Este viernes habían pasado 68 días del segundo mandato de Donald Trump y, por fin, sonó el teléfono en Madrid. No era en Moncloa, en la primera llamada entre el presidente de EE.UU. y Pedro Sánchez, que todavía no se ha producido y para la que no hay indicaciones de que ocurra en un futuro inmediato. Pero tampoco recibió el telefonazo el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, que todavía espera a que le llame el jefe de la diplomacia de EE.UU. , su secretario de Estado, Marco Rubio.El primer contacto telefónico ha sido entre el subsecretario de Estado, Christopher Landau, y el secretario de Estado de Asuntos Exteriores y Globales, Diego Martínez Belío. Es decir, un contacto diplomático de tercer nivel para inaugurar las relaciones entre la segunda Administración Trump y el Gobierno de Sánchez. Una llamada que es una nueva muestra de la escasa sintonía entre dos socios tradicionales, con una relación comercial, política y militar consolidada.El contacto se ha producido dos días después de que Landau fuera confirmado por el Senado en su cargo. Landau, que fue embajador en México en la anterior presidencia de México, tiene una relación especial con España: nació en Madrid, donde su padre fue embajador durante la presidencia de John Fitzgerald Kennedy.Noticia Relacionada estandar No Los aranceles de Trump ponen en riesgo 1.021 millones de la industria de componentes española Juan Roig Valor EEUU es el octavo destino de exportaciones de los fabricantes auxiliares españoles y representa un 4% del totalEsa relación especial no se dejó sentir en el comunicado emitido por el Departamento de Estado. Además de las alusiones tradicionales sobre «reafirmar la fuerza de la relación entre EE.UU. y España» y discutir la «profundización de nuestros lazos», Landau exigió a su homólogo que «España incremente su gasto en Defensa, en línea con sus compromisos con la OTAN». Esta es la exigencia central del presidente de EE.UU. a sus socios europeos.Que haya sido el subsecretario -y no Rubio en una llamada a Albares o a Sánchez- quien inicie los contactos es una mala señal para la relación diplomática con EE.UU.. Rubio, de origen cubano, ha hablado con homólogos de todo el mundo, incluidos de la mayoría de países europeos, algunos de peso similar o inferior a España, como Grecia, Italia o Irlanda.Solo en esta semana, Rubio ha mantenido contactos diplomáticos con ministros y primeros ministros de una decena de países. Algunos, socios de peso de EE.UU., como Israel, Reino Unido, Francia y Turquía. Pero también con otros muchos de menor importancia, desde los países bálticos hasta Haití, Jamaica, Trinidad y Tobago, Barbados, Etiopía o Kuwait.Quizá su primer contacto con Albares sea en la cumbre ministerial informal de la OTAN de la semana que viene, a la que Rubio tiene previsto asistir. Eso no ocurrió en la conferencia de seguridad de Múnich del mes pasado, donde ambos coincidieron, pero no hubo conversación .Hasta el momento, el único contacto diplomático entre Albares y Rubio fue el mensaje de felicitación que compartió el ministro español cuando su homólogo estadounidense logró la confirmación del Senado de EE.UU. Albares lo mandó a través de la red social X y no tuvo respuesta de Rubio.

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