La bunkermanía aterriza en España: «Están pensados para una guerra nuclear»

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La bunkermanía aterriza en España: «Están pensados para una guerra nuclear»

De los cuatro refugios públicos antinucleares que están operativos en España, tres se levantan en Madrid: en el Palacio de la Moncloa, la base de Torrejón y el parque de El Capricho. La cifra, en cambio, respecto al número de búnkeres privados de este tipo a lo largo y ancho de la región se vuelve mucho más difusa. Dejando a un lado las viejas construcciones de la Guerra Civil, lo cierto es que la fiebre por estas llamativas fortalezas ya ha aterrizado en la Comunidad: el temor a un conflicto bélico global, y por qué no decirlo, también a las bandas de asaltantes de chalés en las zonas más acomodadas, estarían detrás de un fenómeno que gana adeptos cada año.Hasta 2023, Fernando Díaz, gerente de la empresa madrileña Búnkers FD (la primera abierta a este negocio en España) no había fabricado ningún reducto en su tierra. Pero todo cambiaría a partir de ese año. «Hasta entonces había hecho búnkeres en Barcelona, Badalona, Murcia, Alicante o Marbella, lugares a donde me había desplazado con mi equipo para echar a rodar el negocio», comenta a ABC, satisfecho por el ‘boom’ que ha experimentado el sector desde el final de la pandemia. Si entre 2021 y 2022 levantó seis refugios, la suma de aquel tiempo a esta parte casi se ha multiplicado por cuatro.En Madrid, Díaz ha dejado su huella en Majadahonda y Pozuelo de Alarcón, dos de los municipios con mayor renta per cápita de todo el país. Y este 2025 ya tiene nueve visitas concertadas, cinco en Guadarrama, otra en Majadahonda, una más en Leganés… Proyectos, todos, iniciados previa señal por parte del cliente para calibrar el interés real y evitar perder el tiempo con simples curiosos. De hecho, entre su selecta cartera hay futbolistas, actores, abogados, empresarios y hasta personalidades extranjeras amenazadas en sus países de origen, lo que obliga a todos sus trabajadores a firmar diversas cláusulas de confidencialidad para no revelar información sensible.Noticia Relacionada Madrid estandar Si El ‘amanecer’ latino que horroriza a Leganés: «Es un ‘after’ violento e insalubre» Aitor Santos Moya El ayuntamiento precintará el antiguo bar Gregory si no subsanan las deficiencias en la insonorización e instalación eléctricaEsta circunstancia imposibilita a este periódico visitar alguno de los ya edificados, algo que podría cambiar en apenas un mes, cuando este cacereño de 40 años fabrique su primer búnker piloto a solo media hora de la capital. «La idea es ofrecer a las personas que no tienen terreno la posibilidad de visitarlo y si le interesa comprarlo directamente junto con la parcela», justifica el empresario, dedicado desde hace tres lustros a la construcción residencial e industrial. Llegados a este punto, la pregunta es obligada. ¿Cuánto cuesta tener tu propio refugio privado? Como es lógico, depende del tamaño, los acabados y los entresijos del montaje. El más caro vendido hasta la fecha ha sido de 500.000 euros y 91 metros cuadrados, pero también los hay por 250.000 euros (unos 50 m²) o 180.000 euros (35 m²). El siguiente paso será ofertar alquileres con opción a compra y alquileres anuales por plazas (máximo seis), a 3.600 euros cada una.Dos esferasDinero al margen, existen dos esferas totalmente opuestas a la hora de diseñar una construcción así. En primer lugar, la estructura, cuyas particularidades las deciden exclusivamente los profesionales. «Lo que hacemos es un estudio de los kilos que tiene que soportar, porque no es lo mismo la cantidad de tierra u hormigón que tendrá por encima dependiendo de si lo bajas más o menos», revela. Tras ello, toca ensamblar las piezas, realizadas en acero y titanio, y después reforzar el cubículo con hormigón armado. La otra parte atañe al interior, donde ahí sí el cliente tiene libre capacidad de elección: suelos, paredes, número de habitaciones, muebles, grifería… Igual que una reforma, solo que a equis metros bajo tierra. Precisamente, remarcan los expertos, la profundidad es clave para evitar según qué ataques. «En una ciudad, lo normal es hundirlos más para dotarlos de mayor protección ante posibles impactos de artillería», sostienen desde Búnkers FD, conscientes de que las fincas rurales alejadas de grandes núcleos urbanos presentan menos riesgo de ser bombardeadas. Como dato, el foso más grande que han cavado alcanza los 15 metros.Y además de los materiales, lo que diferencia a un sótano de un búnker es la seguridad. Estos últimos están diseñados para que los usuarios tengan la capacidad de respirar aire puro aunque fuera haya un ambiente contaminado, debido, por ejemplo, a un ataque químico o biológico. Para lograrlo, disponen de un sistema de filtración NBQ, que purifica el 99,9% de las partículas del aire, antes de meterlo a presión en el interior del espacio. «Es fundamental que nos digan las personas que van a entrar ya que antes tenemos que hacer el cálculo para que puedan respirar con normalidad», incide el gerente.Fortaleza por fuera, hogar por dentro La seguridad exterior de un búnker, construido bajo tierra y con materiales ultra resistentes contrasta con la calidez del interior, cuyos acabados son propios de una moderna casa ABCLos refugios se entregan, por tanto, con controles de acceso: si son de cuatro plazas, los clientes dispondrán de cuatro tarjetas, que podrán emplear indistintamente a fin de superar una especie de torno. Será entonces cuando esa tarjeta quede inactiva y no se pueda volver a usar hasta que esa persona haya salido del interior. Aún así, los creadores de este sistema apelan a la responsabilidad individual para que la utilización de los mismos transcurra sin sobresaltos.Cabe recordar que la monitorización inteligente también está presente para controlar la calidad del aire, la temperatura y los niveles de radiación: a través de una aplicación, a la que se accede con usuario y contraseña, el cliente puede ver el estado de todos los elementos clave: luces, sistema inversor, bomba de agua, puertas o filtración de aire, entre otros. Si en algún momento, uno de los puntos pasa del verde al rojo, la empresa recibe un aviso con el objetivo de valorar la magnitud del problema.Todos los reductos tienen botón del pánico, que conecta directamente con los responsables de su instalación; y cuentan con el cableado necesario para hacer uso de internet y poder llamar por teléfono. Si en condiciones normales, la vida en un búnker es posible hasta que uno se harte de pasar los días sin poder asomarse a la ventana; la situación cambia radicalmente en caso de producirse una agresión bélica. Es entonces cuando emerge una pieza básica: el sistema inversor.Este aparato, compuesto por cuatro baterías de litio, es el encargado de mandar energía al sistema de filtración de aire NBQ, a la bomba de agua y a un enchufe si el refugio deja de recibir corriente eléctrica. «Si se produce un ataque, este sistema inversor está desarrollado para que puedas aguantar el máximo tiempo posible», recuerda el impulsor, antes de desgranar que este periodo en la madriguera puede alargarse por espacio de una semana y media. Más allá de escenarios apocalípticos, cada día se denuncian 24 robos con fuerza en el interior de domicilios en la Comunidad de Madrid. Según la reciente estadística del Ministerio del Interior, fueron 8.795 en los doce meses de 2024. Unos baremos que aumentan en las áreas más pudientes, municipios del eje de la M-501 y de la cercana A-6 como Villaviciosa de Odón, Villanueva de la Cañada, Las Rozas, Boadilla del Monte, Majadahonda, Pozuelo o Torrelodones. Y aquí aflora la principal causa de la ‘bunkermanía’: «Casi todos los clientes temen que pase una desgracia y no puedan proteger a su familia». Ya sea una guerra o un clan albanés.

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