En 1909 fue tal el público que se agolpó desde mediodía del Jueves Santo en el Palacio Real, que algunas personas se retiraron medio asfixiadas . Tres años después, se temió que la tribuna destinada al gentío fuera a desbordarse por el Salón de Columnas, rompiendo la barandilla que limitaba su estancia. Aquella era una de las ceremonias más esperadas cada Semana Santa en Madrid . «La más vistosa y conmovedora», decía este periódico en 1912 . Ese día, y solo ese, el Rey se arrodillaba ante doce pobres y les lavaba los pies , asistido por grandes de España. Era una tradición instituida por Fernando III de Castilla , que se había celebrado casi sin interrupción durante siete siglos, emulando el Lavatorio de Jesús a sus discípulos en la Última Cena. Ante la Familia Real, el Gobierno, el Cuerpo Diplomático y la concurrencia que atestaba cada año la tribuna pública, el Rey hincaba la rodilla ante cada mendigo, vertía el agua de una jarra de plata sobre sus pies, los secaba y besaba. Días antes se agotaban las papeletas del sorteo para participar en el ritual. Los pobres debían reunir varias condiciones, como ser mayores de sesenta años, pobres de solemnidad y no sufrir enfermedad contagiosa alguna. Un médico de cámara los reconocía minuciosamente antes de declararlos aptos. Habitualmente eran ciegos, como uno de los designados en 1911, que perdió la vista en la batalla de Somorrostro en 1874 por el fogonazo de un cañón. Noticia Relacionada Decíamos ayer reportaje Si La «orgía» del catastrófico ‘crack’ bursátil Mónica Arrizabalaga Julio Camba regresó a Nueva York en plena recesión para retratar con su humor la vida en Estados Unidos tras un pánico en las bolsas como el que se vive hoyEn palacio se les dotaba de una adecuada indumentaria para la ceremonia. «A los pobres se les viste con un chaquetón de paño color café obscuro, así como el chaleco, pantalón de igual tela y una amplia capa con embozos del color del traje. Sombrero de copa, camisa de hilo blanco, medias blancas, pañuelo blanco para el cuello, otro para la mano, un mantón negro de lana, con cenefa y zapatones de becerro negros», explicaba ABC aquel año de 1911 en que, por primera vez, la Reina doña Victoria acompañó a Alfonso XIII . Por tal motivo, también asistieron al acto doce mujeres pobres, a quienes equiparon de arriba a abajo con sayas, mantones, medias o camisas de hilo. La paridad llegaba así al lavatorio palatino. Una vez trajeados unos y otras, el primer farmacéutico de cámara y sus ayudantes se encargaban de lavarles y de perfumarles las piernas y los pies. No fuera a haber sorpresas en el momento de exponer sus extremidades ante los Reyes y ante los grandes y las damas que se encargaban de descalzarles y calzarles, antes y después.Portada de ABC del 18 de abril de 1908 ABCSeguidamente, se les ofrecía una copiosa comida, que servían personalmente los Reyes y que los periódicos gustaban de detallar. Año tras año, se repetían en el ágape las tortillas de escabeche, una decena de clases de pescado como salmón, mero, merluza o congrio con arroz, empanadas, tortas, arroz con leche, quesos, frutas y postres secos. Incluso solía haber tarta de hojaldre y vino de Mudela. ABC contó el 3 de abril de 1931 cómo «cuando Sus Majestades sirvieron el último plato, los mismos Soberanos recogieron la vajilla y levantaron los manteles . El mantel, cubierto, etc., de cada pobre fue depositado en su cesto correspondiente, junto a las viandas , cada una en su plato, que ya contenía». Una vez concluida la ceremonia, ataviados con los trajes que acababan de estrenar y con los cestos con comida que recibían como regia limosna, los agraciados salían a la plaza de la Armería, donde casi todos vendían sus canastos de viandas. « La cantidad pagada por cada uno de estos cestos es alrededor de las 150 pesetas », apuntillaba este periódico tras el último Jueves Santo celebrado en el Palacio Real. La proclamación de la Segunda República ese 14 de abril cortó por lo sano una costumbre real de larga solera. También, la entrega del bolsito de cuero con monedas de plata que añadía en el acto el obispo de Sión y patriarca de las Indias. Otros tiempos. Otras Semanas Santas.

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