. Este esfuerzo es esencial, y el lema ‘Cuidamos Contigo’ subraya que el cuidado no solo se limita a la persona enferma, sino que también involucra una relación estrecha entre las enfermeras, los cuidadores y la sociedad en su conjunto.Con el aumento de la esperanza de vida y el crecimiento de la población dependiente, ¿cómo se prepara el CGE para afrontar el futuro y apoyar a los cuidadores en los próximos años?El CGE siempre ha implementado estrategias y políticas orientadas a mejorar la calidad del cuidado, asegurando que se brinde con la máxima competencia, seguridad y profesionalidad, tanto para los pacientes como para quienes lo proporcionan. Ofrecemos programas de formación dirigidos a las enfermeras, con el fin de garantizar que el cuidado científico y profesional sea de la mejor calidad. Además, consideramos fundamental que los cuidadores tengan acceso a una formación adecuada, ya que esto contribuye a reducir los riesgos asociados al cuidado y nos permite identificar sus necesidades. El Instituto Superior de Formación del CGE (ISFOS) se encarga de diseñar programas formativos a lo largo del año, asegurando que el cuidado llegue a cada persona de acuerdo con sus necesidades específicas.El colectivo de cuidadores, en su mayoría mujeres, enfrenta numerosos desafíos tanto emocionales como económicos. ¿Qué acciones concretas está tomando el Consejo General de Enfermería para apoyar a estos cuidadores?Históricamente, el cuidado ha recaído en las mujeres, lo que ha hecho que este trabajo, al igual que muchas otras labores realizadas por ellas, sea invisible en la sociedad. Esta realidad también se refleja en la profesión de enfermería, donde el 89% de las enfermeras son mujeres, mientras que los hombres son una minoría.Para abordar esta situación, el CGE aplica la perspectiva de género como una herramienta clave para identificar las brechas y diferencias en el cuidado según el género. Es fundamental que los cuidados se compartan entre hombres y mujeres, promoviendo lo que hoy conocemos como conciliación familiar. El cuidado debe ser una responsabilidad compartida tanto en el entorno familiar como en el ámbito doméstico, de amistad o de pareja.En la formación de grado de las enfermeras, se tiene en cuenta que el cuidado informal recae mayoritariamente en las mujeres. Por eso, se busca identificar las necesidades particulares que pueden tener las mujeres por el hecho de ser cuidadoras. El cuidado, al ser invisible y a menudo de poco valor social, requiere iniciativas como la campaña ABC Cuidamos Contigo, que visibiliza el trabajo de cuidado y muestra quién lo está llevando a cabo.En su opinión, ¿qué medidas serían más eficaces para mejorar el bienestar emocional y físico de los cuidadores no profesionales, quienes a menudo experimentan estrés, ansiedad y problemas de salud?El cuidado es una actividad esencial, pero conlleva importantes riesgos, especialmente en los aspectos físico y emocional. No solo los cuidadores profesionales, como las enfermeras, enfrentan estos riesgos, sino también los cuidadores informales, que a menudo sufren problemas musculoesqueléticos, agotamiento y estrés emocional. Por eso, las enfermeras deben cuidar también a los cuidadores, para que puedan ofrecer un mejor apoyo a las personas dependientes. Existen estudios que muestran que quienes cuidan a otros enfrentan mayores riesgos que quienes no lo hacen. Desde el Consejo General de Enfermería, trabajamos para minimizar estos riesgos mediante formación, asesoramiento y apoyo, de manera que las cuidadoras, especialmente las mujeres, no sufran consecuencias físicas, emocionales ni intelectuales.¿Cuál cree que es el papel del Consejo General de Enfermería en la promoción de un sistema de atención que reconozca la importancia de los cuidadores?El CGE tiene como principio fundamental el cuidado, que es el núcleo de la labor de las enfermeras. Su objetivo es promover y desarrollar todo lo relacionado con la ciencia del cuidado, tanto para los profesionales de la salud como para los cuidadores. A través de campañas de investigación, ayudas económicas y el fomento de tesis doctorales, apoyamos a aquellos que se dedican a cuidar a los demás.El programa formativo que ofrecemos es amplio, y buscamos siempre promover la salud y los hábitos de vida saludables para garantizar la autonomía de las personas, reduciendo su dependencia. Si bien el aumento de la esperanza de vida, la cronicidad y las patologías implican mayores riesgos para la población, el CGE trabaja para hacer visible el papel esencial de las enfermeras. Animamos a que cada persona consulte a su enfermera, no solo para recibir atención, sino también para recibir el apoyo necesario si se es cuidador.Desde su experiencia, ¿qué aspectos del sistema de salud o social necesitan ser reformados para garantizar una mejor atención tanto a las personas dependientes como a quienes las cuidan?Es fundamental, en primer lugar, que el sistema público invierta más en cuidados, especialmente en enfermería y atención primaria, principal puerta de entrada para identificar los problemas de cuidadores y pacientes. Los cuidados que procuran los cuidadores informales deberían ser considerados una prestación social más, ya que no es aceptable que enfermedades graves, como la ELA o ciertas discapacidades, arruinen económicamente a una familia o generen un sufrimiento psicológico extremo. En un país democrático y avanzado, esto no debería ocurrir. El sistema sanitario debe invertir en el cuidado, asegurando que tanto los profesionales de la salud como los cuidadores informales sean remunerados, ya que, al no recibir compensación económica, el cuidado se vuelve invisible. Invertir en enfermería y en el cuidado es invertir en salud y en vida.

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