El Barcelona empezó con pocas ganas de que la noche se le complicara. Abordaje al área contraria, nada retórico, a por el botín y nada más. Lamine Yamal empieza a recibir golpes subidos de tono por cualquier cosa. No es que sean todos de tarjeta amarilla, pero la acumulación es escandalosa. El fútbol hay que protegerlo de los que quieren neutralizarlo a palos. Los equipos de alta calidad han de relacionarse entre ellos si queremos preservar el espectáculo. El Leganés empezó faltón pero poco a poco corrió lo que pudo y Altimira tuvo en el 11 la más clara hasta aquel momento, que una vez más un monumental Tec sacó con una mano prodigiosa. Es difícil saber qué hará Hansi Flick cuando vuelva Ter Stegen, pero el actual portero titular está ofreciendo un rendimiento muy superior al del alemán antes de la lesión, ya en plena decadencia. Es verdad que por su edad y circunstancias Tec no puede ser una opción de futuro, pero el germano tampoco y el equipo perdería con el cambio.Lo único relevante que tuvo el Barça, que rebajó enseguida su descarga inicial, fue un disparo rebotado de Koundé que atajó con las dos manos, muy brillantemente, Dmitrović. El partido se fue volviendo chato, gris, poco interesante, más parecido a las angustias locales que a las expectativas visitantes. Poca finura hasta de Lamine Yamal, que de todos modos lo continuaba intentando. El Leganés no sufría, y reducido el nivel futbolístico de la noche, defendía en orden y con disciplina su mediocridad. El entrenador del Barça gesticulaba puesto en pie con la impaciencia de quien ve algo muy claro y no es capaz de hacerlo entender a los demás. Su equipo no se rendía, no estaba lejos de su objetivo, pero el partido se le hacía bola, la inspiración no comparecía, el ritmo no fluía y lo poco que tuvo lo desaprovechó con grosería. Balde cayó lesionado, le sustituyó Gerard Martín, este chico al que Flick consiente tanto. Pésima primera parte, sucia, colapsada, ningún mérito para nadie. Al borde del descanso el Leganés reclamó un penalti que claramente era un piscinazo. El árbitro no estuvo ni cerca de picar pero en tiempos del VAR los equipos tendrían que reflexionar sobre el sentido de hacer tanta comedia falsa y quedar en ridículo ante toda España.El fútbol ayer en Leganés estuvo de luto. No es que los equipos inferiores no tengan derecho a defenderse como puedan, que por supuesto lo tienen, pero los equipos realmente buenos y que tanto dinero cuestan tendrían que poder desplegar su talento en condiciones competitivas óptimas para el espectáculo. Anoche no fue ni remotamente el caso. El Barça tiene en los próximos días una final de Copa contra el Real Madrid en Sevilla y las eliminatorias más bonitas y emocionantes de la Champions. Perder a cualquier jugador en un partido intrascendente y que nada va a aportar ni al deporte ni al negocio es un despropósito.De Jong entró por Araujo tras el descanso y el Barça pareció recuperar el ritmo y el sentido del juego, por lo menos durante los primeros minutos de la reanudación. Pero tuvo que ser el Leganés quien se marcara el gol en propia puerta ante el poco acierto visitante. El gol fue cruel para el esfuerzo defensivo local pero a pesar de la mala suerte es verdad que el Barça estaba jugando mejor y que el centro de Raphinha lo habría rematado igualmente Lewandowski si Jorge Sáenz no se hubiera equivocado antes. El Barça tomó las riendas del partido, sin ningún exceso de talento pero con algo más de luz que en el primer tiempo. La entrada de De Jong le dio esponjosidad al ataque, aunque Lamine Yamal y Pedri no acababan de aparecer para marcar las diferencias. El que estuvo a punto de hacerlo fue Fermín, que tras una jugada antológica en la que se fue hasta de cuatro, chutó demasiado cruzado y no pudo marcar el que muy probablemente habría sido el mejor gol de toda su carrera deportiva, presente y futura. Fue una lástima, porque este chico por su empeño y por su calidad ofensiva merecía el tipo de gol que le consagrara como una estrella. No pudo ser.El Leganés puso al Barça ante su cara gris. No se puede tomar como medida de todas las cosas pero sí como una versión más del equipo, una versión que si aparece en los partidos decisivos de los próximos dos meses puede ser devastadora de cara a la consecución de los títulos. Es verdad que el rival no era estimulante y que estos jugadores tan jóvenes se aburren cuando el reto no es emocionante. El empate estaba tan cerca y tan lejos como el 0 a 2 pero lo que intentaba el Barça era más racional y probable que los apasionados arrebatos locales. El árbitro y el VAR obviaron un claro penalti por mano (brazo) de Gerard Martín. El Leganés insistía y estaba muy cerca pero sin acabar de conseguirlo. Flick cambio a Éric por Cubarsí pero sólo a través de rebotes y de los rechaces del contrario conseguía crear peligro. Misión cumplida en Leganés a la espera de la plácida vuelta contra los alemanes el martes.

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