—¿Por qué un libro como este ahora?—Soy un patriota, me preocupa el futuro de España y hay una operación para convertir el país en una república confederal plurinacional. No es alarmismo, es una realidad. Alejo Vidal-Quadras fue capaz de predecir el ‘procés’ y 20 años después ocurrió. Jaime Mayor Oreja fue capaz de predecir que el PSOE acabaría pactando con el mundo político de ETA. Y ocurrió. Cayetana Álvarez de Toledo ha teorizado sobre la deriva autoritaria e iliberal de Pedro Sánchez. Y ha ocurrido. Están en peligro la Transición y la concordia entre los españoles.—A los que cita, llegaron a llamarlos locos. ¿No teme que a usted también le traten políticamente así?—Cuando asumes el papel de hacer predicciones que no siempre son muy halagüeñas, la gente, a veces, prefiere mirar hacia otro lado. ¿Puede pasarme a mí? Sí, pero asumo el riesgo porque estoy convencido de que lo que digo es lo que van a intentar. Y aspiro a que mi predicción no se cumpla.—Explique políticamente a qué se refiere con lo de que Noé construyó el arca antes del diluvio, y no después.—En el año 2021, tras un resultado electoral catastrófico, predije los ocho pasos de la mutación del ‘procés’ que acabaría siendo el proceso español: indultos, malversación, sedición, expulsión de la Guardia Civil y la Policía Nacional de Cataluña, la expulsión del CNI, inhibición en el cumplimiento de las sentencias lingüísticas, amnistía y autodeterminación a través de la España confederal. En aquel momento me decían: «Pero, ¿cómo va Sánchez a indultar a los golpistas? ¿Cómo va a intentar expulsar a la Guardia Civil de Cataluña? ¿Cómo va a suprimir la sedición? Es imposible». Pues ha ocurrido. Es importante construir el arca antes del diluvio, porque si llega el diluvio y no está construida, entonces, «Houston, tenemos un problema».—¿Una república confederada plurinacional es la puerta a los referéndums de independencia?—El separatismo catalán sigue aspirando a la independencia, pero sabe que ahora mismo tiene una fuerza electoral baja porque han decepcionado y engañado a sus propias bases, que están cabreadas. Ven la confederación plurinacional como una meta volante hacia la independencia, porque liquida la nación. España sería la suma de cinco naciones: Castilla, Galicia, ‘Países Catalanes’, País Vasco y Andalucía. Si pactas que España no es una nación, sino la suma voluntaria de cinco distintas, el que se ha confederado, igual que entra, puede irse.—Propone reformar la Constitución.—Hay que clarificar de manera rotunda el marco competencial autonómico para que no sea el Cándido Conde-Pumpido de turno el árbitro de la política. Porque a Conde-Pumpido le mandarán pulpo como animal de compañía desde el gobierno y lo aprobará. Es peligrosísimo para España.—¿Con qué apoyos?—A diferencia de la izquierda y los nacionalismos, respetamos el mecanismo de reforma constitucional. Hoy no existe una mayoría, pero hay que elevar una propuesta e intentar conseguir la complicidad de los españoles. Y si la consigues puedes tener la mayoría necesaria en las Cortes Generales. Lo que tengo muy claro es que ahora mismo, a la propuesta confederal plurinacional de la izquierda y de los nacionalistas, hay que proponer un modelo distinto de alternativa, porque el actual modelo, que ha sido el mejor de nuestra historia, está en vías de agotamiento. La Constitución no está preparada para hacer frente a golpes internos a través de mutaciones constitucionales. Es en lo que están el PSOE y sus socios. Hay que blindar el modelo constitucional que impida cambios sin respetar las reglas.—¿Se puede pactar con Junts?—No. Junts ha decidido no respetar las reglas del juego y quiere volverlas a romper. No se puede llegar a acuerdos políticos de calado con aquel que dice que su vocación es romper la democracia española y que además trata a la mitad de la población catalana como ‘ñordos’, colonos e inadaptados.—¿Sin Junts se llega a la Moncloa?—¿Tenemos que trasladar a los españoles que el único futuro que nos espera es que Carles Puigdemont sea eternamente la llave de la política española? No va a tener la llave de la política española un prófugo de la Justicia que participó en un golpe de Estado. Yo no quiero gobernar con Junts. Quiero la mayoría suficiente para no tener que necesitar a Junts. No podemos estar haciendo aritmética todo el día. Se trata de ofrecer un horizonte distinto. Para depender de Puigdemont ya está Sánchez.—Entonces, ¿el PP catalán no debe ser la versión ‘soft’ del nacionalismo? —No, ese es el asunto crucial. El nacionalismo es una ideología nefasta para cualquier sociedad que clasifica a las personas en función de su identidad, su lugar de origen y la adhesión a dicha identidad. Y eso acaba deteriorando, como ha pasado en Cataluña, la convivencia, la calidad de vida y, finalmente, también hasta la economía. Tenemos que plantear una alternativa ideológica y moral al nacionalismo.—Critica a Salvador Illa por asumir el programa de ERC, pero, ¿no existe una «paz social» en Cataluña?—Eso es una trampa moral. Si el separatismo te dice que o apruebas la amnistía y los indultos o queman Barcelona, ¿es paz social o cesión a un chantaje? Por esa regla de tres, dales todo lo que quieran. Cede a los chantajes. Eso es inaceptable. No es paz social. El apaciguamiento nunca funciona.—¿Se puede interpretar el libro como un ajuste de cuentas con Génova?—En absoluto, el libro habla sobre todo de Cataluña y de España. Y hay 20 páginas en las que hago un diagnóstico de los errores históricos del PP. De los 40 últimos años, no de los últimos tres ni de los últimos cinco. Llevo afiliado al PP desde los 18 años y tengo 48. Mi compromiso con mi partido y mi presidente es absoluto e indiscutible.—¿No teme, entonces, que no gusten sus palabras en Génova?—El único partido donde expulsan a la gente por expresar sus ideas libremente se llama PSOE, como bien sabe Nicolás Redondo Terreros. En el PP no somos una secta y podemos dar nuestras opiniones libremente.

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