Cuando Quique Dacosta (Jarandilla de la Vera, Cáceres, 1972) se enteró de que había sido reconocido con la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes en 2020 tuvo que parar su coche en una rotonda para asimilarlo. De la expresión más popular de la cocina como ‘arte’ a la consideración de la misma como un lenguaje artístico hay un trecho de dudas razonables que el chef, tres estrellas Michelin , lleva desgranando desde hace décadas. Su disciplina, que desde una visión esencialista no tiene más peso que el de componer una receta y presentarla en un plato, tiene para él la potencialidad de una dimensión aún mayor: la capacidad de comunicar, abrazar, gritar e, incluso, de reivindicar.Así lo cree desde que sintiera que su trabajo al frente de su restaurante, en Denia (Alicante), tuviera efectos colaterales al puro hecho hedonista de comer. Aún así, que un plato haga pensar o reflexionar no es suficiente para poder considerarlo una expresión artística . Que sea bello –aunque pocos hayan explorado tanto el concepto de la belleza desde lo culinario como él–, tampoco. Pero, ¿por qué cree firmemente Quique Dacosta que la alta cocina puede ser potencialmente la octava de las Bellas Artes ?Noticia Relacionada La Cacharrería estandar Si AeroPress: así funciona la cafetera rudimentaria que puedes llevarte de viaje Adrián Delgado Se cumplen 20 años del invento de uno de los sistemas más útiles y rápidos para hacer la taza perfecta de café en dos minutos y sin electricidadEl principal argumento enunciado por el propio cocinero para poder hacer falsable su teoría –en términos popperianos–, es que la cocina tiene una utilidad: en este caso alimentar. Como dijo Óscar Wilde en el cierre del prefacio de ‘El retrato de Dorian Gray’ «todo arte es inútil». Pero, además de no ser esa su única finalidad, ¿es acaso necesario el hambre para enfrentarse a uno de los platos de su tres estrellas o de cualquier otro espacio gastronómico que verse en torno a la creatividad culinaria? «Yo consigo comunicarme a través de lo que pongo en mi soporte natural, que es un trozo de porcelana», explicaba a ABC hace poco más de un año cuando en su cabeza rondaba la idea de ‘Octavo’, el menú que considera «histórico», que ya está disponible en su templo de Denia y con el que quiere hacer reflexionar sobre esta idea.Su primer paso en ese camino ha sido colaborar estrechamente con quienes sí entran dentro de esas siete Bellas Artes clásicas –la arquitectura, la pintura, la escultura, la música, la literatura, la danza y el cine–: artistas como el guitarrista Vicente Amigo, el pianista James Rhodes , el cantante Alejandro Sanz , la coreógrafa Melania Olcina , el pintor Guillermo Fornes , el arquitecto Ramón Esteve o la escritora Rosa Montero junto con otros que, sin que sus disciplinas lo estén directamente, tienen lenguajes próximos al arte como la fotografía de Paula Anta o las reflexiones filosóficas de Javier Gomá, entre otros. En una alianza con una de las agencias publicitarias más importantes del mundo, Leo Burnett , y con Piel Creative Studio y Attic Films, el chef español ha protagonizado una campaña que quedará para la historia de la gastronomía por alcanzar un hito hasta ahora no abordado: lograr que, mediante una acción multidisciplinar inspirada en la cocina, se protejan indirectamente los derechos de autor de un chef. Todo ello a través de la intervención de cada una de esas siete artes reinterpretando desde sus respectivas disciplinas un menú compuesto por siete platos icónicos de Quique Dacosta . Siete obras creadas ex profeso y después registradas.Las siete obras (de arriba a abajo y de izquierda a derecha) inspiradas en platos de Quique Dacosta y registradas como expresiones artísticas de estas disciplinas: música, escultura, danza, arquitectura, cine, pintura y escritura eloctavo.artQuienes esperen una respuesta categórica a la pregunta que formula este planteamiento, no la encontrarán. Pero sí un debate al que han contribuido desde las cuerdas de la guitarra de Amigo hasta la plasticidad de los pensamientos pictóricos de Manolo Valdés . El pintor y escultor inquiere directamente al cocinero: «¿Qué diferencia hay entre lo que haces tú y lo que hago yo?». En una visita del chef a su estudio de Nueva York, opinó que ambos hacían lo mismo. «Solo cambia la materia con la que trabajamos y el soporte, y quizás los sentidos a través de los cuales recibes, percibes y disfrutas la obra», le dijo.Platos icónicos de Quique Dacosta, en el mismo orden que en la imagen anterior, en los que están inspiradas las obras artísticas de ‘Octavo’: brioche ahumado, torta de almendra, flores raras, pescadilla de Denia, paté en costra, arroz cenizas de trufa negra, fideua azafranada eloctavo.artPara el guitarrista, la expresión artística de la alta cocina se justifica en la «emoción» y la superación de ese instante efímero de la degustación de un plato. «Los sentidos tienen memoria», asegura. «Quique es uno de los más grandes artistas que conozco porque el arte es emocionar. Él lo consigue siempre con su obra, que es lo mismo que busco yo cuando hago música», defiende en la misma línea que el cantante Alejandro Sanz. Este apunta directamente al «sentimiento» y la ausencia de «límites» como común denominador de las artes. «Sin sentimiento no hay arte, y sin arte no hay sentimiento», considera para apuntalar el poder que tiene independientemente del formato en el que se exprese: «El arte anida donde más se necesita. Ahí nace una fusión mágica e inquebrantable, capaz de cambiar cualquier vida que sea sensible a la belleza».Manolo Valdés (arriba), Vicente Amigo (sobre estas líneas) y Melania Olcina, tres de los artistas que han colaborado en la campaña ‘Octavo’ para defender la alta cocina como una de la Bellas Artes contemporáneas On White Wall, Valerio MerinoUna experiencia hápticaQue la sinestesia es una capacidad inherente al arte –y a la cocina cuando se materializa en una expresión artística–es algo que Melania Olcina asegura haber sentido al enfrentarse a alguno de los platos del chef. «Para mí ha sido un baile. He sentido las dinámicas, las texturas, la composición. Noto que [en las creaciones de Quique Dacosta] hay un propósito artístico claro, un proceso creativo, una elaboración sofisticada», describe. La coreógrafa y Premio Nacional de Danza considera que hay sensaciones que su disciplina no puede transmitir y la cocina sí. «Trabajo mucho con la experiencia háptica, con la multisensorialidad a través del cuerpo y me parece que la cocina es muy completa porque trabaja también con la vista, con el gusto y con las texturas», valora.Ramón Esteve Alfonso CalzaDesde la arquitectura, Ramón Esteve , pone sus particulares cimientos para que la cocina pueda ser considerada un arte y asegura que su disciplina y la de Dacosta «comparten una misma vocación»: «Transformar lo tangible en una experiencia sensorial única». Para el arquitecto valenciano lo que hace el cocinero es «reinterpretar los ingredientes de su territorio para crear platos que van más allá del sabor y generar una memoria emocional». «La arquitectura se nutre del contexto para dar forma a espacios que despiertan sensaciones. Ambos procesos requieren precisión, sensibilidad y una profunda comprensión del lugar y la materia para convertir lo cotidiano en algo extraordinario», considera.Para el chef, uno de los problemas de partida que han dejado a la alta cocina fuera de esa potencialidad artística es que «no todas las artes fueron reconocidas al mismo tiempo». En ello coincide con el filósofo Javier Gomá . «Uno tiene la sensación de que en la cocina últimamente ha pasado del dibujo de un niño a ponerse en manos de un gran artista». MÁS INFORMACIÓN noticia Si Casa Hao, el discreto asiático de Las Tablas noticia Si La Mar Madrid: la nueva cevichería peruana de Gastón Acurio en pleno corazón financiero«Cuando uno contempla la cocina desde la perspectiva del refinamiento de la vivencia, no ve tantas diferencias con ver una buena película, escuchar una buena ópera, leer un poema o leer un libro de filosofía. Así que, en mi opinión, el arte es siempre el mismo, pero busca diferentes estrategias «, concluye.

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