Una inversión de 59 millones para crear residencias-hogar en centros públicos de Madrid

Varias residencias de mayores y discapacitados madrileños van a transformarse en otra cosa. En otro modelo residencial, destinado también a personas mayores o con discapacidad , pero no en forma de macrocentros, sino en lo que los técnicos llaman unidades de convivencia reducidas, que serán como pequeños hogares donde recrear al menos las condiciones de vida en un domicilio. La transformación de estos establecimientos viene avalada por una inversión muy importante: 59 millones de euros, –pagados con fondos europeos– para crear 81 de estos pequeños hogares, con un máximo de 25 plazas, que tendrán estancias comunes como el comedor, la sala de estar o la cocina.La consejera de Familia, Juventud y Asuntos Sociales, Ana Dávila-Ponce de León, visitó ayer una de estas residencias que se están transformando la de Madrid Sur (Puente de Vallecas). Las afectadas son residencias públicas y también de gestión privada, y cuando estén terminadas las unidades, se ofrecerá este recurso para los mayores que residen allí.Noticia Relacionada estandar Si La Comunidad de Madrid negocia suelos con los ayuntamientos para 40 nuevas residencias de mayores Sara Medialdea«El objetivo es crear espacios confortables para que nuestros residentes se encuentren como en casa», dijo la consejera durante su visita. Por eso, además de los 59 millones de euros para las obras de transformación funcional de los inmuebles, se unen otros 2,5 millones de euros que se gastarán en proyectos de decoración y en renovación de mobiliario para estas residencias. Las afectadas, donde se van a reconvertir macrocentros en lugares con pequeñas unidades de residencia, son los establecimientos para mayores de Madrid Sur, Usera y Peñuelas, y también la Residencia Navalcarnero, y en la capital, la de Manoteras, la de Doctor González Bueno, la Isabel de Castilla para jóvenes ex tutelados con discapacidad, y la de Fray Bernardino, situada en la finca Vista Alegre. Todas ellas pertenecen a la Agencia Madrileña de Atención Social. Y la de Fray Bernardino se convertirá, informaron fuentes de la consejería, en el «primer complejo residencia público para personas con discapacidad intelectual en fase de envejecimiento prematuro». Un espacio que llega para cubrir una demanda hasta ahora insatisfecha, que causaba gran inquietud en los padres de personas con este tipo de discapacidades, a los que preocupaba el futuro de sus hijos cuando ellos ya no estuvieran.Además, también se está trabajando en esta misma línea en la reforma de las residencias de mayores de gestión indirecta de Madrid Sur, Usera, Peñuelas, Parque de los Frailes, Parque Coímbra y Plata y Castañar.Desde Familia recuerdan que este área aprobó el pasado noviembre de 2024 una nueva orden de acreditación para mejorar los requisitos de calidad que deben reunir los centros y servicios de atención social para poder formar parte de la red pública. Los ya acreditados tendrán un plazo de dos años para ajustarse a los nuevos estándares que se exigen.En concreto, las nuevas residencias de mayores que se construyan en la región deberán disponer de una capacidad máxima de 150 plazas, y las destinadas a personas con discapacidad tendrán un máximo de 50. Además, al menos la mitad de sus habitaciones tendrán que ser individuales, y el resto para no más de dos personas. La atención será personalizada, con la asignación de un profesional de referencia de atención directa para cada usuario.Plan 40El Gobierno regional tiene en marcha en la actualidad un plan para la construcción de 40 residencias de mayores y 40 centros de día en distintos municipios de la región antes de 2030. Para ello, se facilita suelo público –municipal– a las entidades privadas que construirán y gestionarán las residencias. Los ayuntamientos interesados en participar en este proyecto se han puesto en contacto con la Consejería de Asuntos Sociales, y son ya más de 180 los interesados, explican en este área. De ellos, varios son consistorios gobernados por el PSOE.La idea es levantar las residencias bajo un modelo de colaboración público-privada, pero siguiendo este nuevo modelo que prima las unidades de convivencia pequeñas.