Genio o presunta estafadora. Una visionaria capaz de cambiar el curso de la medicina o alguien que se limitó a lucrarse de la desesperación de sus pacientes. La carrera científica de la investigadora Almudena Ramón Cueto (Valladolid, 1963) se antojaba tan histórica como transgresora por su reto imposible de conseguir que los parapléjicos pudieran volver a caminar. Se llegó a proclamar, una suerte de sucesora de Ramón y Cajal ; una médica arriesgada dispuesta a cruzar los límites, siempre envuelta en polémica, que cruzó cielo e infierno hasta acabar frente a un juez acusada de timar a personas con lesiones medulares, a los que presuntamente habría prometido la curación o, al menos una notable mejoría, mediante una terapia novedosa que acuñó como ‘TRM’. Este tratamiento nunca fue verificado en ensayos clínicos ni autorizada por el Ministerio de Sanidad.Pianista y licenciada en Medicina, enfocó todos sus esfuerzos a la neurociencia y cimentó una formación internacional envidiable. De hecho su currículum vitae tiene 24 páginas. Formó parte del Instituto Cajal de Madrid , perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), hasta que en el año 2000 consiguió su primer hito: devolver la movilidad a ratas parapléjicas a las que previamente seccionó su médula espinal. Para lograrlo, les implantó células glía del bulbo olfatorio. Estas células obraron el milagro de la regeneración, reconexión y funcionamiento de los nervios afectados. Este paso científico le sirvió a Ramón Cueto para ganar la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid y labrarse un nombre a nivel internacional que comenzaba a sonar con fuerza. Seis años después, cambió Madrid por Valencia y ratones por primates para tratar de demostrar que podía reparar las lesiones de médula en monos . El ensayo lo llamó ‘Autotrasplante de glía envolvente olfatoria en primates en la terapéutica del daño espinal agudo’ y se puso en marcha en el Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia (CIPF) hasta que la propia institución médica se vio obligada a detener el polémico experimento.Noticias relacionadas estandar No Investigadores españoles reconectan una médula espinal seccionada en ratas ABC estandar Si INVESTIGACIÓN Dos personas con lesión medular recuperan el sentido del tacto Rafael IbarraEn una primera fase, finalizada en 2004, comprobó que era una técnica viable y, cuando la puso en práctica con unos primeros resultados esperanzadores, todo se vino abajo. Operó al primer simio, que se llamaba ‘Chiqui’, y sólo un mes después el animal consiguió controlar la estabilidad de su tronco y colocar sus articulaciones inferiores, según defendió la doctora. Pero, entonces, tomaron la decisión de destituirla como directora de la Unidad de Regeneración Neural, que ella misma creó en el año 2000, calificando la investigación de «irrelevante» y alegando razones sobre bienestar animal y una mala relación con su equipo.«Eliminaron la única prueba viva»Su destitución llevó a la científica a denunciar al que fuera director del centro Rubén Moreno por presuntos delitos de apropiación indebida, falsedad y coacciones, al entender que se habían atribuido sus avances tras despedirla. También demandó la interrupción de las pruebas clínicas debido a que el macaco fue sacrificado sin su consentimiento por un supuesto tumor, extremo que negó categóricamente tras afirmar que estaba en buen estado. «Eliminaron la única prueba viva de que la investigación funciona», criticó. Después del incidente con el centro de investigación valenciano, siguió su carrera en el Instituto de Biomecánica del CSIC, dependiente del Ministerio de Ciencia, pero los problemas volvieron a surgir. Abandonó la institución después de ser sancionada por desobediencia al realizar declaraciones públicas contrarias a los intereses de la firma y por omitir el nombre de otra investigadora como coautora en un ensayo con primates. A esto se le sumó que el Proyecto Lazarus, una entidad sin ánimo de lucro que llegó a recaudar 70.000 euros para fomentar la investigación de lesiones medulares, se desmarcara de su controvertida figura.El supuesto fraudeTras el repudio de las instituciones científicas, creó con su marido el Centro de Innovación Médica en Regeneración Medular (Cimerm). Allí ofrecían su tratamiento con esta explicación: «Es una técnica aplicada con éxito en roedores, perros, cerdos y monos con lesión medular, que ya ha sido aplicada en personas, permitiendo que una persona parapléjica vuelva a caminar».La Terapia Regenerativa Medular (TRM) pretendía conseguir la mejora de la función motora, sensitiva y de los órganos y sistemas de las personas afectadas por una lesión de la médula espinal, pero no consiguió ningún avance significativo, según los afectados que la denunciaron. «Hasta la fecha ninguna otra terapia ha conseguido que, en mamíferos con lesión medular (bien completa o incompleta), se active la médula espinal, se regeneren y reconecten las fibras nerviosas seccionadas, y que éstas vuelvan a funcionar», llegó a defender la empresa, que además presumía de que la doctora «estaba considerada a nivel internacional como la científica pionera en la utilización de glía envolvente del bulbo olfatorio para la reparación de lesiones medulares».Fachada del edificio que albergaba la clínica de Ramón Cueto mikel ponceTodavía, su prestigio la acreditaba y el número de pacientes crecía. No obstante, los resultados que prometía no llegaban y las sospechas no tardaron en verbalizarse. La investigación de la Guardia Civil arrancó a principios de 2017 a raíz de comentarios en foros en internet donde algunos de ellos denunciaron haber sido víctimas de una presunta estafa. De acuerdo con las pesquisas, captaba a las víctimas exclusivamente a través de la web de su clínica, ubicada en la avenida Cortes Valencianas de la capital del Turia. No había otra manera para acceder a la reputada facultativa.Masajes y homeopatíaLa terapia constaba de cuatro fases que arrancaban con un pago inicial de 4.000 euros y que, en algunos casos relatados por afectados, llegó hasta los 60.000. En realidad, el tratamiento únicamente consistió en aplicar masajes terapéuticos y administrar productos homeopáticos, según el testimonio de los aquejados.Ahora, la doctora se enfrenta a una petición de cuatro años de cárcel. El juicio se ha celebrado esta semana en la sección quinta de la Audiencia Provincial de Valencia y la procesada esgrimió que no percibió ningún presunto beneficio económico y que sólo «se llevó la satisfacción de ver la evolución de estas personas». Además, cargó contra el mundo tras reflexionar sobre que desde que se dedica a la ciencia «han boicoteado» su trabajo «por motivos que desconoce». «Yo soy médico y rotundamente digo que nunca prometí una mejoría ni que nadie volviera a andar», dijo durante su declaración. Insinuó que los afectados pudieron hacerse falsas esperanzas con una hipotética recuperación: «Una cosa es lo que un médico dice y otra lo que los pacientes quieren escuchar o interpretar». En la causa que se juzgó en la Ciudad de la Justicia de Valencia sólo figuraban tres víctimas, aunque hay otros 40 afectados por la supuesta estafa que llevaron su causa a un juzgado de Elche que volverá a sentarla en el banquillo de los acusados después del próximo verano.

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