Ahora que Madrid va a acometer la rehabilitación integral de la plaza de toros de Las Ventas , para tenerla en perfecto estado de revista de cara a su primer centenario, en 2031, no está de más dar un repaso a todos los lugares que han sido, en la capital, coso taurino. Que han sido muchos: desde el paseo del Prado a Tetuán, de Alcalá a Ventas, pasando por la Fuente del Berro.Los toros en Madrid han gustado mucho, desde siempre. De hecho, se habla de la construcción de una plaza en el Prado de San Jerónimo, en la huerta del Duque de Lerma (más o menos, el Palace de hoy) en el siglo XVII. Pero festejos con toros también hubo por entonces en otros lugares, como la Puerta del Sol, la plaza de la Cebada o la de Lavapiés. En 1749 se inauguró la plaza junto a la Puerta de Alcalá, levantada en piedra -aunque primero tuvo un graderío de madera- y ubicada entre las calles de Serrano y Claudio Coello. Una plaza mandada edificar por Fernando VI, que tenía capacidad inicialmente para 12. 000 espectadores, y que estuvo en uso hasta 1874. En ella toreó Frascuelo y también Lagartijo, dos grandes de la época.Noticia Relacionada El coso más famoso del mundo estandar Si Una reforma integral de 40 millones le dará la vuelta a la plaza de Las Ventas Sara Medialdea No se tocará la fachada de la histórica plaza pero sí toda la estructura interior de la primera plaza del mundoA esta la sustituyó la de Fuente del Berro o Goya, que comenzó a construirse en enero de 1873 y fue inaugurada en septiembre del siguiente año. Otros autores la conocen como ‘la de la carretera de Aragón’. No le gustó mucho a la afición de entonces el cambio de emplazamiento, porque la de Goya les parecía que estaba demasiado lejos. Se buscaron otros algo más cerca, más o menos en lo que hoy es el Palacio de los Deportes, y allí es donde finalmente se alzó el coso. Fue una plaza muy vivida y muy disfrutada.En 1870 había otra plaza de toros, la de Tetuán de las Victorias, que vivió su esplendor a comienzos del siglo XX y quedó totalmente destruida durante la Guerra Civil. Y en 1908 se inauguró otro coso de importancia, la plaza de toros de Vista Alegre, ‘la chata’ en el argot popular. También sufrió gravísimos daños durante la contienda española, aunque fue reconstruida en 1944, quedando sin terminar, lo que le valió su apodo. Fue definitivamente derribada en 1995, para levantar el actual Palacio de Vistalegre.Arriba, plaza de toros de la Puerta de Alcalá, en 1854. Abajo, izq,, 1900, plaza de toros de Tetuán poco antes de inaugurarse. Dcha, inauguración de la plaza de toros de Vista Alegre, en 1908. Archivo ABC-Ramón AlbaLa última -hasta el momento- de las plazas de toros de Madrid es la Monumental de las Ventas, construida a iniciativa de Joselito porque la de Fuente del Berro no satisfacía la demanda de público que ya existía en la capital. El arquitecto José Espelius y el empresario Fernando Jardón iniciaron el proyecto en 1919. La muerte de Espelius en 1929 obligó a finalizar el trabajo a otro profesional, Manuel Muñoz Monasterio. Fue inaugurada en 1931, con una corrida a beneficio del paro obrero en la que participó, entre otros, el maestro Marcial Lalanda. Después de eso, no hubo más corridas hasta 1934, porque había que terminar los accesos, que estaban inacabados. Una jugada de Manolo Prast, acosado por Sócrates Quintana, en un partido de fútbol con la plaza de toros de Goya como fondo, en 1908 ARCHIVO ABCFue en octubre de ese año, con Lalanda, Cagancho y la reaparición de Belmonte en el cartel. Y no todo el mundo estaba contento: la crónica de ABC protestaba vivamente por los inconvenientes del nuevo coso: «La llegada a la plaza fue lenta frecuentemente ‘taponada’», la explanada de acceso «sin urbanizar, difícil y sucia» y la entrada en el edificio, «con la mayoría de las puertas cerradas, de una molestia que no conoció nunca el público de la plaza vieja». MÁS INFORMACIÓN Los 13 pueblos que se integraron en la capital hace 75 años para crear el ‘Gran Madrid’ Los automóviles yanquis que batieron el récord de velocidad en la Cuesta de las PerdicesTan gordo fue aquello, que dicen que «hubo quien no pudo entrar hasta el tercer toro». La corrida, según los medios, se organizó por la Asociación de Escritores y Artistas para sus fines benéficos de sostenimiento del Instituto Cervantes y sus escuelas y socorros. Además del cartel, los organizadores contaban con la participación de artistas de los principales teatros madrileños.

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