Hay una norma no escrita en el arbitraje español por la cual un colegiado internacional que está en su último año en activo y no ha tenido la oportunidad de pitar una final de Copa, lo haga y ponga así brillantemente fin a su carrera. De hecho, los tres actuales jefes del CTA, Medina Cantalejo, Undiano Mallenco y Clos Gómez se retiraron en su momento pitando una final de Copa. Este iba a ser el caso de Soto Grado, trencilla abulense afiliado al comité riojano. Medina le hizo saber a mediados de febrero que sería el árbitro en La Cartuja este sábado 26 de abril, pero finalmente será De Burgos Bengoetxea.La promesa que le hizo el presidente del CTA a Soto Grado ha sido incumplida por el dirigente andaluz. Medina se ha sentido traicionado por un movimiento que ha efectuado Soto Grado en las últimas semanas y no ha pestañeado a la hora de tomar represalias. El colegiado castellano leonés se ha postulado a favor de Fernández Borbalán, el delfín que quiere colocar Velasco Carballo al frente del CTA, como ya desveló este periódico hace más de dos meses . Una decisión de la que Cantalejo se ha vengado con el cambio en la designación arbitral de la final de Copa. Es un caso parecido al de Mateu Lahoz en 2023, el año de la retirada del valenciano. El excolegiado no quiso pasar del terreno de juego al VAR, como sí han hecho el resto de sus compañeros retirados desde la llegada del videoarbitraje, y Medina se la cobró quitándole la final disputada aquel año por Real Madrid y Osasuna. Ahora, lo ha vuelto a hacer.A diferencia de las designaciones arbitrales para los partidos de Liga, en las cuales además de Medina, también tienen voz y voto Daudén Ibáñez y Puentes Leira, para la Copa es Cantalejo el que tiene la primera y la última palabra, y su hoja de ruta ha sido trazada con escuadra y cartabón. Cuando le confirmó a Soto Grado que sería el árbitro de la final, después del derbi Madrid-Atlético de Liga del pasado 8 de febrero, no volvió a pitar a ninguno de los cuatro semifinalistas y, una vez sabidos los finalistas, ya sí que arbitró un duelo del Atlético. Fue el 6 de abril, en el Pizjuán.Tras ese arbitraje, a Soto Grado no le tocaba pitar el siguiente fin de semana, pero la baja de última hora de Martínez Munuera por el nacimiento de su hijo, le puso en bandeja a Medina Cantalejo la fulminación del colegiado abulense. Le dio el Alavés-Madrid del 13 de abril, que estaba asignado a Martínez Munuera, y allí terminó de cavar Soto Grado su tumba al ‘comerse’ la roja a Mbappé, expulsión de la que le tuvo que alertar el VAR. Medina ya había decidido no darle la final de Copa, porque de lo contrario no le hubiera expuesto a pitar a uno de los dos finalistas a solo dos semanas de ir a La Cartuja . Y después de ese grave error, con menos motivo aún. De hecho, Soto Grado está en la nevera desde aquel partido.Además de cambiar a Soto Grado por De Burgos, Medina también ha hilado fino en el resto del equipo arbitral de la final. El jefe del CTA ha querido contentar a las máximas territoriales posibles haciendo un equipo arbitral muy variado. El cuarto será Busquets Ferrer (comité balear) y el VAR será González Fuertes (comité asturiano), que se retira este año. El quinto será Rodríguez Moreno (comité castellano manchego), y los AVAR serán Hernández Maeso (comité extremeño) y Prieto López de Cerain (comité navarro): «Para seguir en el cargo, Medina está intentado ganarse a todas las territoriales que pueda y a los clubes. Es la medida a la desesperada que le queda», cuentan a ABC desde dentro del CTA. La designación de De Burgos no es solo el último episodio de la guerra de poder que se vive dentro del estamento arbitral desde hace meses, también es la cerilla que incendia la final de Copa para el madridismo. El colegiado vasco es uno de los más señalados por el club blanco y por su afición. Ha pitado en 25 ocasiones al Madrid, la última el pasado 9 de enero en Yeda, en la semifinal de la Supercopa de España ante el Mallorca , con un balance de 16 victorias, 5 derrotas y 4 empates. Casi el 40% de los partidos que dirige al Madrid no los gana el equipo blanco, y en la retina esa expulsión a Cristiano en la Supercopa de España de 2017 por un empujoncito del luso al propio colegiado que le costó luego cinco partidos de sanción. La final de Copa comienza con una traición y un incendio arbitral.

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