A lo largo de la vida nos vamos quedando solos. Perdemos a las personas y a nuestros objetos más queridos, por ejemplo, la casa familiar y todos sus referentes. Cómo llenar ese vacío . Luchar por sobrevivir o dejarnos hundir en la melancolía, la nostalgia, los recuerdos. La muerte de un ser humano siempre es injusta y se produce demasiado pronto, sea a la edad que sea. En la vida solo hay una única certeza: la muerte. Desaparecer es romper los lazos con el mundo. El duelo es la respuesta al trauma de la pérdida definitiva de un ser u objeto que daba sentido a nuestra vida. En toda relación luctuosa se superponen dos vacíos: el que determina el objeto perdido en el mundo y el que esa pérdida provoca en la realidad del sujeto. Ambos no coinciden. Los tiempos son distintos. El dolor del duelo muestra que el objeto perdido sigue presente. ENSAYO ‘La luz de las estrellas muertas’ Autor Massimo Recalcati Editorial Anagrama Año 2025 Páginas 145 Precio 18,90 euros 4El objeto amado ha desaparecido, pero su ausencia es la forma más perturbadora de su presencia. El otro ahora se manifiesta en la añoranza, el recuerdo, la nostalgia. El tiempo se detiene. El tiempo del duelo es un tiempo suspendido. Una reacción depresiva que prolongue el trauma de la pérdida conlleva el estancamiento melancólico del duelo. El sujeto melancólico mantiene una constante presencia con el ausente y así evita temporalmente la angustia de la nada. La prolongada imposibilidad de separación produce inquietud. Freud en ‘Duelo y melancolía’ lo denominó como «retención obstinada». Y esa inclinación al pasado implica retrasar el futuro. Hay que levantar las anclas de la culpa . También el duelo puede sufrir un rechazo, una alucinación que hace que el objeto perdido esté siempre presente, «una percepción sin objeto».La idealización del pasado es igualmente una forma de nostalgia melancólica. La idealización y la desidealización son el anverso y el reverso de una misma hoja. La idealización de la persona amada desaparecida puede conducir a su idolatría. Idealizar al otro y despreciarse a sí mismo . Freud, en el libro antes citado, se refirió a la negación maníaca del duelo. La melancolía cronificaba el duelo. La manía lo rechazaba. A lo bueno anteponía lo malo. El olvido por encima del recuerdo.El trabajo del duelo se completa cuando va cumpliendo todos sus plazos extinguiendo el dolor El duelo es una reacción psíquica y emocional ante una pérdida; mientras que el trabajo del duelo es un trabajo psíquico con el fin de liberar al sujeto del dolor. La pérdida de un objeto significativo implica siempre la pérdida de una parte del sujeto. El trabajo del duelo también se equipara al de la memoria. La desaparición del otro amado provoca una reactivación de los recuerdos que nos unen a su figura. La memoria, el dolor y el tiempo son los tres primeros elementos constitutivos del duelo. El trabajo del duelo se completa cuando el duelo sistemáticamente va cumpliendo todos sus plazos extinguiendo el dolor. Pero no siempre es posible disolver la huella, quizás solo lo alcanza la reacción maníaca. En ‘Espectros de Marx’, Derrida l levándole la contraria a Freud, afirma que siempre quedan «remanentes» . El duelo nunca tiene fin. Hay elementos consustanciales con nuestras conductas particulares que permanecen unidos a nuestra vida. El drama de la nostalgia está en que nada de lo ya pasado o desaparecido volverá a ser lo mismo. Porque como comentó Kant en su ‘Antropología’ no solo queremos volver a los lugares de nuestra juventud, sino recuperar la juventud misma. Y ese deseo es imposible. La existencia es un éxodo. El ir hacia adelante significa ya no mirar hacia atrás. Sin billete de vueltaEn el viaje de la vida el Revisor no nos proporciona el billete de vuelta. Starobinski en ‘La tinta de la melancolía’, califica a la nostalgia como una variedad del duelo. El deseo del regreso nunca se satisfac e porque no hay a dónde regresar. La creencia en el retorno aumenta el desasosiego, según Jankélévitch. El título de este libro proviene de ‘A lume spento’ de Claudio Parmiggiani. Las estrellas muertas son irrecuperables. El pasado está siempre vivo, no es un cadáver. El Ángel de Bejamin rescata y redime a las víctimas de la injusticia e infelicidad. Estos asuntos filosóficos relacionados con la desaparición, el dolor, la memoria, el duelo, la melancolía, la nostalgia, la añoranza, el pasado o el futuro, tienen una gran bibliografía no solo del pasado sino también contemporáneamente. Recalcati con gran maestría navega entre estos icebergs , añadiendo ilustrativos e ingeniosos comentarios, aportando nuevas perspectivas. No es fácil destacar entre Nietzsche, Freud, Lacan, Heidegger, Benjamin, Jung, Sartre, Derrida, Beckett, Levinas, Pontalis, Jankélevitch o Starobinski , entre otros muchos citados. A mí, además de toda esta teoría general, me han interesado mucho las ejemplificaciones más de actualidad sobre, por ejemplo, la pintura de Morandi ; el vacío de las Torres Gemelas de Nueva York; sobre el arte contemporáneo de Burri o Kiefer; o el homenaje que rinde a su maestro Claudio Lolli. Pero también Recalcati se detiene en películas como “Apocalypse Now’ de Coppola; ‘Cinema Paradiso’ de Tornatore; ‘Gran Torino’ de Eastwood; o ‘La gran belleza’ de Sorrentino. Recalcati, a través de su ya larga bibliografía, se ha convertido en nuestro psicoanalista de guardia.

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