La difícil aventura de un escritor que se metió en política

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La difícil aventura de un escritor que se metió en política

En la más antigua universidad de toda América, la de San Marcos de Lima, creada por Carlos V con los mismos estatutos que la de Salamanca, hay varias de sus aulas dedicadas a uno de sus alumnos más brillantes y universales, Mario Vargas Llosa. Este pequeño museo fue inaugurado en el mes de abril del año 2011, un año después de ser ya premio Nobel de Literatura. Allí hay fotos suyas de la época de estudiante, sus documentos académicos, sus primeras publicaciones periodísticas y libros, así como fotos e historiales de sus compañeros más cercanos algunos de los cuales convirtió en personajes de ficción. Las fotos muestran a un joven estudiante muy combativo en las manifestaciones estudiantiles de carácter político.Vargas Llosa quiso ser, desde sus inicios, un gran escritor y un no menos ejemplar ciudadano. Ambas cosas, juntas y a la vez, pocos escritores pudieron afrontarlas a lo largo de su vida. La enumeración la podríamos comenzar por Sócrates o Séneca y continuarla con Victor Hugo o Zola. Y todos ellos tuvieron un coste personal muy grande. Entre nosotros, por ejemplo, Larra o Jovellanos. Entre sus contemporáneos Vargas Llosa fue el que defendió una política liberal democrática, mientras otros escritores fueron manifiestamente de izquierdas incluso defensores de la URSS. Y también hubo otros muchos que se entregaron a su obra ajenos a los devenires de la historia. El escritor peruano español contradijo la definición que Julien Benda hizo de los escritores en su libro ‘La traición de los intelectuales’. Decía el autor francés: «Es un letrado, un artista, un científico, que no se fija como objetivo inmediato un resultado práctico. Dedicado al culto, al arte y al pensamiento puro, pone su felicidad en un goce primero espiritual y coloca su razón por encima de las pasiones que animan a la muchedumbre: familia, raza, patria, clase».Esto nada más lejano de la vida y la obra de Vargas Llosa. Evidentemente siempre puso la razón por encima de las pasiones, pero como todo gran escritor no las rehuyó cuando las sintió necesarias como inspiración. Creó una familia, defendió el mestizaje hispanoamericano frente a tantos negacionista del hacer de nuestros virreinatos, y su patria fue la libertad, la defensa de la misma allá donde estuviera en peligro. Como gran ilustrado y defensor de las ideas de ese tiempo, luchó por extender el saber y el conocimiento entre las todavía aún masas analfabetas y desprotegidas. Sin educación no se podía ser libre.Noticia Relacionada estandar Si El limeño y su patria perdida: la Argentina Jorge Fernández DíazVargas Llosa intervino, a veces peligrosamente, en defensa de la democracia denunciando a los estados totalitarios, con dictaduras militares de uno u otro signo, siempre muy abundantes en Hispanoamérica. Cuando después de la Segunda Guerra Mundial y durante varias décadas, los intelectuales europeos y de otros países de nuestra cultura, se inclinaban por el mundo soviético, fue él junto con Octavio Paz o Semprún quienes se arriesgaron a denunciarlo. Koestler, Orwell o Milosz ya lo habían adelantado. Y no nos olvidemos de Camus . Pero el momento culmen de su manifestación anticomunista fue la deriva revolucionaria castrista en Cuba. Vargas Llosa, en principio, se quedó prácticamente solo en compañía de Jorge Edwards. La unidad político social del Boom se partió, se rompió bruscamente. De alguna manera García Márquez representó esta nueva tendencia. Carlos Fuentes siempre trató de mediar. Esta ruptura para nada influyó en la creación.Vargas Llosa pudo comprobar que sus ideas, en lo político, estaban más centradas, iban más con el rumbo de la historia contemporánea. El derrumbe del muro de Berlín y la desaparición del mundo soviético le dieron la razón. Las dictaduras comunistas habían fracasado a pesar de que algunas, como la cubana, permanezcan a costa de la ruina total de sus ciudadanos. La reincorporación de la Europa Central a la UE fue un hito que hoy debemos defender. Defender de nuevo las libertades y la democracia frente el autoritarismo asesino de Putin. Vargas Llosa, de estar aún entre nosotros, esto hubiera sido uno de los principales asuntos de su articulismo periodístico.Renato Cisneros y Karina Sainz Borgo, el legado de Vargas Llosa, a debate ABC MULTIMEDIAEstos ideales del liberalismo democrático, la defensa de la libertad individual y la igualdad, quiso llevarla el Premio Nobel a su país natal, Perú. Se presentó a las elecciones y, como sabemos, no las ganó. Seguramente su fracaso fue malo para su país, pero bueno para sí mismo. Ya sabemos aquello de que nadie es profeta en su tierra, ni siquiera investido de los mejores conocimientos para ponerlos en práctica. Vargas Llosa siempre fue un valiente, un atrevido, un responsable de sus actos, un crítico mesurado pero contundente contra lo ilegal e ilegítimo. Su divisa política fue: el liberalismo democrático, la división de poderes, la educación, el diálogo social y los acuerdos y el diálogo por encima de los enfrentamientos. Las elecciones libres y democráticas supervisadas por organismos internacionales debían sustituir a los levantamientos militares, sobre todo en Hispanoamérica, salvíficos de uno u otro lado.Vargas Llosa no solo nos previno de los males de las ideologías totalitarias, sino de los muchos cambios sociales que, durante estos últimos años, se estaban produciendo. Por ejemplo la presencia de las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial. Se le acusó de ser un nostálgico en la manera de entender la cultura como algo supremo. Que la cultura sea elitista, pensaba Mario, no quiere decir que fuera excluyente, sino exigente. El se exigía mucho a sí mismo y a los demás aunque nunca dijera algo malo sobre quienes también practicaban su oficio. Él exigía preparación, dedicación, esfuerzo, saber, conocimiento, mucha soledad e incluso dolor.Noticia Relacionada estandar No El puñetazo que destruyó su amistad con García Márquez Karina Sainz Borgo El 12 de febrero de 1976, el escritor peruano le asestó a su colega una trompada directa al rostro por causas que todavía se desconocen¿Es acaso excluyente el saber científico o médico? ¿Alguien lo calificaría de elitista? Así se califica siempre a la cultura humanista de las que igualmente estas disciplinas forman parte. Y para Vargas Llosa, la cultura no iba por libre sino siempre en compañía de la democracia. Una sin la otra no existen. La cultura también era un contrapoder, una manera de vigilar a los políticos descarriados. Y así lo demostró cuando en Cataluña el independentismo más exaltado quiso dar un golpe de Estado. Su presencia, sus palabras, sus razonamientos fueron fundamentales para que se detuviera aquella situación. Mientras él intervino en la política como nuestro primer intelectual, otros o bien eran cómplices o callaban cobardemente.MÁS INFORMACIÓN noticia No La Tercera | La arcilla de nuestro sueños noticia Si Homenaje al hablador noticia Si Disidente de sí mismo noticia Si El Hannibal Lecter de la literatura mundial noticia Si El último ‘boomcano’ noticia Si Una escuela de celebridadEn los últimos tiempos le atormentaba que la cultura se hubiera convertido en una materia de consumo porque se alejaba del poder educativo y de pacificación del ser humano. «Así como en el pasado los políticos en campaña querían fotografiarse y aparecer del brazo de eminentes científicos y dramaturgos, hoy buscan la adhesión y el patrocinio de los cantantes de rock, de los actores de cine o de las estrellas de fútbol».Con nuestro amigo y maestro Vargas Llosa muere el siglo de oro de la creación en español en Hispanoamérica. Y también muere un gran ciudadano. La democracia pierde a uno de sus grandes valedores, a uno de sus grandes referentes. Tenemos sus libros, pero su presencia nos amparaba siempre.

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