Nada más acabar el juicio en el que salió absuelto de coacciones, Rubén Rivera, exdirector de marketing de la Federación Española de Fútbol, pidió tiempo a este periódico para asimilar lo ocurrido y descansar. «Hablamos en un mes». Cumplido ese tiempo, visita ABC para explicar cómo ha vivido un proceso que ha marcado su vida personal y laboral.Viene con una camiseta con lema: #tambiénseacabó.El 17 de septiembre de 2023, un mes después del beso, empecé a ver noticias donde aparecía mi nombre, acusándome de perseguir a Jenni Hermoso en Ibiza. Era todo falso. Envié un correo con informe detallado a Pedro Rocha y a Elvira Andrés, pidiéndoles que lo pasaran a la Junta Directiva. Incluía mis llamadas con García Caba, Albert Luque y Thais Enríquez, además de los WhatsApp con las jugadoras del primer, segundo y tercer día en Ibiza. Ese escrito lo terminaba con la frase «También se acabó», para defender mi prestigio y mi labor profesional. Lo decía como: «Se acabó esta difamación. Yo no tengo nada que ver en esto. ¿Qué pinto yo aquí?. Luego, un amigo mexicano que tiene una tienda de camisetas me dijo, cuando estuve allí de vacaciones: ‘El día que te absuelvan, te pones esta camiseta’. Y así surgió. No es una provocación.En lo personal, ¿cómo ha vivido todo el proceso?El primer mes tras ganar el Mundial en Sídney no tuve apenas noticia de nada relacionado con una posible implicación mía en los hechos. Fue a mediados de septiembre, un mes después, cuando surgieron las noticias a raíz de la intervención de una o dos personas en una junta directiva de la Federación, donde mencionaron nuestros nombres. Empezó así a trascender todo en los medios de comunicación. Durante ese primer mes, lo que hice fue enviar a la Federación toda la información, incluido el contenido de mis mensajes de WhatsApp y una explicación exacta de lo que había sucedido. Los primeros nueve meses posteriores seguí trabajando en la Federación en una situación de aparente normalidad. Digo aparente porque cumplía mis funciones, seguía trabajando con mi equipo, pero la nueva gestión de la Federación no se comportó como debía. Nos apartaron bastante de nuestras funciones, no nos convocaban a reuniones, no atendían a nuestros mensajes, tomaban decisiones sin tenernos en cuenta. Lo describí como un acoso laboral, porque se ajusta a la definición. En marzo me suspendieron de empleo sin ningún tipo de explicación. Nunca pidieron mi opinión ni me dejaron dar mi versión de los hechos. Solo comunicaron que había un posible escrito de acusación de la Fiscalía y que me suspendían hasta nueva orden. Nunca hubo tal nueva orden. No me escucharon ni me atendieron. Ignoro si abrieron un expediente, porque lo siguiente que supe, un mes después, fue que me echaron. Después pasaron otros nueve meses hasta que empezó el juicio. Han sido 18 meses en total. Ha resultado muy perjudicial para mí y para mi familia en todos los sentidos, porque pasas a convertirte en un condenado social. Se vulnera tu presunción de inocencia y tu derecho al honor. Hay una manipulación brutal en los medios. Hasta pasé por problemas de salud. Las últimas semanas de juicio fueron bastante kafkianas. Estar ahí, como si fuéramos… yo nunca he sido una persona pública. Ovidio decía que se vive mejor pasando inadvertido, y es cierto. Jamás pensé que esto tendría la trascendencia de que millones de personas lo vieran en directo por los medios de comunicación y redes sociales. Resulta muy duro para una familia.Noticia Relacionada Exculpado del caso Rubiales estandar No Albert Luque: «Se hizo una bola que Jenni no pudo controlar» Rubén Cañizares¿Consiguió aislarse en algún momento?Durante el verano con la familia, intentas aislarte, pero realmente no se puede. Está en tu día a día. Siempre hay gente que pregunta a tus hijos en el colegio, a tu esposa en el trabajo, a mis padres…. Ni siquiera cuando te vas fuera de España, porque la noticia es global. Eso afecta a tu reputación y a tu honor, y genera daños y perjuicios.¿Ha perdido muchos amigos por el camino?-Perder amigos no, porque la palabra se usa muy a la ligera. Amigos hay pocos en la vida y los de verdad nunca fallan. Esos no los he perdido. Sin embargo, sí te llevas decepciones. Te contaré dos casos recientes. El día que acudí al juicio saludé uno a uno a los de la Federación que estaban allí. Al fin y al cabo eran excompañeros míos, nunca tuve problemas con ellos. Cuando llegaron más personas de la Federación para saludarnos, algunos lo hicieron y otros no. Mi madre dice algo muy cierto: ‘Quien sabe que ha hecho mal, te evita’. Pues eso ocurrió con un cargo que hoy es muy relevante, lo que me sorprendió. Lo mismo pasó el fin de semana pasado. Los familiares de unos jugadores me invitaron a Valencia al partido de la selección. Estaba en segunda fila, detrás del banquillo español, a diez metros del césped. Algunos me saludaron y otros hicieron como si no me vieran. Me pareció muy llamativo, porque en breve voy a estar allí trabajando de nuevo, entre otras cosas. Alguien que salió recientemente de la Federación me contó que hay un ambiente de no hablar con los que han salido, porque les puede perjudicar. ¿Le ha sorprendido algún mensaje o llamada tras ser absuelto?Sí, durante estos meses hubo cosas extraordinarias, incluso casi mágicas. El día que recibí el burofax de mi despido, que fue comunicado antes a los medios, estaba en mi casa una persona del cuerpo técnico de la selección. Había venido a verme para saber cómo estaba tras un mes de suspensión de empleo, cuando parecíamos apestados. En ese momento sonó el telefonillo y era el cartero con el burofax. Durante esos meses me contactaron muchos miembros de la selección, jugadores y gente de la Federación. Hubo un expresidente territorial que vivió una convalecencia muy penosa durante el COVID, casi fallece y hoy tiene dificultades al hablar. Pese a eso, me llamaba todos los meses para preguntarme cómo estaba. Me emociona.Decía Luque que, pese a la absolución, cargará con esa mochila para toda la vida. ¿Piensa lo mismo?Sí, creo que es inevitable. Vamos a ver si la llenamos de cosas buenas y positivas. Yo confío, porque cuando no has hecho nada y recuperas tu honor y tu reputación, la gente se da cuenta de que has sido un daño colateral o un cabeza de turco. Soy una persona positiva y creo que en el futuro todo irá bien. Aún queda algo de proceso judicial, pero a partir de ahí la situación mejorará, estoy convencido.Rivera, durante la entrevista De San Bernardo¿Quién y por qué organiza el famoso viaje a Ibiza?Ese viaje estaba programado antes de que terminara el Mundial. No se hizo para tapar nada ni para calmar la situación. Alguna testigo en el juicio ya declaró que sabían que ese viaje estaba previsto. En abril de 2023 negocié en Ibiza con las autoridades políticas dos partidos amistosos de la selección, una especie de concentración de preparación para el Mundial. Esos partidos funcionaron muy bien y el presidente del Consell Insular dijo algo como: ‘Vamos a ganar el Mundial, y si lo conseguimos, estáis invitadas a venir con vuestros amigos y familiares’. Cuando ganamos la semifinal contactaron conmigo y comenzaron los preparativos oficiales: la recepción con los políticos, la rúa de celebración, el descanso de las jugadoras, las posibles discotecas… todo. Como yo estaba en España mientras los demás seguían en Nueva Zelanda y Australia, fui el único que pudo gestionar eso. Además, yo tenía contacto directo con políticos y empresarios de la isla. El viaje a Ibiza lo paga el Consell Insular, las actividades las pagan los empresarios de Ibiza. Llevaba meses planificado y estaba comunicado que, si se ganaba el Mundial, iríamos allí. Resulta absurdo afirmar que Rubiales organizó ese viaje y nos mandó, vulnerando mi derecho al honor y presunción de inocencia.Una vez allí, ¿ quién le dice qué debe hacer?Nadie me encargó nada específico. Llegaban de Nueva Zelanda y Australia tras un mes de invierno austral, sin saber qué pasaría en Ibiza. Yo era director de marketing y confiaban en mí por resultados y experiencia profesional. No quiero sonar arrogante, pero era la realidad: la Federación es una estructura relativamente pequeña en ciertos departamentos, y me tocaba encargarme de aquello. Conocía a políticos, empresarios de la isla, jugadores, jugadoras, familiares y amigos. Al final, era el único allí con treinta invitados, atendiendo a políticos, fuerzas de seguridad, de todo. Hay cosas que las jugadoras ni saben, como que también cuidaba de que nada ni nadie perjudicara su imagen. Por ejemplo, si estábamos en una discoteca a las tres de la mañana y alguien quería tomar fotos. Al final es la imagen de la federación también.Parte de su defensa se basaba en los famosos WhatsApps de las jugadoras.Esos mensajes demuestran que mi labor era justo lo que acabo de contar. Las supuestas coacciones se limitaron a pasarle un teléfono a alguien, y eso no es coaccionar, ni siquiera se acerca a serlo. Es la función normal de un trabajador que está ayudando a todos: los que están allí y los que no, pero necesitan algo. Hay algo que la gente ignora: cuando un jugador o jugadora está dentro del ámbito federativo, es como un empleado a tiempo parcial, con ciertas normas. Debe llevar uniforme en el partido, chándal en el entrenamiento, ropa de paseo en el avión, la mochila oficial… Así que, si están en un momento que no es 100%, porque no están de vacaciones, todavía tienen que atender temas federativos. A mí, por ejemplo, me llama el director del Departamento de Integridad y me dice: ‘Oye, estoy llamando a Jennifer Hermoso y tiene el móvil apagado. Pásamela, por favor, que necesito decirle algo’. Es lo mismo que si en tu casa llaman para tu hermano y tú pasas el recado. Eso fue lo que hice. No es que mis WhatsApp intenten probar algo, sino que lo prueban: son información veraz. Si Jenni hubiera tenido el móvil encendido, no habría pasado nada. Eso se ve corroborado con WhatsApp que dicen: ‘Qué bien está todo. Gracias por todo, un beso. Eres el mejor, jajaja, esto es una locura’, y demás comentarios que muestran un ambiente festivo y de celebración. No sé si en su fuero interno las jugadoras tuvieron otro estado de ánimo, pero lo que me trasladaban a mí en ningún caso era agobio. Por eso me sorprende lo que sucedió, porque no encaja con los hechos que viví.Algunos de los mensajes que Rivera utilizó en su defensa ABC¿Y en qué momento cree que Jennifer Hermoso decide denunciar?Esto no lo había comentado antes, porque sucedió tras terminar el juicio. Me enseñaron los WhatsApp que confirman el momento en el que las jugadoras deciden ir a por Rubiales. Pero iban a por Rubiales, no a por mí, ni a por Luque, ni a por Vilda. He visto el grupo de WhatsApp de las jugadoras; me lo mostró alguien de confianza. En esos mensajes, el 25 de agosto, justo después de la Asamblea en la que Rubiales afirma que no va a dimitir, aparece: ‘Esto no puede ser, por aquí no vamos a pasar, hay que ir a por ello’. Tres días después hubo una reunión en la Vicepresidencia del Gobierno, con la vicepresidenta y ministra de Trabajo, el sindicato de Jenni, la Asociación de Futbolistas y algunas jugadoras. Allí abordaron la situación. Dicen que los seleccionadores que aplaudieron en la Asamblea no pueden seguir porque fue una vergüenza.¿Pero su denuncia en concreto?En realidad, Jenni no me denuncia por coacciones. Yo iba como testigo al principio de la instrucción. Pero cuando una amiga de Jenni declara algo que no sucedió, y ya se ha demostrado que no sucedió, es cuando el juez de instrucción, a petición de la fiscal, ordena investigarnos también. Así empieza la bola de las supuestas coacciones. Me remito al magnífico alegato final de mi abogado, quien dijo claramente que había que construir algo más grande para alargar el tema y darle más recorrido. Pero no había por dónde cogerlo. Se ha demostrado que hubo testigos que mintieron en el juicio. ¿Tiene pensado hacer algo ante eso?Ay, Dios. A ver, me remito al alegato final de mi abogado; creo que ahí dijo todo lo necesario en mi defensa. Lo que puedo añadir es que hay cosas muy fuertes. Hay testificales en instrucción y en el juicio que resultan completamente distintas. Hay gente que afirma haberme visto cargar un teléfono dos horas en mi habitación del hotel durante la comida, cuando todo el mundo reconoce que esa comida duró apenas media hora. Además, todos saben que no me alojé en el hotel porque dormía en mi casa; incluso la Guardia Civil hizo guardia en la puerta de mi casa porque allí estaba el trofeo de la Copa del Mundo. Cuando alguien miente tan burdamente en sede judicial, teniendo la obligación de decir verdad, te hace pensar en la indefensión absoluta en la que nos podemos ver cualquier español. Es un delito. Alguien va contra ti y terminas envuelto en un proceso de este tipo sin apenas tener nada que ver.Se ha escrito muchísimo y hasta se han hecho documentales sobre toda la polémica en el fútbol femenino, pero da la sensación de que mucha gente, la mayoría, no sabe bien por qué empieza todo.En esos WhatsApp que me enseñaron hace poco, también había información sobre esto. Las reclamaciones de algunas jugadoras eran mejorar sus condiciones en la Federación, sobre todo en los viajes y cuidados, para rendir al máximo nivel deportivo. Querían viajar en chárter para no hacer escalas y poder descansar. Lo cierto es que todo eso estaba ya prácticamente solucionado o en proceso de solución. Había un programa de conciliación para las jugadoras y sus familias, invitando a sus allegados a ir a Nueva Zelanda y Australia con una aportación económica mayor que la de otras selecciones femeninas. Entonces, por un lado, creo que se referían a eso; era una demanda prácticamente conseguida. Por otro lado, querían que Jorge Vilda no siguiera como entrenador. Decían que su mensaje no llegaba, que no podía continuar, que era un mal entrenador. Esos eran, hasta donde entiendo, los principales conflictos. No sé si había más. Luego surgieron otras demandas políticas que también se publicaron: los que aplaudieron en la Asamblea, etc. El seleccionador masculino, por ejemplo, sigue ahí con sus resultados, mientras que en el femenino ha habido cambios.¿Cree que Rubiales acertó manteniendo a Vilda?Yo creo que todo el mundo reconoce que la decisión de mantener a Jorge Vilda resultó acertada, no solo porque ganó el Mundial, sino porque cambiar a un entrenador no es decisión de las jugadoras, sino de los cuerpos directivos.¿Tiene contacto con Rubiales a día de hoy?Hasta el juicio teníamos contacto regular porque éramos compañeros de acusación en el proceso. Tras el juicio, no he vuelto a tenerlo.¿Tiene algo que reprocharle?No, creo que él mismo ha declarado en numerosas ocasiones que sabe que se equivocó. Bastante carga social tiene ya para casi toda la vida. Yo era un profesional, como muchos en la Federación que entraron con Rubiales y aún siguen allí, haciendo nuestro trabajo. Si cumplía mis funciones, no tengo nada que reprocharle ni a él ni a mí.MÁS INFORMACIÓN noticia No La Fiscalía pide repetir el juicio por el beso a Jenni Hermoso y Rubiales solicita la absolución noticia No Jenni Hermoso también recurrirá la sentencia contra Rubiales por el beso no consentido noticia No La Audiencia Nacional condena a 18 meses de multa a Rubiales por agresión sexual a Jenni Hermoso¿En su momento le aconsejó?No, porque mi rol no implicaba asesorarlo. Yo no formaba parte de ese núcleo cercano del presidente o del área de comunicación. Mientras ocurrieron los hechos, estaba a tope organizando lo de Ibiza. No era quien debía aconsejarle. A veces me enteraba de lo que pasaba a posteriori, por los medios.¿Durante la estancia en Ibiza le llama Rubiales en alguna ocasión?No, porque yo estaba ocupadísimo. Por lo que sé, él estuvo reunido en Madrid casi todo el día 23 y el 24 estaba preparando la Asamblea. Así que no tuve relación con él en esos días; sabía que yo estaba a lo mío, trabajando en Ibiza, y él, con otro grupo de personas, gestionaba la crisis desde Madrid.Ha afirmado muy rotundamente que va a volver a trabajar en la Federación.Sí, confío mucho en la justicia. Se ha vulnerado mi derecho al honor y a la presunción de inocencia. Ha habido acoso laboral, algo tipificado. Un juez puede declarar nulo un despido si se demuestran estas vulneraciones, y la nulidad conlleva la readmisión del trabajador. He pedido a la Federación por burofax, hasta cuatro veces en el último año, que expliquen por qué me suspendieron de empleo sin audiencia. Estoy absuelto y existen otros casos: por ejemplo, un ex secretario general de la época de Villar (Jorge Pérez) y una compañera, Isabel Navas, también han sido absueltos y siguen o han seguido trabajando allí. Mientras, a mí, que ya soy inocente, me han echado. Creo que lo lógico sería que alguien en la Federación reconociera que no se ha obrado bien. Mucha gente me dice que por qué no llego a un acuerdo para no volver. Pero estoy volcado en recuperar mi prestigio y reputación. El reconocimiento de mi nulidad de despido sería un resarcimiento legítimo. Reincorporarme es la reparación mayor que puedo obtener. Después, si algunos no quisieron ni saludarme el otro día, pues ya veré qué pasa. Cuando no has hecho nada, no tienes por qué temer.

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