LLa polémica que ha acompañado en los últimos días la elección de las sedes españolas para el Mundial 2030 se cobró ayer su primera cabeza. Se trata de María Tato, directora de la candidatura. ‘El Mundo’ desveló el pasado lunes un cambio en los criterios de puntuación que provocó que Vigo se quedara fuera de la selección final en favor de San Sebastián, una información acompañada después por audios que desvelaban la chapucera forma de trabajar del comité mundialista. A pesar de ello, la Federación Española transmitió su confianza en el trabajo de la candidatura, pero despidió a Tato horas después de que esta pusiera su cargo a disposición. «Por el daño provocado a la imagen y la reputación de la RFEF», justificaron.Noticias relacionadas estandar No FÚtbol Hansi Flick y las quejas de Ancelotti por los descansos: «Somos el Barça, no el Real Madrid» Miguel Zarza estandar No FÚTBOL Mariano Díaz reaparece a lo grande con su selección tras casi un año sin equipo ESTÍBALIZ ALCÍVARLos encargados de ofrecer las explicaciones por parte del organismo español fueron Álvaro de Miguel, secretario general, y Manuel Lalinde, director general. La versión transmitida por parte de la Federación corresponde al informe elaborado por Tato y solicitado por su departamento de cumplimiento normativo. En él se explica que la bajada de Vigo en la clasificación se debió a un apartado que, tras ser revisado, provocó la subida de Cornellá y Anoeta. En relación con las obras necesarias, la comisión entendió que hacía falta una «intervención menor para ajustar la capacidad» en ambos estadios, pero al revisarlo después de elaborar un primer borrador optaron por modificarlo al apreciar que «solo requieren adaptación al acontecimiento». Este cambio supuso una subida de cinco puntos para ambas sedes, a la postre decisivos, para que San Sebastián adelantara a Vigo, cuya nota no sufre ningún cambio entre los cinco borradores.Tanto De Miguel como Lalinde insistieron en la confianza de la RFEF hacia el trabajo elaborado por la candidatura y negaron cualquier tipo de influencia externa. Incluso ahondaron en la independencia de la que gozaba esta comisión, que llegaba a tal punto de responder a las peticiones de la Federación con información sesgada o cortada. A pesar de no ser informados «prácticamente de nada», el resultado final pasó por los filtros de la RFEF y de la FIFA sin que ninguno de los dos organismos apreciara inconveniente. Los criterios elegidos para la elaboración de estas clasificaciones se basaron en los marcados por la FIFA para otros organismos deportivos, como el Mundial Femenino 2027. A pesar de que los audios desvelan desconocimiento por parte de la comisión de la candidatura de varios criterios, la RFEF no aprecia ningún motivo para poner en duda el resultado final de su trabajo.Una vez escuchadas las explicaciones de Tato, la RFEF también ha contado con la colaboración de los dos miembros que completaban el comité, Fernando Sanz y Jorge Mowinckel. Ambos fueron despedidos con la llegada de Louzán a Las Rozas al entender que empezaba una etapa nueva, ya que la candidatura llegó a su fin y dejó paso a la organización propia del Mundial. La intención de la RFEF, ahora, es volver a pelear por ampliar el número de sedes hasta las trece, para incluir a Vigo y Valencia, a pesar de que el pacto alcanzado con Portugal y Marruecos limitaba a once su cupo. Una postura, la de las 13 sedes españolas, que originalmente ya propuso el Consejo Superior de Deportes y hasta lo solicitó formalmente por carta a la FIFA. Desde el CSD explican que desde el comité de la candidatura se escuchaban sus propuestas, también de criterios estratégicos de país a la hora de elegir, pero que no les hicieron ni caso. Y de lo que ha salido ahora, de cómo discutían en la candidatura o cómo se cambiaban los criterios, era una decisión exclusivamente federativa. 11 ciudades o 13, la RFEF insiste en que la única con poder de decisión final es la FIFA. Sea cual sea la clasificación elaborada por la candidatura y el acuerdo alcanzado entre los tres países, será el organismo internacional el que decida cuántas y qué ciudades disfrutarán de una Copa del Mundo. Una FIFA que no le dio ninguna importancia al enésimo revuelo generado en las entrañas de la RFEF.
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