‘En la sombra’, la serie que incomoda con su retrato preciso del teatro de la política

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‘En la sombra’, la serie que incomoda con su retrato preciso del teatro de la política

La política como escenario, los políticos como personajes. La serie francesa ‘En la sombra’ (‘Dans l’ombre’), que aterriza en Filmin el próximo 15 de abril, irrumpe en la televisión española como un bisturí afilado sobre las entrañas del poder. Dirigida por Pierre Schoeller y Guillaume Senez, la miniserie adapta la novela escrita por Édouard Philippe, ex primer ministro francés, y el eurodiputado Gilles Boyer. El resultado es un thriller político que, sin renunciar a su vocación de ficción, logra una autenticidad tan cruda que inquieta .«La política es también un gran teatro, donde todos desempeñamos un papel», reconoce Gilles Boyer en entrevista con ABC. «De hecho, yo mismo soy un actor. Aunque Pierre no me haya pedido interpretar ningún papel en la serie». Lo dice con media sonrisa, consciente de que su implicación en la novela original y en el guion impregna inevitablemente la puesta en escena, aunque no saliera frente a las cámaras. Y añade: «Todos representamos un papel en nuestra vida profesional, creo. Y eso es especialmente cierto en la política. Nos dividimos en dos: el personaje público y el personaje privado». Tras el estreno, admite que algunos amigos comenzaron a llamarle César, como el personaje principal de la serie, César Casalonga. «Hola, César, ¿todo bien?», le decían. «Y yo respondía: chicos, no soy César. Es un personaje ficticio, y es mucho mejor que yo».Noticia Relacionada estandar Si Julianne Nicholson lidera a las ‘Reinas del Soho’ en el Londres de 1918 Ivannia Salazar La serie de Movistar Plus+ se adentra en la vida de Kate Galloway, una mujer que perdió todo en la guerra y debe rehacer su vidaLa tensión del doble juego recorre toda la serie. Todo comienza con una ajustada victoria en unas primarias decisivas, tras la cual un pequeño grupo del entorno del candidato ganador se ve obligado a gestionar las consecuencias de algo que no debía saberse. Lo que empieza como una intriga política se convierte en una reflexión cada vez más incisiva sobre la confianza, la lealtad y el precio, incluso el más íntimo, del poder. «Es una serie sobre la confianza», dice Schoeller en la entrevista. Boyer lo explica con más detalle: «Es sobre cómo construyes la confianza a lo largo de los años, pero esa confianza puede destruirse en cuestión de minutos cuando surgen dudas, cuando de repente ocurre un hecho imprevisible y aparecen sospechas sobre tu compromiso con alguien con quien llevas años, a veces décadas». Desde los primeros minutos, la audiencia se ve arrastrada a una atmósfera densa, contenida, deliberadamente ambigua. La tensión, dice Boyer, está bien retratada con respecto a la realidad. « En política, casi nunca ocurre lo que uno espera que ocurra, siempre está llena de sorpresas ». Y en esa imprevisibilidad es donde la serie se mantiene vibrante. «Si alguien del mundo político ve la serie, la encuentra creíble. Ese fue nuestro objetivo», explica Boyer. Pero no se trataba sólo de hablarle a los entendidos, «también teníamos que tener en cuenta la necesidad de hacerla accesible para el gran público. Mantenerla creíble, pero comprensible para cualquier espectador que no esté implicado en la política. Y fue un equilibrio difícil de mantener durante todo el proceso».La apuesta visual también fue clave. Schoeller se refiere a su forma de rodar como un torrente en el que prueba novedades con frecuencia y que se interrumpe cuando algo realmente importa. «Cuando las cosas se vuelven importantes, se detienen. En el flujo general, es como un torrente» en el que el espectador está siendo arrastrado, «y hay momentos importantes en los que todo se detiene. Entonces sabe que algo importante va a ocurrir. Ve todo ese movimiento y de repente percibe calma, que todo está quieto. Y en ese momento sabe que algo importante, algo dramático o esencial va a suceder».Uno de los momentos más reveladores de la entrevista es cuando se habla del sistema político como una estructura que absorbe a quienes entran en él. Al inicio de la serie, uno de los personajes dice que sólo quería una vida normal: «Dos hijos, una hipoteca…». Pero esa posibilidad parece desaparecer una vez dentro del engranaje. «Me gusta este tema porque para mí es necesario tener una mirada sobre lo que ocurre hoy. Puedes escribir algo con carácter, pero necesitas sensibilidad sobre lo que se está viviendo ahora mismo», reflexiona Schoeller. La política, según él, no puede separarse del presente ni de la psicología. «Para mí no hay frontera entre la política y nosotros cuando vemos una serie. Sólo vemos psicología, sólo vemos a los personajes. Como en Shakespeare». Boyer, en paralelo, insiste en que la política y las series tienen una base común: «Todo gira en torno a los personajes. Si te interesa una serie es porque te interesan los personajes, lo que serán, lo que les va a pasar. Y en la política, en esencia, se trata de personajes y de la lucha entre ellos y por sus ideas».No es una tesis menor. En tiempos en los que la política global parece cada vez más dominada por líderes que se comportan como actores, de Trump a Zelenski, de Milei a Macron, de Putin a Netanyahu, ‘En la sombra’ ofrece una mirada introspectiva a esa maquinaria de la representación. «Aunque sea una ficción, las cosas no deben ser injustas ni incoherentes en su forma de retratar la vida política», dice Schoeller. «Mi principal preocupación fue esa, porque además era mi primera experiencia haciendo una serie».Un mundo «loco»La pregunta de fondo, sin embargo, persiste: ¿por qué existe esta fascinación entre los espectadores con la política como espectáculo? ¿Por qué no basta con el caos real de las noticias diarias y se consumen además series que lo reflejen? «El mundo está volviéndose loco», responde Schoeller. «Y los políticos tocan el mundo, y deben tener responsabilidad para tomar decisiones sobre él. Así que creo que es una buena forma de ver qué ocurre con las mujeres y los hombres que deben enfrentarse a todo eso».Así, más que un retrato de la política francesa, ‘En la sombra’ funciona como una cápsula de resonancia para la crisis de liderazgo que afecta a muchas democracias modernas. Desde la desconfianza ciudadana hasta las salvajes guerras internas de los partidos, desde las redes sociales que amplifican cada gesto hasta los silencios estratégicos que, como en la serie, dicen más que mil discursos. «Todo se basa en cosas muy sutiles: un silencio, una sonrisa, una actitud, cambios de tono, cambios de ritmo. Y eso fueron los actores quienes supieron transmitirlo» , dice Schoeller sobre el reparto.Pero más que una historia de conspiraciones, ‘En la sombra’ es una historia sobre el precio personal del poder. Y tal vez esa sea una de las lecciones incómodas de la serie, que incluso en ese teatro donde cada gesto parece calculado, sigue latiendo el deseo profundamente humano de ser validado en plena lucha por mantener la máscara sin traicionarse a uno mismo. Porque como apunta Boyer, «no puedes estar implicado en política sin algún tipo de vínculo sentimental con la persona o con las ideas que defiendes. Tienes que implicarte afectivamente en tu trabajo», asegura, «no puedes hacer tu trabajo como si trabajaras en cualquier empresa, donde puedes cambiar de compañía sin ningún sentimiento. En política siempre hay una implicación afectiva, esa es la gran diferencia entre este trabajo y los demás».

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