No es posible entender Galicia sin su orografía, sin el verde intenso de sus colinas arboladas, sin su gastronomía y, por supuesto, sin sus vacas. Un factor que no pasa desapercibido para los amantes de la ganadería y la ternera de calidad, como demostró esta semana el actor británico Henry Cavill, reconocido mundialmente por ser la última encarnación de Superman en la gran pantalla. Una visita por La Coruña y Lugo con el objetivo de disfrutar de la cocina local y adquirir ejemplares bovinos de la raza Rubia Gallega, autóctona y representativa de la comunidad y cuyo desarrollo y mejora genética es inseparable de las características de su territorio autóctono.Noticia Relacionada estandar No Henry Cavill busca en Galicia vacas rubias para su granja de Londres Daniella Bejarano Según reveló ‘La Voz de Galicia’, el actor llegó al pasado jueves a nuestro país con la intención de adquirir varias cabezas de ganado para criarlas en su granja, ubicada a las afueras de LondresEsta búsqueda llevó al actor a la Finca Villadangos, en el municipio lucense de O Corgo , una granja familiar dirigida por José Antonio Ferreiro, la tercera generación de una estirpe de ganaderos que lleva medio siglo trabajando en la mejora genética de la Rubia Gallega. Una labor que requiere de muchos años y generaciones de vaca para seleccionar entre ellas las reses reproductoras y conseguir así ejemplares bovinos «que estén bien desarrollados, que tengan buena aptitud al parto y que tengan buen desarrollo mamario para alimentar bien a los terneros», explica Ferreiro.Actualmente cuentan con aproximadamente cien ejemplares entre vacas, crías y novillas, después de que Henry Cavil l adquiriese veinte cabezas de ganado , entre las que constan un semental, vacas y novillas para llevarlas a su granja en Reino Unido. Fue a través de un tercero que el actor se puso en contacto con la Finca Villadangos, para posteriormente acudir presencialmente a O Corgo y ver las reses. El resto es historia.En la foto, el actor Henry Cavill (segundo por la izquierda) junto a José Antonio Ferreiro (a su izquierda) en la Finca Villadangos de O Corgo (Lugo) EPEl único escollo, admite Ferreiro, responde al hecho de que tenga que venir una estrella de Hollywood a recordarnos la calidad del producto local, ya que la Rubia Gallega no era una raza especialmente reconocida a nivel internacional hasta hace unos años, aunque en la actualidad es reclamada por restaurantes de todo el mundo debido a la calidad de su carne, «la mejor del mundo», como reconoció tras probarla el propio Henry Cavill.Una raza con historiaLos primeros indicios de la Rubia Gallega se remontan al siglo VI a. C., aunque no es hasta hace casi un siglo, en 1933, cuando se establece el estándar de la raza con la creación del Reglamento Oficial de Libros Genealógicos y Comprobación de Rendimientos por parte de la dirección general de Ganadería del Ministerio de Agricultura. En 1969 se fija el Libro Genealógico para esta variedad bovina en las cuatro provincias gallegas, con el fin de mantener su pureza, mejorar su rendimiento, conservar su rusticidad y perfeccionar sus atributos.Más de cinco décadas después, las características que constan en el BOE de 1969 se mantienen, en mayor o menor medida, con cambios propios de la evolución del modelo productivo y del paso de las generaciones –de las que consta un estricto registro–, como recogen las resoluciones de la dirección general de Ganadería que se suceden desde entonces.El resultado se puede apreciar a día de hoy: una raza dócil, de fácil manejo y con capacidad de adaptación a entornos adversos y difíciles como las montañas, colinas o zonas escarpadas que caracterizan Galicia, como no podía ser de otra forma en una raza autóctona que se desarrolló en este territorio.Su valor también se pone de manifiesto en las subastas, donde alcanzan los 3.000 euros por ejemplar, aunque algunos ganaderos reconocen que esta circunstancia se debe también al aumento de la demanda y la falta de terneros en otras regiones de España, así como los cruces con otras variedades que limitan la cantidad de ejemplares puros de Rubia Gallega.«Es una raza bovina destinada a la producción de carne con excepcionales cualidades maternales que dan lugar a terneros cuyas características cualitativas cárnicas gozan de reconocido prestigio tanto entre los consumidores finales como entre profesionales del sector gastronómico», explican desde la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno Selecto de Raza Rubia Gallega ( Acruga ), la entidad encargada de la mejora genética de esta variedad bovina.Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, actualmente hay 29.173 reses de Rubia Gallega en 1.382 ganaderías en España, aunque más del 90% de las vacas y explotaciones se encuentran en la comunidad gallega, siendo Lugo la provincia claramente predominante con el 75% del total de ejemplares. Sin embargo, en los últimos años se ha expandido a lo largo del país, con criadores de Rubia Gallega presentes en Castilla y León, Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Extremadura, La Rioja y Madrid.Edad media de 21 añosSi algo caracteriza a la Rubia Gallega, además de su carácter afable, su pelaje color rubio, trigueño o canela o la calidad de su carne, es su longevidad, con una edad media de 21 años. Asimismo, pueden alcanzar los 1.300 kilos de peso en el caso de los bueyes y de 600 en el caso de las vacas, gracias a su musculatura y fortaleza ósea.Rasgos comunes Carácter La Rubia Gallega se caracteriza por su carácter dócil y capacidad de adaptación a entornos adversos debido a su tradicional desarrollo en la orografía gallega y una cercanía con el ganadero propia de los minifundios. Morfología Esta variedad alcanza los 21 años de edad media y 1.300 kilos de peso en bueyes y 600 en el caso de las vacas, gracias a su musculatura y fortaleza ósea. Aptitudes cárnicas Los terneros son sacrificados nada más terminar su periodo de lactancia, entre los 8 y 9 meses, lo que repercute en la calidad y sabor de su carne, que cuenta con una Indicación Geográfica Protegida (IGP).Cuando nacen, tanto machos como hembras pesan en el entorno de los 41-42 kilos y crecen rápidamente, aumentando su peso en más de un kilo al día durante su periodo de lactancia. En el caso de los terneros, el sacrificio para su consumo se produce antes de los diez meses, entre ocho y nueve, cuando ya alcanzan el umbral de los 300-400 kilos y finaliza su periodo lactante.Las vacas seleccionadas como reproductoras suelen tener su primer parto a los 27 meses de edad y, según informan Acruga y el Ministerio, el porcentaje de hembras que paren solas, sin necesidad de ayuda, asciende al 95,6%, aunque algunos ganaderos consultados por este diario discrepan sobre la verosimilitud de esta cifra. Un embarazo que suele extenderse a los 288 días de media (10 meses) y que se suceden en periodos aproximados de 386 días.Declive de la razaA pesar del reconocido prestigio de la carne de ternera gallega, que cuenta con su propia Indicación Geográfico Protegida (IGP) desde 1996, la escasez de terneros cruzados aptos para esta consideración por la introducción de otras variedades está provocando que cada vez haya menos ejemplares puros de Rubia Gallega.Un problema que viene de lejos, como afirma José Ramón González, ganadero del municipio orensano de A Mezquita , donde forma parte de una granja cooperativa con 60 reses de Rubia Gallega. Se remonta a los últimos 30 años para explicar cómo esta variedad no se ha adaptado igual de bien que otras razas al cambio de modelo productivo, en el que el ganado pasó a ser parte de la unidad familiar –en números reducidos y con cuidados más constantes–, a aumentar en tamaño y hacia explotaciones más extensivas.El coste de los ejemplares en subasta alcanza 3.000 euros por cabeza, un valor que dispara la escasez de reses en otras regionesEl ganadero lo achaca a la falta de apoyo institucional al desarrollo genético de la Rubia Gallega, que a pesar de su buen carácter por convivir durante generaciones como un miembro más de la familia, requiere de más dureza durante los inviernos o mejores condiciones en el parto, lo que ha propiciado cruces con otras variedades en detrimento de la pureza de la autóctona gallega, poniendo en riesgo este «patrimonio propio».Eso no quiere decir que la Rubia Gallega no se adapte a ambientes como la montaña, incide González, sino que existe la necesidad de desarrollar nuevas líneas genéticas, aunque se trata de un labor de décadas para la que el apoyo de todas las administraciones (municipal, provincial, autonómica y estatal) es «fundamental», refiere. «Tenemos que poner en marcha un plan integral de rescate de la Rubia Gallega», sentencia el ganadero, que aboga por más investigación, más trabajo técnico y financiación para evitar que esta raza continúe diluyéndose.

Leave a Reply