Decía ’20 de abril’, el famoso tema de los Celtas Cortos, que «hoy no queda casi nadie de los de antes y los que hay han cambiado». Ayer no9 era 20 de abril, pero sí 12 y el verso no puede ser más idóneo. De los cinco integrantes de Podemos que consiguieron un escaño en Bruselas tras irrumpir vibrantemente en las elecciones europeas de mayo de 2014, apenas quedan dos, Pablo Iglesias y Pablo Echenique, y ni siquiera ostentan ya cargo institucional ni orgánico dentro de la formación. Ahora, a punto de cumplir su undécimo aniversario, Podemos se ha convertido en una suerte de partido ingobernable –como bien dice C. Tangana en la canción que sonaba este domingo de fondo mientras Ione Belarra era proclamada secretaria general de nuevo por las bases del partido, con un 90 por ciento de apoyos–, que intentan reflotar los que están al frente de un barco que ha estado a punto de irse a pique. La organización que fundó el exvicepresidente del Ejecutivo, entre otros, ha pasado de gobernar en coalición con el PSOE a sólo tener un puñado de diputados nacionales diluidos en el Grupo Mixto –cuatro– frente a los 71 escaños con los que llegó a contar en el Congreso y dos en Bruselas, por no hablar del descalabro histórico que sufrió en las últimas autonómicas y locales tras desaparecer de Madrid y la Comunidad Valenciana y perder el Ayuntamiento de Barcelona. Hasta el propio Echenique lo reconoció durante la primera jornada de la asamblea, al decir que «el último golpe ha sido muy duro» y el nombre de Juan Carlos Monedero, acusado de acoso sexual a varias mujeres del partido, resonó en la cabeza de casi todo el mundo que le escuchaba. «Casi lo tenían. Pero la historia de Podemos es de superación y resiliencia y por eso, estoy completamente convencida de que lo mejor está por venir», ha llegado también a admitir la propia Belarra en su primer discurso tras la reelección. Noticia Relacionada V Asamblea Estatal Ciudadana estandar Si Podemos aúpa al tándem Belarra-Montero en su peor racha desde 2014 Patricia Romero El partido que fundó Pablo Iglesias carga contra la izquierda «riquiña» y que «no dice la verdad» en el arranque de su congreso ordinarioEl resultado de todo esto es más que evidente. Belarra revalida oficialmente su mandato en la V Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos, alias La Quinta, al imponerse en unas primarias –sin rivales– que han tenido no sólo la mitad de participación que en las dos anteriores citas (27.172 votos frente a los cerca de 53.500 de hace cuatro años, cuando la entonces ministra de Derechos Sociales sucedió a Iglesias en el cargo, y a los más de 59.000 de militantes que se implicaron en la de 2020, la última del fundador del partido), sino la participación más baja en las cinco asambleas celebradas hasta la fecha. La formación morada evocó sus hazañas de cuando compartía Consejo de Ministros con el PSOE, entre ellas, la polémica ley del ‘sí es sí’Con el convencimiento de que el Gobierno de PSOE y Sumar, del cual ni siquiera se consideran socios, no agotará la legislatura y su rechazo público a la reconciliación con Yolanda Díaz –lo cual ponen negro sobre blanco en su nueva tesis política–, la líder de Podemos ha evocado los tiempos de su partido en el Consejo de Ministros. De aquellos casi cuatro años, ha dicho, queda «un legado que va a pervivir durante décadas». Especial mención ha hecho al de Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad, quien «puso en pie toda una nueva generación de derechos feministas en España» con normas tan controvertidas como la del ‘sólo sí es sí’, que, cabe recordar, ha rebajado más de 1.200 penas de prisión y excarcelado a más 120 agresores sexuales desde su entrada en vigor, según datos oficiales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).IU y Comuns, entre el públicoTodo ello, resucitando incluso el viejo eslogan del ‘sí se puede’, que en realidad nunca se fue, pero que ha resonado este domingo con mayor fuerza en cada uno de los rincones de un Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo de Madrid abarrotado por hasta 1.200 militantes morados. Un público que prácticamente se ha duplicado respecto a la jornada anterior, protagonizada por un Iglesias que llevó su ‘vendetta’ personal contra Sumar, CC.OO. e incluso contra un ya olvidado Alberto Garzón al escenario del congreso de Podemos. «¡Váyanse a la mierda!», llegó a decir. Aprovechó las cámaras, además, para defender sus empresas privadas –Canal Red y la Taberna Garibaldi, su bar del madrileño barrio de Lavapiés– como trampolín para que la izquierda «gane poder».Iglesias ya ha recaudado cerca de 42.000 euros para abrir un bar más grande Pablo Iglesias abrió el martes una colecta para recaudar 146.000 euros y traspasar a un local más grande su Taberna Garibaldi, el bar situado en pleno barrio madrileño de Lavapiés que el fundador de Podemos dirige desde marzo del año pasado. El objetivo, según explicó durante la presentación de su último libro ‘Enemigos íntimos’ (Ed. Navona), celebrada precisamente en este espacio, es disponer de un aforo superior para celebrar conciertos, exposiciones o tertulias políticas. En apenas cinco días, el exvicepresidente del Gobierno, que ofrece fotografías y vídeos cantando a las mayores donaciones, que son de 250 euros, ya ha logrado recaudar un total de 41.692 euros de sus seguidores. La Quinta demuestra así las ansias y el anhelo de hegemonía en su espacio de un Podemos a medio gas que busca recuperar todo el peso que un día llegó a acumular, pero que ahora está en manos de otra que no ha sabido retenerlo, evidenciando que el sostén del espacio, a su juicio, era quien Yolanda Díaz decidió dejar fuera en las listas del 23-J y que ahora vuelve con la intención de arrinconarla. «Hoy somos arroyo, mañana tenemos que ser río», ha proclamado Montero, a quien encargaron poner el broche de oro a la clausura de la asamblea en la que la formación morada no ha estado estuvo arropada por su legión, sino también por miembros de organizaciones integradas en Sumar como Comuns o Izquierda Unida, que –aún– no ven necesario elegir entre mamá o papá.La reelección de Belarra ya llegaba marcada por el lanzamiento de la eurodiputada y número dos como candidata a las generales. Pero intervenir la última durante un tiempo –aunque levemente– superior al de la líder y dedicar su discurso a la candidatura que pretende impulsar para arrinconar a Sumar y hacerle oposición al PSOE no ha hecho sino que Montero opacase aún más a la otra cabeza del tándem. «No estaba muerta, estaba de parranda», se ha podido escuchar en cámara gracias a un micro abierto mientras Montero bajaba del escenario al grito de «¡presidenta!».

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