Roca Rey: «Tengo muchos miedos: miedo al fracaso, miedo a la cornada, miedo a que me mate un toro»

Home People Roca Rey: «Tengo muchos miedos: miedo al fracaso, miedo a la cornada, miedo a que me mate un toro»
Roca Rey: «Tengo muchos miedos: miedo al fracaso, miedo a la cornada, miedo a que me mate un toro»

«No tengo nada que esconder. Le voy a contar toda la verdad». La sentencia de quien teme morir joven retumba en los campos de Sevilla. El miedo habita en Andrés Roca Rey , aunque nadie lo diría. Su alma de juventud está serena, pero es un hombre inquieto. Inquieto por descubrir, por saber, por amar, por vivir. Apenas puede dar un paso en el salón de los Espejos, donde recibe uno de los premios de tauromaquia de la Junta de Andalucía . El público lo observa con admiración; otros, con celos. «Este es el número 1», sentencia -mientras hace las señal con el dedo- Manuel Benítez ‘El Cordobés’, el torero que puso a temblar al empresariado taurino con la almohada y la guerrilla. La entrevista a Roca Rey, el pasado miércoles. Vídeo: Pablo Ortega | Foto: Matías NietoRoca es hoy el oro del Perú que todas las taquillas ambicionan, el que más gana, «el que más debe ganar». Ambos se despiden mientras abrazan décadas de historia, mientras se cuelan los aficionados que buscan una foto irrepetible con dos ídolos. El reloj marca ya la una y media cuando la máxima figura de España, de Europa y de América se dispone a abandonar el Palacio de San Telmo. Antes, el equipo de Juanma Moreno le enseña la capilla del Buen Aire, ante la que (casi) nadie reza. El limeño contempla en silencio el retablo. Su fe es grande, guiada por la Virgen de la Estrella, a la que visita antes (y después) de cada gran cita en los ruedos.—¿Habla mucho con Dios?—Hablo mucho, rezo mucho, me gusta, me siento seguro, fuerte y protegido.—¿Se enfada con Él?—Todo lo que pasa en la vida son aprendizajes: lo bueno y lo malo. Cuando veo a niños con enfermedades, le preguntó por qué. Al final, nosotros aprendemos de esos niños a ser valientes. La vida es un regalo o, mejor dicho, un préstamo . Y yo creo que Dios nos la ha prestado por un tiempo. Él verá cuándo nos la quita. Tú no compraste la vida nunca, es un préstamo.—¿Alguna vez ha sentido que ese préstamo terminaba y se ha visto con un pie en la tumba?—Sí, una vez pensé que me moría, pero no fue toreando. Me sentía muy mal: «Se acabó, se acabó todo». Y me dio mucha pena.—¿Qué le pasó?—Me bajó mucho la tensión, me dio mucha ansiedad… Parecía el final.La verdad tras ‘Tardes de soledad’Recorridos los treinta kilómetros que separan Sevilla de Gerena, Andrés se pone cómodo en su refugio, en su cortijo de ‘La Consentida’. No hay capotes, ni muletas, ni vestidos de torear… Todos los guarda como un tesoro Larita, su mozo de espadas. Sí hay cabezas de toros, sin las orejas de la gloria. «Los tengo en mi memoria», cuenta, mientras explica a Matías Nieto y Pablo Ortega , mis compañeros de ABC, qué diferencia cada toro, cada pelo… Pablo no ha pisado nunca un coso y, cuando acabamos la entrevista, camino de ese AVE que tanto se retrasa y desespera, clama: «Charo, quiero seguir a este pedazo de tío». ‘Tardes de soledad II’.Roca Rey en su casa, junto a uno de las cabezas de toro de una de sus faenas Matías Nieto—¿Ha visto ya la película?—La vi antes del estreno y fui a verla, después, en el cine. Estoy muy orgulloso, contento de que a mucha gente le haya gustado; a otras, no.—¿Y a usted?—Como protagonista, no soy quién para decir si me ha gustado o no. Solamente he cumplido al abrirle las puertas a un artista tan grande como Albert Serra para que se inspire en la vida de un torero y en sus ‘Tardes de soledad’, nunca mejor dicho. Estoy muy feliz porque la gente ha empezado a hablar de toros muchísimo más, y eso que ya se hablaba. El documental sobre el torero estandar Si ‘Tardes de soledad’ Albert Serra empotra su mejor cine contra la tauromaquia Oti Rodríguez Marchante opinion Si La hora de la verdad ‘Tardes de soledad’: la verdad descarnada de Roca Rey como nunca se había visto Rosario Pérez—¿Es cierto que su relación de apoderamiento con Roberto Domínguez llegó a su fin por este documental?—No. Voy a contarle la historia de verdad . El maestro siempre me apoyó y me aportó muchísimo. Él no tenía necesidad económica de estar conmigo. Tiene sus hijos, le gusta viajar y su compromiso fue un compromiso con el toreo. Hace un año estábamos en La México, donde me había dejado un toro vivo. Es la vez que más gente me ha ido a ver y la que más dolido he salido de una plaza, con una impotencia brutal. Al día siguiente, me dice: «Ahora mismo te has dejado un toro vivo y estamos en la mierda. Cuando subas otra vez y estemos arriba, me voy». Hablamos después de la temporada, siempre muy respetuosos, y le dije lo de aquel momento. Se acordaba perfectamente y nos dimos un abrazo. Fue un momento duro , como toda relación que se termina, pero a la vez con una sonrisa por todo lo conseguido. El maestro siempre se va a alegrar de lo bueno que me pase.Sobre su retirada «No creo que esté mucho tiempo. No sé si será el próximo año, dentro de dos, de cinco o de seis»—Ahora lo apodera su hermano Fernando (también torero). ¿Es fácil compaginar familia y profesión?—Mi hermano representa mucho para mí: es el primer héroe que tuve, el primero al que verdaderamente admiré, del que aprendí y con el que tengo confianza para hablar tanto de lo bueno como de lo malo. ¿Quién mejor que él? Si todo empezó con él, es bonito que todo continúe y acabe con él. —¿Piensa en la retirada?—No creo que esté mucho tiempo. No sé si será el próximo año, dentro de dos, de cinco o de seis. Lo único que sé es que quiero vivir mi profesión, mi filosofía de vida, con toda la intensidad y toda la pasión del mundo.—¿Podría vivir sin torear?—Me preparo para el día que pase. Cuando me retire, habrá un vacío en mi alma. Siempre quise ser torero.—¿Cómo le gustaría que le recordasen los libros?—Como alguien que, por más que se equivocó o por más que acertó, siempre tomó las decisiones con el corazón. En plena libertad.Roca Rey nos abre las puertas de su casa. MAtías NietoAsí se siente en su ‘Consentida’, que adquirió dos semanas antes de la pandemia, la tierra donde se inspiró Orson Welles para ‘Ciudadano Kane’. La verdad y el poder, que tantos celos despiertan.—Muchos quieren ser Roca Rey: ¿cómo lleva eso de la envidia?—No pienso que sea una persona que genere envidia, pero si pasa, mejor evadirse un poquito, ¿no? Intento portarme bien con todo el mundo.—¿Se blinda ante las críticas?—Antes leía todo, quería saberlo todo , no sólo de mí, sino de mis compañeros, de las ganaderías, del público. Eso me empezó a perjudicar. A partir de entonces, intento no leer mucho. En el invierno, si creo que algo puede realmente aportarme, lo leo.Libros y libros coronan estanterías y mesas, de arte, de toreo, de épica, de humanidad, de héroes. Como ‘Iván Fandiño, mañana seré libre’.—¿Se siente libre para hablar de todo?—Completamente. No tengo nada que esconder. —¿Cuál es el miedo mayor?—Tengo muchos: tengo miedo al fracaso; tengo miedo a que un toro me coja y me haga mucho daño; tengo miedo a morirme, a morir joven.—¿Y cómo lo espanta?—Viviendo intensamente el presente, sin pensar tanto en el futuro. Todavía no existe, aún no ha llegado.—Su entrega es máxima delante del toro y su diálogo con la muerte parece asustar a todos, menos a usted.—Claro que tengo miedo a las cornadas fuertes. Tengo miedo a que un toro me pueda coger y me pueda matar.—¿Y cómo se sobrepone a un percance para volver a la cara del bravo?—Te entrenas y vives para esto, llevas noches sin dormir… Lo siente tu corazón, lo sabe tu cabeza y son tardes para intentar demostrar que llevas razón, no a los demás, sino a ti mismo.—¿Merece la pena?—Como ser humano, el toreo me da vida, porque me permite descubrir si llevaba razón o estaba equivocado. Muchas veces son curas de humildad; sin ellas, no evolucionaríamos.Sobre el amor «Intento entregarme, con mi familia, con mis amigos, con mi novia, con mi cuadrilla. Muchas veces he tenido miedo de entregarme, pero no podemos dejar de vivir por miedo»—¿Cómo diferencia a los aduladores de la gente de verdad?—Hay gente que se mueve por intereses, pero hay otra que es amiga de verdad. Intento juntarme con las personas con las que comparto los valores de respeto y libertad. Me gustan las miradas limpias.—Después de su cogida en Santander, estremece su voz en la furgoneta: «He tenido un ángel». ¿Sólo uno?—Creo que tengo muchos vivos, de carne y hueso. Está mi familia, por supuesto, pero luego otros que han aparecido, como Larita, el ángel que va conmigo a todos lados.El maestro, de cerca En las imágenes el tatuaje de Roca Rey en su antebrazo -Libertad y Serenidad-; un juego de estampitas en el interior de su casa y un astado Matías Nieto—Nadie triunfa pensando en la derrota. ¿Qué le motiva a usted?—Mi profesión, el amor. Es lo que realmente llena, más que lo material.—¿Un torero ama sin miedo o el miedo a perderlo todo también se cuela en el amor?—En el amor intento entregarme, con mi familia, con mis amigos, con mi novia, con mi cuadrilla, a la que veo más que a mi familia. Muchas veces he tenido miedo de entregarme, pero no podemos dejar de vivir por miedo. Ya se verá si esa persona estaba verdaderamente entregada o era mentira. El amor es como con el toro: no vas a dejar de entregarte porque la muerte los pueda separar.—¿Es fácil ser pareja de un torero?—Tiene que ser muy difícil, cuando se llevan muchos años, por los picos de triunfos y fracasos. Tiene que ser difícil entender a un torero, con tantas subidas y bajadas. Yo ahora estoy sereno, cumpliendo el sueño de mi vida.Sobre Morante «Al que no le guste tiene un problema. Al maestro lo respeto muchísimo. El toreo lo quiere y lo espera»—¿Alguna vez ha necesitado ayuda psicológica?— Sí, la he necesitado e intento seguir con ella. Quizá ahora no la necesite, pero cuando te expones a tanta responsabilidad, a tanta presión, a tantos miedos, no solo al toro, sino a los que hablábamos antes, viene muy bien. No sólo para recibir consejos, sino para sentirme libre de contar mis cosas: al hablar con mi ‘coach’ me doy cuenta de lo que está bien y de lo que está mal. Al final, el psicólogo creo que está dentro de uno.—Morante de la Puebla contó en ABC sus problemas de salud mental.—Al maestro lo respeto muchísimo. Me acuerdo perfectamente de todas las veces que hemos compartido cartel. Me encanta cómo torea; creo que al que no le guste tiene un problema. Después de escuchar sus declaraciones, tengo muchas ganas de que se mejore . El toreo lo quiere y lo espera.—¿Se siente querido por Sevilla?— Sí, por lo menos cuando le doy la cara a una persona, mucho.—¿Y por Madrid?—Sí, es un público apasionado, le gusta el toreo bueno y es una plaza muy exigente, la que nos hace a los toreros sacar lo mejor de nosotros. Si no fuera por plazas como Las Ventas, los toreros quizá nos acomodaríamos.—En Otoño la acritud sobrepasó los límites. ¿Escucha a los tendidos?—Sí, lo escucho todo cuando camino o voy a cruzarme. Toreando es difícil: es tan tremenda la intensidad y tan grande la adrenalina, que es imposible. Desde el paseíllo, al igual que el traje de luces es transparente, ya se siente la vibra del público.«El toreo es una misión»Si a un torero se le reconoce de espaldas con solo ver su andar, hasta San Isidro sabe qué día torea Roca Rey. En la calle de Alcalá se percibe el runrún de las tardes herradas con el sello de acontecimiento. «Esa expectación es muy bonita, pero también hay una responsabilidad grande», señala. Para llegar a una sentencia: «El toreo es una misión. Hay que intentar no fallar a ese público que va a verte con ilusión y demostrarte a ti mismo que el camino elegido es el correcto».—En la historia ha habido grandiosas figuras en el ruedo, pero no siempre que se han marchado han dejado la Fiesta mejor de lo que se la encontraron. ¿Cuál es su aspiración?—Antes, lo único que quería era torear, llegar a ser figura y compartir cartel con los grandes. Desde hace un tiempo he cambiado un poco esa mentalidad. El toreo me ha dado tantas cosas que me siento en deuda con él. Mientras más huella dejes, mientras más agrandes tu figura, mientras más cosas importantes hagas en el ruedo y fuera, va a ser más fácil poder mejorar las cosas. Me gustaría irme del toreo y decirme a mí mismo: «Oye, pues, el toreo está mejor que cuando llegué». Es una de mis grandes obsesiones.—Uno de sus logros ha sido rejuvenecer los tendidos. ¿Es la razón de la corrida de la juventud de Illescas?—Sí, nace al ver que el toreo está renovándose, que la gente joven se emociona. No quería dejar pasar la oportunidad de hacer la corrida del 12 de abril para ellos. Es una jornada especial, desde por la mañana, con conferencias, hasta la noche, con copas, compartiendo lo vivido en la plaza.—¿Por qué no con dos matadores jóvenes? Algunos dicen que eso va a ser como una discoteca Pachá.—Mire, sería muy divertido. Lo que tengo muy claro es que, aparte de entregar mi vida al toro, estoy intentando que la afición crezca. No sé si me equivoco; nadie tiene la verdad absoluta: ni ellos ni yo. Lo que sí digo es que lo hago con el corazón y quería que se tocasen todos los palos, con un rejoneador, Guillermo Hermoso, y una novillera, Olga Casado. Mi deseo es que la juventud triunfe y la tauromaquia se haga mucho más grande.Su caché «Quiero cobrar lo que genero, pero yo no atraco a nadie»—¿Qué valores puede enseñar el toreo a los jóvenes?—Todos: el toreo es el resumen de lo que es la vida. Es la vida misma, la muerte, la gloria, el fracaso, la sangre, la belleza, la pureza, la libertad, el respeto, la solidaridad, el amor… Están todos los valores, pero de verdad, con la vida y la muerte por delante. Vivimos en una sociedad que quiere ocultar la muerte . Por ejemplo, al niño no se le puede decir de dónde sale el jamón, no vaya a ser que se asuste de que hayan matado a un cochino.—En el mundo rural pasa menos…—Desde que el hombre empezó a vivir en la ciudad, la pureza absoluta se ha perdido un poco, pero yo creo en un mundo de verdad. No veo el sentido de esconder las cosas. La tecnología es increíble, pero muchas veces no estamos realmente preparados para ella. Cuando salieron las redes sociales, los niños veían coches grandes, mujeres y hombres guapísimos, casas inmensas… Y nos empezamos a convencer de que lo material era lo importante, cuando realmente lo es la familia. Le voy a decir una cosa: no me gustaría que mis hijos fueran toreros, porque sufriría mucho, pero me gustaría trasladarles los valores que he aprendido del toreo.—El aficionado está harto de los carteles ‘viejos’ y pide la regeneración. ¿Competirá con todos los jóvenes?——Es algo que demanda el aficionado y que necesita la tauromaquia para su evolución. No sólo me gustaría torear con todos los jóvenes, sino que es un hecho, como con Chicharro, Rufo, Fortes, Adrián, Navalón, Borja Jiménez, con quien creo que torearé en Pamplona, Salamanca… —¿Qué hay de cierto en esa frase que circulaba en los despachos de que quería torear menos y ganar más?—Quiero cobrar lo que genero. Por supuesto que sí, soy el primero que lo dice, quiero cobrar lo que genero, pero no atraco a nadie. Tampoco pido algo que no se me pueda pagar y ya veré yo lo que hago con mi dinero, si me lo gasto, si lo dono o si va para mi familia. Este año voy a torear la mitad. Quiero preparar en cuerpo y alma cada corrida, que haya categoría, no sólo en lo que esté pasando, sino también cuidar mucho el toro, que la gente no se sienta defraudada..—¿Entonces no se torea por dinero?—Por dinero no estoy toreando, aunque algunos dirán que sí. Ya que me lo ha preguntado, esa es mi verdad.Bromeamos luego con la pregunta clásica de Broncano, de cuántos ceros llenan su cuenta. De ‘No hay billetes’ su doblete de Fallas, frente a la más triste entrada de otros festejos. ¿Acaso no le daba vértigo torear dos días seguidos? «Seguí a mi corazón y decidí volver así a España en mis diez años de alternativa».—Sin embargo, recortará su agenda.—Si yo quisiera cobrar más, torearía más, pues yo me preparo lo mismo para una que para ochenta. No hay que abusar, sino cuidar y engrandecer las plazas. No quiero estar en ninguna plaza donde tenga la duda de si debo o no debo estar.Abandonamos el salón de la chimenea. A la izquierda, un despacho. Al fondo, la cocina, una vinoteca y el comedor principal, con más cabezas de toros, carteles de su año de nacimiento, un billar aún sin estrenar, versos de Farruco, toreo en el mar con la firma de Joserra Lozano y una barra para las noches de fiesta.Horizontal—¿Hay tiempo para la juerga, para cantar, a lo Sabina, eso de «hoy vamos a perder los alamares»?—Se hace y me gusta hacerlo. Lo que pasa es que hay pocas veces para poder disfrutar de esos almuerzos que terminan en la madrugada. Me encanta porque es con mi gente.—¿Y con la soledad cómo se lleva?—Antes no me gustaba. Ahora sí, y la considero necesaria: cuando hay muchos opinando, no eres tú al cien por cien. Mis días son entrenar, comer, meditar, dormir, pensar, leer…Y pasear por ese campo de diez hectáreas donde su silueta de espigado junco busca el equilibrio. Con la firmeza de su caminar, con temple –«nunca he llegado tarde a una plaza, eh», nos dice cuando le comentamos esa tendencia a llegar justo de hora–, con la disciplina de sus entrenamientos en el gimnasio del pueblo y con el toreo de salón en su placita, con dos carretones y Crack correteando a su alrededor. Este pastor alemán, de nobleza infinita, estuvo desahuciado hace unas semanas, pero Roca Rey, tan apegado a sus animales –tiene también un mastín, un pony, dos burros, ovejas y vacas bravas–, luchó por su vida y sus cuidados resucitaron al viejo Crack. No puede seguir su ritmo cuando se sube al ‘buggy’ y levanta una polvareda de montaña rusa sin raíles, de rebeldía al filo de lo imposible. Un filo en el que sostiene la armonía, como un equilibrista de libertades y serenidades, las palabras que tatúan su brazo. Más abajo se esconden las medallas de las cornadas, del valor de lo infinito.El Andrés Roca Rey más íntimo El torero, junto a Crack, un perro al que cuidó y ‘resucitó’, pese a que estuvo desahuciado hace unas semanas; en a segunda imagen, en el interior de su finca y, en la última imagen, un detalle de la silla de montar del diestro Matías NietoEntre encinas y olivos, comentamos cómo logra vencer los temores. «Un hombre valiente es aquel que ha pasado miedo antes, ha hecho las cosas a pesar de ello y lo ha superado. Sin miedo, el valor no existe».—¿Cómo se gestiona la incertidumbre en el patio de cuadrillas?—Es difícil contestar esa pregunta porque uno nunca se siente igual. Somos humanos y las emociones cambian. Me tranquiliza el hecho de estar nervioso. Lo jodido del miedo es cuando le das la espalda, cuando no quieres verlo; cuando le plantas cara, desaparece. Eso me lo enseñó mi ‘coach’, que me ayuda psicológica y emocionalmente, con técnicas para aplicar.—¿Hasta qué punto le afecta el fracaso?—Antes quería soledad. Ahora intento hacer lo que tenga que hacer, lo que me provoque, claro. Intento no ser menos persona cuando una tarde va mal, ni me siento más persona cuando salgo a hombros. Intento tener ese ritual de quitarme el traje y empezar a ser persona nuevamente. Creo que es lo que me puede llevar a mantenerme bien psicológicamente y a no ser nunca consumido por el artista.Un torero «no políticamente correcto»Melita, que lo cuida como una madre y conoce sus secretos («¡y yo los de ella!»), nos ofrece un café mientras cambiamos al tercio político: «Si me dan a elegir, por muchas razones, yo elegiría a Isabel Díaz Ayuso como presidenta del Gobierno de España». Su palabra es transparente: «Soy correcto, pero no políticamente correcto». Y manda un mensaje a Urtasun: «Todo el mundo tiene derecho a tener su postura, nadie tiene la verdad absoluta, pero él no está en su casa, está frente a un pueblo. Por más que no le gusten los toros, un ministro tiene que respetar la cultura . Hay políticos que no están preparados para su cargo».—¿Le preocupa la pantomima ‘bull’ de la Fiesta sin sangre en México?—Me daría mucha pena que eso ocurriera, perdería toda su esencia. Hay tantísimos muertos en México, tantos desaparecidos, asesinados, narcotráfico…. Muchas veces la tauromaquia paga el precio de otras cosas feas que pasan para que lo demás se tape.El atardecer de la primavera de Sevilla asoma; llama a Viruta, su subalterno, para entrenar. En la espera, dibuja un corazón con la espada sobre la arena, se sienta, cierra los ojos de ese porte de arrogancia tan necesario en unos ruedos convertidos, a veces, en un laberinto de medianías. En los tendidos, Roca siembra las pasiones del as de oros que es; en las distancias cortas es Andrés, con la humildad de los grandes, el que abraza a Melita, que saborea el lomo saltado (así, sin ‘e’, un típico plato peruano), que hace trompos, que aploma sus mocasines en una fina tabla sin importarle la altura, que extiende las alas y serena su mirada, pese a asomarse al abismo. Es la estatua del ángel, el monumento andino al Cóndor. «Ese toro me perdonó la vida. Tengo un ángel», se escucha de fondo. Es el eco de los elegidos.

Leave a Reply

Your email address will not be published.