Entre reformista y renovador: la lista de sus grandes cambios en doce años de Pontificado

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Entre reformista y renovador: la lista de sus grandes cambios en doce años de Pontificado

Como el director de una orquesta antes de comenzar un concierto, con su sorprendente renuncia, Benedicto XVI marcó el tono de la reforma de la Iglesia que dejó como tarea a su sucesor. Francisco recogió el guante y se propuso eliminar lo que distrajera al Papa de su misión y a los católicos del mensaje esencial del cristianismo. Unas veces reformista y otras renovador, Bergoglio concentró sus esfuerzos en cinco ámbitos: un cambio cultural como base del resto de reformas; modificar estructuras que hacían posibles las corruptelas en el Vaticano; normalizar la presencia de laicos, sobre todo de mujeres, en cargos de decisión de la Iglesia; reforzar la estrategia contra los abusos; y ceder poder y responsabilidad a las diócesis, limitando el papel de la Curia vaticana.La vida del Papa Francisco, en imágenesUna revolución culturalComenzó por humanizar la figura del Papa, evitando símbolos que lo asimilaran a un monarca renacentista: nunca usó una cruz pectoral con joyas, ni zapatos rojos, coches oficiales o tronos dorados. Tampoco dejaba que le besaran el anillo o que se arrodillaran ante él. Consiguió desmantelar los abalorios que convertían al Vaticano en una corte imperial y al obispo de Roma en un distante aristócrata. Cuando creaba nuevos cardenales, les pedía que no lo celebraran con grandes banquetes, como era tradicional hasta entonces. Eliminó las «sedes cardenalicias» y nombró cardenal a obispos de ciudades y países que nunca habían tenido uno. Quería asegurarse de que en el cónclave se tengan en cuenta las perspectivas de todos los católicos, y no sólo de los europeos. Hizo añicos la idea de que la Iglesia es una fortaleza que se debe defender, y que el cristianismo se resume en «un catálogo de prohibiciones». Su estrategia fue ir en busca de la gente para presentar su propuesta sin esperar a que ellos se acercasen. Como jesuita, soñaba con llevar el Evangelio más allá de las fronteras; como Papa, llegó hasta las «fronteras morales» de nuestro tiempo, para dialogar con quienes se sienten lejos de la Iglesia: los indiferentes, las personas divorciadas, homosexuales o transexuales.Insistió con gestos y palabras en que las personas homosexuales forman parte de la Iglesia , pero no reconoció el matrimonio gay. Autorizó la bendición informal a parejas del mismo sexo, siempre que no se confunda con una boda, y se mostró partidario de normas de ‘convivencia civil’ que resten incertidumbre a quienes decidan vivir juntos y les den cobertura legal en atención sanitaria o herencia. Se opuso a cualquier manifestación de desprecio o discriminación contra estas personas y criticó la criminalización de la homosexualidad.Pidió también que se acompañe espiritualmente a los divorciados que volvieron a casarse y que deseen retomar la práctica de los sacramentos. Dio voz a los ‘ migrantes forzosos ‘ que escapan de la guerra y la miseria y apeló a la responsabilidad de ayudar a quienes se encuentren en dificultad; con su encíclica Laudato si’ impulsó la conciencia cristiana sobre el cuidado del medio ambiente, que incluye la ecología integral y la protección de la dignidad humana; y con su carta Fratelli tutti, propuso la colaboración del católico con personas de culturas y religiones diferentes, una postura en las antípodas del conflicto de civilizaciones. Sus viajes apostólicos fueron a países lejanos a la lógica geopolítica de su tiempo. La primera vez que salió de Italia fue para ir a Albania . No estuvo en ninguna de las grandes capitales de Europa, y más de la mitad de sus salidas fueron lejos del Viejo Continente. No viajó a Argentina, su patria, pero sí a Mongolia , país con 3.000.000 de habitantes y sólo 1.354 católicos. Una de sus medidas más polémicas fue limitar la celebración de la misa según el rito anterior al Concilio Vaticano II, pues tenía la impresión de que quienes la impulsaban se estaban alejando del resto de la Iglesia.Medidas contra la corrupciónEl Papa Francisco dio decenas de entrevistas en las que rindió cuentas de sus decisiones de gobierno, un valiente ejercicio de transparencia que aportó credibilidad a la «operación limpieza» de las finanzas vaticanas . Pidió ayuda a consultorías externas para unificar los métodos contables de las 290 entidades vaticanas; peinar la lista de 19.000 clientes del banco del Vaticano (IOR) y expulsar a unos 900 que lo usaban para blanquear capitales. Para controlar los gastos internos y evitar derroches, estableció un departamento que vigila los presupuestos y gastos de todas las oficinas de la Santa Sede, retiró a la Secretaría de Estado el control de sus fondos reservados, y revocó el derecho de los jefes de dicasterio a usar un apartamento de servicio, que ahora deben pagar de su bolsillo. También prohibió a quienes trabajen en el Vaticano las inversiones en paraísos fiscales o en fondos que no respeten la doctrina social de la Iglesia. Tampoco pueden aceptar regalos por valor superior a 40 euros. Retiró los derechos como cardenal a Angelo Becciu por el uso irregular de fondos reservados, y modificó la ley, para que lo procesaran magistrados laicos del Tribunal Civil del Vaticano y no una corte de cardenales. También retiró parte de su asignación al cardenal Raymond Burke , por apoyar activamente iniciativas hostiles al Papa.Mujeres y laicos en cargos de responsabilidadIntentó normalizar la presencia de la mujer en cargos de responsabilidad en la Iglesia. En marzo de 2022, modificó la constitución de la Curia vaticana para que laicos o religiosos y no sólo cardenales y obispos estén al frente de departamentos del Vaticano. Eso le permitió nombrar en 2025 a Sor Simona Brambilla «prefecta» para el Dicasterio de la Vida Consagrada, del que dependen cientos de miles de religiosos, y a Raffaella Petrini , gobernadora del Estado Ciudad del Vaticano, ambas con autoridad por encima de cardenales y obispos. También incluyó a tres mujeres en la comisión de 26 personas (hasta ahora compuesta sólo por cardenales y obispos) que selecciona a los candidatos a obispo y les asigna una diócesis. También nombró a seis mujeres para el Consejo de Asuntos Económicos, formado por 8 cardenales y 7 laicos. En 2016 cambió la norma para que en la liturgia del Jueves Santo el sacerdote pueda lavar los pies a mujeres. Además, instituyó en 2021 varios ministerios de laicos que hasta ahora estaban reservados a hombres, pues eran pasos previos a la ordenación sacerdotal. Él mismo administró varias veces a mujeres el del lectorado o el del catequista. Abrió dos comisiones para estudiar la posibilidad de ordenar a diaconisas, que no alcanzaron un acuerdo definitivo, pero rompieron un tabú de siglos.La batalla contra los abusosEndureció las normas canónicas sobre abusos y facilitó las denuncias y los procesos. Instituyó en 2013 la ‘ Pontificia Comisión para la Protección de Menores ‘, que diseña y actualiza las medidas para prevenir y detectar abusos en la Iglesia. Amplió la definición de estos delitos e incluyó los abusos a personas «vulnerables» mayores de edad. El abuso se convirtió canónicamente en delito «contra la vida, la dignidad y la libertad del hombre», y no sólo contra la castidad. Obligó a los sacerdotes y religiosos a denunciar cualquier abuso del que tengan «noticia o motivos fundados de sospecha», con la excepción de los que se enteren por la confesión; y a que en cada diócesis haya una «oficina fácilmente accesible al público para recibir señalaciones (de abusos)». Suprimió el «secreto pontificio» en los procesos de abusos, de forma que los tribunales civiles pueden acceder a los documentos de los juicios canónicos. MÁS INFORMACIÓN noticia No Su entrevista con ABC en 2022: «A mis sucesores les diría que no hagan mis errores» noticia Si Perfil El Pontífice que quiso reformar la Iglesia noticia Si Alma de párroco noticia Si Un Papa del fin de un mundo noticia No La vida del Papa Francisco, en imágenesEn mayo de 2019 diseñó un procedimiento para poder denunciar también a obispos que habían cometido abusos o que habían encubierto a sacerdotes denunciados «por acción o por omisión». Como consecuencia, destituyó de sus cargos a varios obispos. Desde 2023, esa norma se aplica también a laicos que hayan ocupado puestos de dirección en movimientos de la Iglesia. Retiró el cardenalato al arzobispo escocés Keith O’ Brien , quien había abusado de seminaristas adultos; y expulsó del sacerdocio al ex cardenal estadounidense Theodore McCarrick , por haber abusado de menores en el pasado. Por otro lado, modificó el Catecismo de la Iglesia Católica para añadir que nunca puede considerarse admisible la pena de muerte.Descentralización del gobierno de la IglesiaCon su reforma de las instituciones del Vaticano, redujo el poder de la Secretaría de Estado, y aumentó el de las conferencias episcopales. La Secretaría de Estado era el órgano que se ocupaba de aconsejar al Papa en sus decisiones diarias, pero Francisco prefirió guiarse por contactos personales y por su «Consejo de cardenales» formado por 9 purpurados. Este «consejo» fue también un canal alternativo de comunicación con los obispos.El Papa dio más poder a los obispos en causas canónicas, de forma que, si tienen certeza de que un matrimonio es nulo, pueden emitir sentencia en un proceso administrativo, sin necesidad de hacer esperar a la expareja. Cambió el estilo de las visitas «ad limina» que los obispos realizan al Vaticano cada siete u ocho años para dar cuentas de su gestión, de manera que la disposición de la curia fuera más colaborativa que inquisitiva. Modificó los sínodos para que no se limiten a tres semanas de reunión de 350 obispos. Ahora comienzan con una extensa fase de consultas para que intervengan todas las personas que lo deseen. Además, en la asamblea plenaria permitió que tuvieran voz y voto los «no obispos», como mujeres religiosas y laicas. Solicitó una reforma al Opus Dei , disminuyendo el rango de la Prelatura en la Iglesia, con la idea de que centre sus esfuerzos en el mensaje de vivir la fe en la vida cotidiana, y no en la organización de sus estructuras. Rompió con el principio « promoveatur ut removeatur », conceder una promoción a altos cargos incómodos para darles una salida digna. No le tembló la mano cuando tuvo que dejar sin cargo a cardenales como el Gerhard Müller , o al arzobispo y ex secretario de Benedicto XVI, Georg Gänswein . También limitó a diez años los mandatos de altos cargos en la Curia Vaticana, y de superiores religiosos o jefes de movimientos en instituciones de la Iglesia, para facilitar el recambio generacional e impedir poderes absolutos. El tiempo dirá el alcance de estas reformas.

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