Durante el mes y medio que ABC acompaña de una u otra forma al capitán pacense José Manuel Mora González por la geografía aragonesa se ha suspendido en riscos de 70 metros de altura, ejercitándose en unas prácticas en Rodellar (sierra oscense de Guara), ha dirigido a las dos unidades del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil de Huesca y Tarazona en la tragedia del Moncayo y ha asistido a la muerte de un compañero del Greim de Francia por un accidente sufrido durante un rescate. Es un resumen muy sucinto. El capitán Mora dirige los ocho Greim concentrados entre Aragón y Navarra, un equipo de 90 especialistas adiestrados en la montaña de quienes destaca –más de una vez durante la conversación– «su calidad humana». «Si Dios quiere», antepone, este agente cumplirá este año 52 y dice que ni la edad ni la montaña te retiran, lo hace, lo hará «el momento en que no te sientas capaz de trabajar en la montaña, por tus capacidades técnicas, físicas o mentales».Noticia Relacionada Zaragoza estandar No Mueren tres montañeros tras precipitarse en el Parque Natural del Moncayo Se han precipitado en el paso de la Escupidera. Cuando han llegado los servicios de emergencia, uno de ellos se encontraba aún en estado crítico, aunque ha terminado falleciendoAragón es, con mucho, la comunidad con la siniestralidad más elevada del país en la alta montaña. Hay varios motivos que lo explican, pero la gran extensión de su geografía montañosa, el mayor número de tresmiles agrupados en el Pirineo y la infinidad de rutas senderistas convierten a la región en la «escapada» más deseada por miles de aficionados a las actividades en superficie rocosa. Solo el año pasado en Aragón se produjeron 609 rescates por parte de la Benemérita (hay que recordar que las estaciones de esquí tienen sus propios equipos de socorro); también hubo récord de fallecidos (con 25) pero hasta el 31 de marzo de 2024 hubo cinco muertes. Este invierno en el mismo periodo llevamos siete, por la triple muerte registrada el pasado 22 de marzo en el Moncayo zaragozano. En 2024 hubo también 462 heridos y 451 personas que salieron ilesas de sus percances en la montaña, en total, 942 personas auxiliadas, un 22% más que en 2023 y la cifra va en aumento año tras año. Concretamente, y de acuerdo con las palabras del capitán Mora, desde el final de la pandemia «el problema que hay en la alta montaña es la avalancha de gente» que no siempre va preparada. «El mayor accidente que se produce ahora mismo en nuestra área es el senderismo. Muchas personas piensan que es ir a la tienda de montaña, comprar unas botas, meter un poco de comida y agua en una mochila y salir», comenta el uniformado. Es por ello que la temporada alta o más peligrosa no coincide, ni mucho menos y pese a la espectacularidad de las imágenes y los rescates invernales, con la etapa de nieve, hielo y frío. Con el buen tiempo«El trabajo duro para nosotros empieza ahora, a partir de la Semana Santa, cuando cientos de personas salen un fin de semana. Muchas veces nos encontramos que la gente planifica durante meses una estancia de días en el Pirineo y entonces quiere hacer cumbre sí o sí. Pero la montaña no funciona así. Lo más importante es saber cuándo se tiene que dar la vuelta, cuando no vas preparado, te vence el agotamiento, te ves superado por alguna circunstancia, la climatología es adversa o las condiciones no se dan. Ya habrá tiempo para que hagas cumbre en otra ocasión», dice. Puede que la vida no la salves dos veces. Traslado de un herido en el Pirineo guardia civil / abc «El Moncayo es tan accesible que la gente no va tan prevenida como debería de ir» El pasado 22 de marzo la tragedia sobrevino en el Moncayo, una montaña que para el capitán Mora es «accesible a todo el mundo, no conlleva tanta dificultad ni es tan riesgosa y la gente no va tan prevenida como debería de ir». Frente a lo traicionero en ese sentido del Moncayo, cuyo último deceso se había producido en 2018, en cambio, el Pirineo «se concibe como una montaña en la que tienes que ser más experto», contrasta. Aun así, Luis Alfredo, Telesforo y José Ángel, los tres sexagenarios madrileños que perdieron la vida en Zaragoza tuvieron «la mala suerte de encontrar un día muy feo –azotaba la profunda borrasca Martinho–. El problema fue que el viento levantó toda la nieve y dejó todo el hielo por debajo. Resbalaron ladera abajo y ya se sabe qué implica eso en la montaña», se acalla el agente. En este rescate, el helicóptero de la Guardia Civil no puedo acercarse a más de una hora de los cuerpos de los accidentados.Los especialistas siempre repiten esas palabras mágicas: «Hay que planificar bien la ruta, mirar el tiempo del día de la salida, pero también de los anteriores y posteriores. Dar los avisos oportunos a los familiares y amigos y fijar una hora tope, por la que los parientes tengan que avisar a los servicios de Emergencias de la Guardia Civil si no has regresado». El capitán añade una «esencial» que suena a nueva: «Al menos tenéis que ir tres personas porque, de ocurrir algo, en el Pirineo tenemos muchas zonas sin cobertura, uno de ellos tiene que desplazarse para buscar red y dar el aviso y otro tiene que quedarse junto al herido». Los rescatistas se topan cada año con mayor número de personas que «no terminan de seguir los consejos, por mucho que los repetimos», afirman los integrantes de un servicio que en Aragón está adjudicado en exclusiva a la Guardia Civil, por lo que no se cobra por ningún rescate pese a los medios movilizados (Bomberos, helicópteros, ambulancias…) y no hay una tasa fijada por intervención, como sí se plantea en alguna autonomía.Con todo, oficialmente la comunidad sí considera que existe una problemática derivada del alud de gente que empieza a saturar ciertas rutas, barrancos y picos de su geografía, hasta el punto de que quiere pilotar un programa de prevención de accidentes de montaña que implique al resto de autonomías, con la intención de detener la escalada imparable en el número de emergencias atendidas. Así lo declaró hace pocas semanas el director general de Interior y Emergencias del Gobierno aragonés, Miguel Ángel Clavero, durante una comparecencia en las Cortes para hacer balance de un año «complicado» sobre todo en la cordillera pirenaica. El capitán Mora lidera unas prácticas de ejercitación en una pared escarpada en Rodellar (Huesca)Clavero argumentó que se quiere ofrecer ese programa conjunto de prevención a las regiones de las que proceden más visitantes llegados al Pirineo, puesto que, según los datos que maneja, ‘solo’ el 26% de las personas rescatadas son aragoneses, el 48% procede de otras zonas de España y el porcentaje restante son extranjeros. «El Pirineo es muy atraído por nacionales e internacionales –corrobora Mora–. Pero se tiene la idea de que durante el invierno, que además te exige conocer más cosas y manejar más materiales, tienes que ser algo más experto; en cambio, en estas fechas, con el buen tiempo, la gente se lanza» más de forma imprudente. El Ejecutivo maño ha ampliado a cuatro meses –de junio a septiembre– la campaña de información especializada que se da en oficinas de turismo de enclaves como Aínsa, Canfranc, Panticosa y Benasque. Se podría deducir de la intervención del responsable de Emergencias que Aragón quiere que el visitante venga más concienciado. Además, Clavero ofreció datos inéditos, como que los rescates de deportistas que participan en carreras de montaña se han incrementado de manera significativa en el último año y que el grupo de edad con más cantidad de personas socorridas es el de los jóvenes de 19 a 30 años (el 22%), seguido del de mayores de 60 años (14%).Más allá de las acciones institucionales, a los agentes que capitanea Mora todo lo que sea reducir peligros innecesarios les parece algo «extraordinario», aunque tampoco les vendría mal un refuerzo de plantilla, porque las vacantes se quedan sin relevo. En cambio, ensalza Mora desde su cuartel en Jaca, «de medios materiales contamos con casi todo de lo último». Los especialistas de montaña cuentan con una formación de un año en un centro de adiestramiento que está muy cerca de aquí, ubicado en Candanchú, el Centro de Adiestramiento Específico en Montaña (CAEM), donde superan exigentes pruebas físicas y mentales tanto en alpinismo como en espeleología o montaña invernal. Después siguen formándose en el destino, porque «hay Greim en toda España».Cadáveres en el PirineoLa montaña –dicen estos especialistas– proporciona «libertad y la satisfacción de superar los retos que se fija uno mismo», pero también les ha arrebatado muchas vidas de conocidos, compañeros y anónimos. Para lo que no te preparan las cumbres, sino los años de experiencia y el paso de los rescates es para «comunicar a una familia que su pariente está desaparecido, accidentado o que ha fallecido» en la montaña, reflexiona el capitán. «Creo que hemos mejorado mucho en los últimos años. Me quedo con la empatía que estamos potenciando. Te tienes que hacer fuerte y armarte de valor», contesta muy amable, tras ejercitarse como si nada en una pared escarpada a prueba de vértigo. Arriba, el barranquismo y el senderismo causan el grueso de accidentes en zonas de montaña. Abajo, a la izquierda, una intervención del Greim de Jaca y a la derecha, prueba de las malas condiciones en que trabajan estos especialistas de montaña FOTOS: GUARDIA CIVIL / ABCOtro motivo de satisfacción, comenta, es que «todo funciona mejor» desde que el convenio firmado entre Guardia Civil y el Ejecutivo aragonés (allá por 1998) instauró que un médico o enfermero del 061 con acreditación de competencias en la alta montaña viaje siempre en el helicóptero de rescate –«lo tendrían que instaurar todas las autonomías», recomienda–. Así, los uniformados ya no tienen que dar los primeros auxilios y siguen las instrucciones en pro de la vida y la reducción de lesiones. «Nosotros manejamos el rescate y ellos, la salud». Y es que «todo se decide en el momento; las condiciones son cambiantes y cada rescate exige una toma de decisiones diferente», explica.El jefe de los rescatistas trata de disimular su incomodidad ante la molesta pregunta de si hay un tiempo máximo para dejar de buscar. «La Guardia Civil nunca desiste de ningún rescate. Es verdad que cuando llevas 15-20 días saliendo, a veces se deja de buscar cada día para pasar a hacerlo dos, tres veces a la semana. Pero nunca se desiste». Sí asiente al hecho de que «en el Pirineo claro que hay varias personas que no han aparecido. Pero no sabría decir cuántas».

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