De sus viajes a las ‘periferias’ a sus polémicas con Trump, Ucrania o Gaza

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De sus viajes a las ‘periferias’ a sus polémicas con Trump, Ucrania o Gaza

No ha sido el Papa más viajero del mundo. El título de ‘Papa peregrino’ sigue ostentándolo Juan Pablo II , que realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, frente a los 47 de Francisco. No obstante, su preocupación por hacer presente a la Iglesia en lugares recónditos del planeta , o en territorios donde los cristianos son minoría, han sido una de las marcas del pontificado que acaba de terminar. Los viajes de Francisco a esas tierras -el último y más prolongado, el que le llevó en 2024 a Indonesia , Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur- despertaron polémica y críticas en algunos sectores católicos, que echaron en falta la presencia del pontífice en los grandes países de tradición católica. De hecho, en sus doce años de pontificado no quiso realizar ninguno a su tierra natal, la Argentina .Pero esa peculiaridad de la diplomacia del papado que acaba de concluir se relaciona con el lema que se impuso Francisco. El de impulsar una Iglesia en salida hacia «las periferias».Esas fronteras tuvieron características geográficas. Fueron viajes a destinos como Albania , Turquía , Grecia , Emiratos Árabes Unidos o Cuba , país donde la prensa prefirió centrarse en la posibilidad de que el viaje sirviese para el levantamiento del embargo norteamericano. La salida a las ‘periferias’ de Francisco tuvo también otro carácter. En parte por su personalidad, el pontífice parecía sentirse más a gusto tratando a líderes agnósticos o de la izquierda política, quizá para remarcar la nota ‘universal’ de todo católico por el hecho de serlo, aunque esa inclinación le valiese la crítica de los sectores tradicionales.Vladimir Putin y el Papa Francisco, reunidos durante una visita del ruso a italia, en 2019 EFELos encontronazos entre el Papa Francisco y el líder conservador norteamericano, Donald Trump , obedecieron por eso más a su disparidad de caracteres que a cuestiones de fondo. La constante predicación del pontífice sobre el aborto («Es un problema humano, no religioso; no es progresista, es un asesinato», dijo en Bratislava en 2021) ha hallado eco en Estados Unidos y explica en parte la victoria del líder republicano y su regreso a la Casa Blanca. En cambio, las críticas de Francisco a la militarización de las fronteras para detener la ola migratoria ha sido una predicación en el desierto.En el mismo tono se entiende el desencuentro del Papa con los gobiernos europeos en materia de inmigración ilegal y política de refugiados. Las noticias de tráfico humano y muertes en pateras sirvieron a Francisco para criticar la política de acogida en Europa, que para otros parámetros sería más que generosa. El Mediterráneo «se ha convertido en un cementerio» , dijo el Papa, que pidió en repetidas ocasiones rutas legales y seguras para los emigrantes y facilitar el refugio en Europa. No se percibió, en cambio, la misma solicitud del pontífice hacia las víctimas de atentados terroristas cometidos por islamistas, o el incremento de la criminalidad que ha traído la ola de refugiados procedentes de Oriente Próximo, algo que explica en parte el fenómeno del avance de la extrema derecha.Ucrania y Gaza han sido los dos conflictos bélicos en los que Francisco se implicó más en los últimos años de pontificado con la esperanza de contribuir a su solución.El Papa Francisco saluda a Zelenski, en una audiencia privada en 2023 AFPEl Papa mantuvo al comienzo de la guerra en Ucrania varios encuentros con el presidente Zelenski. En marzo de 2024, Francisco hizo unas declaraciones muy polémicas a una emisora suiza, en las que instaba a rusos y ucranianos a «ser valientes y negociar; cuando ves que las cosas no van bien tienes que tener el coraje de izar la bandera blanca y negociar «.La mención al simbolismo de una ‘rendición’, que sin duda apuntaba al bando ucraniano, generó muchas molestias en las cancillerías de la Unión Europea, y un monumental enfado por parte de Zelenski y del Gobierno socialista alemán, su principal valedor. Curiosamente, meses más tarde, el presidente norteamericano, Donald Trump, inició el mismo camino instando a Kiev -tras abrir un diálogo directo con Putin- a negociar con rapidez una «paz a cambio de territorios» . Algunos analistas subrayaron que ni el Papa ni Trump habían instado a Rusia a negociar con el mismo apremio, ni le habían señalado como ‘agresor’ en el comienzo de la guerra.En el conflicto bélico de la Franja de Gaza, originado por el ataque relámpago y brutal del grupo radical palestino Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, la actuación de Francisco también fue controvertida. Poco después de cumplirse un año del conflicto, en el discurso de la Navidad de 2024 el Papa llegó a decir que « los ataques contra Gaza son crueldad, no guerra «. Ese juicio, a raíz de los bombardeos y la muerte de muchos civiles en la Franja, ocasionó una protesta airada de Israel, que acusó al pontífice de no haber mencionado »la crueldad terrorista de Hamás en los ataques del 7 de Octubre, y la toma de rehenes«. El Vaticano recordó que el Papa se había referido a actos concretos y no había querido hacer un juicio general del conflicto, pero aquella declaración invalidó quizá la tarea mediadora de la Iglesia en un territorio especialmente sensible para todos los católicos. Francisco hurgó un poco más en la herida con su libro sobre el Jubileo de 2025 ‘La esperanza nunca defrauda’, en el que señalaba que «según algunos expertos lo que está sucediendo en Gaza tiene las características de un genocidio y debería ser investigado». En cuestiones sociales, Francisco intervino con frecuencia para recordar principios generales de la doctrina de la Iglesia aplicados a problemas de actualidad: el medio ambiente, la emigración, la pobreza, la carrera armamentística. La llamada ‘doctrina social de la Iglesia’ arranca, según es conocido, a finales del siglo XIX con la encíclica ‘Rerum novarum’ de León XIII, en la que la Iglesia expresa el apoyo que el católico debe prestar a las asociaciones de trabajadores -sindicatos- y se afirma igualmente el principio de la propiedad privada. No ha sido, por tanto, una novedad que Francisco quisiera continuar con esa tradición, acorde con lo que se espera de un Papa. No tiene potestad, pero sí una autoridad moral que le concede ser líder espiritual de 1.300 millones de fieles, una figura inexistente en el resto de las grandes religiones mundiales.Las intervenciones de Francisco en estos doce años de pontificado han recordado principios de la doctrina social tradicional. La primacía del bien común sobre el particular. El principio de solidaridad, y el respeto sagrado a la vida -contra la cultura del aborto y de la eutanasia-. Muchas de las alocuciones y documentos referidas a estos asuntos recibieron menos cobertura mediática que las relacionadas con las guerras, o con las nuevas manifestaciones de capitalismo salvaje, ofreciendo así una visión con frecuencia distorsionada del pontificado que acaba de finalizar.

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