Un terremoto de magnitud 7,7 ha sacudido este viernes Myanmar (Birmania) ocasionando, de momento, dos decenas de muertes y cientos de heridos. Sin embargo, el seísmo, con epicentro a 16 kilómetros de la ciudad de Sagaing pero que ha sido capaz de derribar edificios incluso a miles de kilómetros (en Bangkok han colapsado varias infraestructuras y la ciudad está sumida en el caos), ha visto cómo el primer recuento oficial ha cifrado en 144 fallecidos, aunque podría ver elevada la cifra de muertos hasta las 5.000 personas, según los primeros modelos probabilísticos facilitados por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) . «Hay que ser cautos con las estimaciones en las primeras 24 horas», señala a ABC Raúl Pérez-López, geólogo en terremotos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC). «Es un lugar de alta actividad sísmica, por lo que no es la primera vez, pero tampoco será la última». De hecho, en las próximas horas se esperan réplicas menores y los expertos, aunque llaman a la calma, señalan que habrá que estar atento a la zona en los próximos días. Como dato positivo, Pérez-López indica que la réplica más potente, un terremoto con una magnitud de aproximadamente un grado menos, se dio a los doce minutos del principal, que se produjo a las 12.50 PM (07.20 horas en España). «Aún así habrá que escuchar el interior de la Tierra los próximos siete días para que no se dé otro terremoto por ‘ triggering ‘, como ocurrió en Turquía». El ‘triggering’ es un fenómeno que ocurre cuando el terremoto principal afecta a otra falla cercana, que acaba por fracturarse también tras la energía recibida, provocando después sus propias réplicas y el poder devastador en la zona. En el caso del terremoto de Turquía ocurrido en febrero del pasado año, todo comenzó por una perturbación en la zona de falla del este de Anatolia. Sin embargo, nueve horas después se desencadenó otro seísmo en una zona más al norte, en Turquía central, lo que multiplicó al devastación y los fallecimientos, que rozaron los 50.000 muertos. «Cerca se encuentra la falla que provocó el gran tsunami de 2004», recuerda Pérez-López. Aquel suceso, el segundo más importante desde que se creara el sismógrafo, se originó por un terremoto en la zona del Océano Índico, que provocó olas de tal tamaño que arrasaron las costas de casi todo el sur y sudeste de Asia, incluyendo partes de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y Malasia, falleciendo más de 275.000 personas. También afectó al sur de Myanmar, donde el recuento de víctimas se elevó hasta las 71, la mayoría debido al colapso de las infraestructuras, que no estaban preparadas para aquel evento. Aquel terremoto, que alcanzó una magnitud de 9,2, también dio lugar a seísmos en lugares tan alejados como Alaska y sus vibraciones se sintieron en varias partes del mundo, incluidos los sismógrafos de España. La falla ‘culpable’En este caso, el suceso se ha producido en la falla de Sagaing, que se extiende de norte a sur durante varios cientos de kilómetros cerca de varios grandes centros de población. Esta falla es la grieta en la tierra que separa dos placas tectónicas que se mueven en direcciones opuestas, y que se desplazan una sobre la otra a un ritmo significativo, de 18 milímetros por año. Ese movimiento provoca una tensión que se acumula a lo largo de la falla y se libera aproximadamente cada década en un terremoto masivo.Además, forma parte de la compleja estructura de placas de la meseta tibetana con alta actividad tectónica. La profundidad del terremoto se estima en 10 kilómetros, lo que no es demasiado profundo. «Se trata de una falla de tipo desgarre con bastante longitud cuyos terremotos no suelen ser de tan alta intensidad», explica Pérez-López. «Por eso en este caso llama la atención que haya tenido una magnitud tan alta». Noticia Relacionada Testigo del terremoto estandar No Miguel Rodrigo, seleccionador de Tailandia, a ABC: «Imagínate, no hay luz; gente atrapada…» Miguel ZarzaNo es la primera vez que Birmania se enfrenta a este tipo de sucesos: entre los años 30 y los 60 del pasado siglo, la zona se enfrentó a seis grandes terremotos de una magnitud de siete o superior. «Myanmar es uno de los países más sísmicamente activos del mundo, por lo que este terremoto no es una sorpresa», señala por su parte al SMC Bill McGuire, profesor Emérito de Peligros Geofísicos y Climáticos de University College de Londres (UCL). «Este es probablemente el terremoto más grande en el continente de Birmania en tres cuartos de siglo, y una combinación de tamaño y profundidad muy superficiales maximizará las posibilidades de daño. Es muy probable que la calidad de las construcciones generalmente no sea lo suficientemente alta como para sobrevivir a este nivel de sacudidas, y el número de víctimas casi con certeza aumentará significativamente a medida que se conozca más sobre la magnitud del desastre», continúa. Por qué se ha sentido tan lejosTambién es reseñable que la fuerza del seísmo se haya sentido con fuerza el norte de Tailandia y también en la capital del país, Bangkok, a unos 1.000 kilómetros de distancia del epicentro, y donde ha colapsado un rascacielos. «Un terremoto de magnitud 7,7 tiene el poder de que se note a gran lejanía en la corteza terrestre. Generalmente lo que sucede es que hay zonas donde el tipo de material geológico o relleno sobre el que se asientan las ciudades pueden hacer de amplificación de la señal. Aquí se ve que ha afectado más a los rascacielos altos y esbeltos», explica Pérez-López. «Se trata de una señal de largo periodo y de baja frecuencia que afecta al modo de vibrar de los edificios altos. Y Bangkok es una ciudad con grandes rascacielos de este tipo». De hecho, el hermano de Pérez-López se encontraba en el momento del suceso en la sexta planta de un edificio de la capital tailandesa, donde han sentido «una vibración brutal» que ha provocado que todo el mundo saliera a la calle. «Aunque las infraestructuras de Bangkok están muy preparadas, posiblemente el edificio que se ha derrumbado tenga algún problema estructural por el que no ha aguantado», indica el experto.

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