«No es un punto turístico pero sí es verdad que las casas llaman la atención», me comenta Xabier, el guía turístico que me ha acompañado durante dos días a conocer los entresijos y la historia de Bilbao . La ciudad, que luce como nunca, alberga el Guggenheim , un casco viejo con mucha historia o el Puente Bizkaia , Patrimonio de la Humanidad. Pero en la ciudad también se encuentra el barrio Irala o Iralabarri , una zona residencial que los ‘influencers’ se han encargado de viralizar en redes sociales, algo que ni los propios bilbaínos entienden muy bien.Si por casualidad se encuentra en Instagram o TikTok con un vídeo que le enganche con un titular tipo ‘ El barrio más colorido de Bilbao ‘ o ‘ El Notting Hill español ‘, con casas de colores, es Irala. Noticia Relacionada CENTENARIO estandar No San Sebastián y Chillida: las obras del artista que hay que ver en su ciudad Rocío Jiménez Este año se cumplen 100 años del nacimiento del artista donostiarra, lo que supone una excusa más para visitar su ciudad natal y descubrir algunas de sus obras más representativasLlegar hasta este barrio construido en 1916 exige de un gran esfuerzo. Sus calles empinadas no lo ponen nada fácil. Tras dejar atrás la Plaza Zabálburu y continuar por Pedro Martínez Artola, la calle Irala comienza a empinarse. Y es sólo el principio.Un gran mural con los personajes protagonistas de Tadeo Jones da la bienvenida al barrio. Se realizó en 2018, un siglo después de que se construyera su primera barriada. En la celebración de este aniversario estuvo implicado AmiArte, un taller de creación artística interdisciplinar que fomenta el encuentro y la colaboración entre artistas, profesionales y personas en situaciones difíciles. Pero también Enrique Gato , director del filme español y creador del célebre arqueólogo, que colaboró por petición popular de los vecinos. El mural en la fachada del barrio Irala con Tadeo Jones A.M.Toca girar a la izquierda en el cruce con la Avenida Vergara, aún más empinada. Tras unos pasos y a mano izquierda, aparecen las primeras casas de colores que se distribuyen a lo largo de dos calles paralelas muy tranquilas: la Avenida Kirikiño y Zuberoa.Si bien es verdad que las viviendas rompen con la estética del tradicional ladrillo de los edificios, la realidad es que la singularidad de estas casas de colores se debe a su historia. Las casas de colores de Ilara fueron, en su origen, viviendas unifamiliares A.M.Tan sólo de manera puntual se hacen visitas turísticas a esta zona. «Para arquitectos, ingenieros o gente muy interesada en este tipo de construcción, que parte de las casas de San Francisco », explica Xabier.La historia de IralaLas viviendas de colores de Irala fueron construidas por Juan José Irala , propietario de la fábrica de Harino Panadera S.A. (1902), cuya sede es hoy es el centro de salud del barrio. Las diseñó a modo cooperativa con el objetivo de que sus empleados se alojaran en ellas y «otorgarles así una cierta protección socioeconómica».Entonces eran viviendas unifamiliares de tres plantas, con un pequeño jardín y huerto. Así, los empleados de la fábrica hacían vida tanto familiar como laboral siempre en el mismo entorno, pues Irala diseñó un barrio en el que sus empleados tenían todo tipo de servicios (escuelas, iglesia, comercios, tranvía…). Antes Después En la esquina de la Avenida Kirikiño con de Vergara, el mismo edificio en su origen y en la actualidad. En la fachada se conserva el año del origen de estas viviendas Ayuntmiento de Bilbao/A.M.Hoy son pisos de particulares. A partir de los años 50’, las viviendas se empezaron a dividir en plantas una vez que la panadería cerró, de tal forma que de cada una de ellas se sacaron tres pisos, aunque algunas, las que menos, siguen conservando hoy la estructura de casa unifamiliar. Fueron estos propietarios ya particulares quienes se han encargado de su mantenimiento y particular aspecto . Y no ha sido fácil. «Hasta termitas han tenido», relata mi guía. Hoy, de hecho, una de ellas está rehabilitándose y algunos de sus dueños reconocen que compraron una vivienda «en ruinas». Ni ascensor tienen. En la actualidad, sin embargo, están muy cotizadas: apenas se venden y, si alguna lo hace, es un privilegio al que no todo el mundo puede acceder.Cada fachada viste de una manera: amarillo, azul, rosa, verde… Otras, sin embargo, no han sido rehabilitadasHoy, muchos de estos vecinos reconocen que no entienden la gran cantidad de personas que vienen a hacerse fotos al barrio. De hecho, me cruzo casualmente con tres jóvenes francesas que durante un largo rato no paran de posar y hacerse fotos unas a las otras para presumir de instantánea en sus redes sociales. Mientras tanto, dos vecinos charlan ajenos en la terraza de uno de los bares de la zona y los menores juegan en el parque. « Es que no es un destino turístico. Más bien, curioso », concluye Xabier.

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