Pruebas de vida

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Pruebas de vida

No habrá que sorprenderse si el próximo Papa es Jeanne Dielman. Muchos vaticinios y cuando esperas que la encuesta de ‘Sight and Sound’, que elige la mejor película cada diez años, eleve al primer puesto a ‘El padrino’ (sustituyendo a ‘Vértigo’), te salen con ‘Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles’, de la belga Chantal Akerman. Podemos volver a un Papa italiano. Es hablar por hablar, escribir por escribir, pero más dudoso es que si hay un Papa negro sea el ultramontano Robert Sarah, aunque me gusta que sea partidario del rito tridentino. Lo más exótico como sucesor de Francisco podría ser el filipino Tagle, pero igual salen con el cardenal de un país con menos católicos que Albacete. Cualquiera sabe. Un supuesto experto en papas que acababa de publicar un libro sobre papas me dijo tras la muerte de Juan Pablo II que Ratzinger estaba descartado porque era muy mayor. Carlo María Martini, arzobispo de Milán, fue papable tras la muerte de Juan Pablo II. Por lo menos tenía hechuras de Papa. No las tenía Francisco. Y no sólo al final. Todavía me sorprende la visita del 10 de abril a la basílica de San Pedro. Estupefacto pie de foto de ABC: «El Santo Padre ha aparecido sin vestiduras papales por primera vez». En camiseta y con una manta de rayas. La campanada de la muerte del Santo Padre no ha sido porque pensáramos que estaba bien, sino por la actividad previa a su muerte cuando suponíamos su precario estado de salud. Todas esas pruebas de vida. Hoy, pruebas de una vida que se acababa. Cuando salió del Gemelli pasó por Santa María la Mayor, donde será enterrado. Como el faraón que visita las obras de su pirámide. En los últimos días: visita por sorpresa a San Pedro (otra; esta con vestiduras papales), breve encuentro con J.D. Vance, al que regaló unos huevos Kinder para sus hijos (¿será ese el último regalo hecho por el Papa? ¿Su legado?) y la bendición urbi et orbi. Estaba viéndola con el padre de una amiga, que me dijo. «Este Papa es duro». Lo era. Según Isabel Celaá, embajadora ante la Santa Sede, es un Papa irrepetible. Me alegro.No deja de ser fascinante el cariño de los progres por Francisco. Igual de fascinante que la admiración por Ratzinger de otros porque cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe creían que encarnaba todo lo malo y oscuro de la Iglesia. Y ahora con que es su favorito. Esto de los favoritos, es como de ‘Operación Triunfo’. ¿Qué es esa banalización de tener un Papa favorito? El Papa es el Papa. Y si lo que quiere es ser un párroco de pueblo, que lo sea. En Francisco no ha habido teología de la liberación, ha habido teología del populismo. Sería un hombre bueno, pero su extraño prestigio como Papa explica las simpatías de Yolanda Díaz. Tengo que volver a Monterroso. A eso de que los enanos tienen un sexto sentido para reconocerse.

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