Milton Friedman, Premio Nobel de Economía , calificó la inflación como un ‘impuesto invisible’ que el gobierno puede imponer sin legislación directa. La definición define lo que está ocurriendo en España en los últimos años, un país en el que el impacto de la evolución de los precios en el bolsillo de las familias ha sido mayúsculo, sobre todo el de los alimentos, situación que se ha agravado por la negativa del Gobierno a ajustar el IRPF y las cotizaciones a la inflación. Esa situación, unida a que muchos de los empleos que se generan son de baja cualificación y poco productivos, no están permitiendo ganancias del poder de compra en los trabajadores. Desde que estalló la crisis financiera han pasado ya diecisiete años, pero su impacto en el bolsillo de los trabajadores es todavía evidente. Casi dos décadas después, los sueldos no han conseguido recuperar el poder de compra perdido desde aquella recesión que puso al mundo en alerta económica , una situación que se ha visto agravada por las sucesivas crisis.Noticia Relacionada estandar No CSIF pide a las aseguradoras que mejoren las condiciones económicas de médicos y hospitales en las mutuas ABC El sindicato mayoritario entre los funcionarios pide a la Administración intervenir «ante la reducción de la oferta de médicos y grupos hospitalarios»Un informe elaborado por la escuela de negocios Eada y la consultora Icsa atribuye esta pérdida de ganancias a que en este periodo se han creado muchos puestos de trabajo, pero se han localizado, sobre todo, en sectores de baja productividad -las actividades que más aportan al PIB son las peor pagadas- y con gran tirón de empleos cubiertos por población inmigrante, generalmente de escasa cualificación. El estudio evidencia que durante el periodo analizado la inflación ha crecido casi un 40% frente al 38% en que lo han hecho los sueldos de los empleados. En la misma línea, un reciente estudio del Instituto Juan de Mariana publicado por ABC puso cifras al impacto de los precios sobre las familias y llegó a conclusiones como que la inflación se ha comido el 89% de la subida de los salarios desde que gobierna Pedro Sánchez, desde julio de 2018. Explicó que aunque los sueldos se hayan revalorizado un 22,2% en términos nominales, su evolución, una vez se ajustan los precios, anota una «mejora testimonial», de apenas un 2%. «Lo que ‘a priori’ son 6.013 euros de incremento salarial son apenas 663 euros de mejora del poder adquisitivo», recalcaba el informe del centro de estudios que dirige Manuel Llamas. El trabajo de la escuela de negocios Eada y la consultora Icsa sobre la evolución de los sueldos se ha elaborado a partir de encuestas a 80.000 profesionales entre julio del 2023 y julio 2024, y en el mimo se pone de manifiesto que el ejercicio pasado ha sido más favorable para los empleados que para los directivos y cargos intermedios. Estos últimos, según el trabajo, son los que más poder adquisitivo han perdido, con un recorte del 0,77% frente a la subida del 2,8% en los empleados rasos, una evolución con la que habrían podido compensar el aumento del coste de la vida (el IPC subió de media un 2,8% el año pasado). Por su parte, las remuneraciones de los directivos han crecido un 0,6% por debajo de lo que lo hicieron de media los precios, por lo que también pierden poder adquisitivo en el último año, aunque de una forma más leve. En cualquier caso, todos los empleados, ya sean directivos, mandos intermedios o empleados en general, tienen en estos momentos menor capacidad de compra que tras la crisis de precios de 2021. Según el trabajo de estos analistas la brecha salarial entre empresas grandes y pequeñas aumenta. El sueldo medio en España alcanzó los 2.256 euros brutos al mes en 12 pagas el pasado año. Los empleados de empresas de mayor tamaño cobraron de media 2.511 euros (un 4,8% más que el año anterior), mientras que los de las micropymes ingresaron 2.067 euros (un 1,4% más). En este caso la brecha entre los salarios de negocios grandes y pequeños aumentan en más de 440 euros al mes. El informe también realiza un análisis de la situación laboral por sectores y llega a la conclusión de que los empleados que más aumentaron su nómina fueron los de construcción (4,3%), seguidos del sector servicios (4,1%), el transporte (4%) y del comercio, turismo y banca (2,9%). En el caso de la industria el alza media fue del 1%, el más bajo. Y si el análisis se realiza por regiones Madrid (2.444 euros brutos al año) y Cataluña (2.287 euros) volvieron a liderar el ranking con la remuneración media más elevada. En el lado opuesto está Extremadura, con una remuneración media de 1.879 euros.Las remuneraciones en España, las que menos crecieron en Europa La subida de sueldos fue muy diferente el pasado ejercicio si se analiza lo que ocurrió en cada uno de los países de la Unión Europea. De media, las retribuciones por hora trabajada en términos nominales (sin descontar la inflación) crecieron interanualmente un 4,1% el pasado año en la zona euro, frente al 3,8% en 2023; y en toda la UE avanzaron un 4,7% en comparación con un crecimiento del 4,4% un año antes, según los datos de costes laborales publicados por Eurostat- La estadística europea refleja que los sueldos españoles por hora avanzaron un 3,2% interanual en el último trimestre del año pasado, lo que los situó entre los que menos subieron en toda la Unión Europea. Solo en Luxemburgo (0,9%), Francia (1,7%) y Bélgica (2,2%) los salarios subieron menos. Croacia y Polonia alcanzaron alzas del 14%, las más elevadas en Europa.Empresas productivas«Observamos la mayor mejora salarial en los empleados por el efecto directo del incremento del SMI, los nuevos convenios pactados , incrementos de convenio indexados a IPC, la tecnificación de puestos de trabajo y las dificultades del mercado en determinados sectores y profesiones», explican los autores del informe que insisten en que España necesita empresas que sean más productivas.Por último, rechazan que se apliquen alzas salariales lineales y sin incrementos de la productividad, proque, a su juicio, origina una pérdida de competitividad empresarial. En este caso, recomiendan modelos de retribución flexibles, adaptativos y sostenibles, que estén orientados a objetivos y que mejoren la rotación y el absentismo. Los autores del informe añaden que esta política debería basarse en componentes variables en función de lo que aporte la persona (resultados, productividad, desempeño), en componentes extra salariales (ticket restaurante, ayudas a transporte, ayudas a guarderías…) así como en componentes cualitativos o emocionales como la formación, la posibilidad de teletrabajar o la conciliación familiar .

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