El último cardenal que fue vetado en un cónclave para ser Papa

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El último cardenal que fue vetado en un cónclave para ser Papa

«Lee, lee; que aquí estoy ahora; todo está listo», se le oyó decir al cardenal austriaco Jan Puzyna, en el primer día del cónclave de 1903 que siguió a la muerte de León XIII. Al obispo de Cracovia se le había visto preocupado en las jornadas previas y su nerviosismo se hizo aún más evidente cuando el cardenal Mariano Rampolla del Tindaro fue leyendo su propio nombre en las papeletas. El secretario de Estado del fallecido Papa figuraba en todas las listas de papables de los periódicos –también de ABC– y encabezó las primeras votaciones en la Capilla Sixtina, para desasosiego del cardenal Puzyna.Según relató en estas páginas el escritor Santiago Montoto , citando un libro de monseñor Piero Sinopoli y el testimonio del cardenal francés Mathieu , este andaba de un cardenal a otro repitiendo: «¡Qué grave negocio!¡Roguemos mucho!». En una conversación con otro prelado, el austriaco llegó a confesar que no trabajaba por ningún candidato, pero sí tenía uno en contra. «Conviene un Papa que haga de la política un medio y no un fin», le dijo. «Lo que al cardenal Puzyna traía tan preocupado era un mensaje que deseaba que otro cardenal lo hiciera patente en el momento oportuno. Pero ningún purpurado accedió a su ruego», explicó Montoto. Por eso, en el segundo día de votaciones, fue el propio obispo de Cracovia quien pidió la palabra y declaró el veto de exclusión al cardenal Rampolla «en nombre y autoridad de Su Majestad Apostólica Francisco José, Emperador de Austria y Rey de Hungría, por derecho y privilegio antiguo».Noticia Relacionada estandar No Los fieles ya entran a despedirse del Papa tras la Liturgia de la Palabra Dounia Sbai Miles de personas se concentran en la plaza vaticana para acudir a dar su último adiós al Santo Padre tras la procesión solemne en la que sus restos mortales abandonaron Santa MartaABC señaló ese mismo agosto de 1903 que no era para nadie un misterio el origen del veto a esa elección, «que se consideraba segura». Detrás de este «triunfo de la Triple Alianza» formada por Italia, Alemania y el Imperio austrohúngaro, se hallaba el káiser Guillermo de Alemania, quien sin medios legales para intervenir había logrado su propósito. Según este periódico, al secretario de Estado de León XIII se le atribuía «un gran sentimiento de simpatía hacia Francia», enfrentada por entonces a la Tríplice. Misa celebrada por monseñor Rampolla en la basílica de San PedroTras la lectura del veto, se armó la marimorena. El cardenal decano se levantó e, indignado, sostuvo que esa comunicación no iba a ser tenida en cuenta. El aludido Rampolla también tomó la palabra para condenar el «grave atentado» contra la libertad de la Iglesia y protestar «enérgicamente» por la intromisión política. Desde aquel momento, no tuvo enemigo en el cónclave, aunque el elegido finalmente fue el cardenal italiano José Sarto , luego San Pío X . Contaba Montoto que tras su proclamación, Rampolla se inclinó como el resto de los cardenales para besarle la mano y el pie, pero Pío X «con gesto impulsivo, extendió el brazo y conteniendo las lágrimas le apretó contra su pecho».Una de las primeras medidas del nuevo Papa fue abolir los derechos de veto que desde el siglo XVII tenían los reinos cristianos de España (Felipe IV, Felipe V, Carlos III y Fernando VII lo usaron), Portugal, Francia y Austria. También dispuso que los cónclaves fueran absolutamente secretos , sin que ninguno de los que toman parte en ellos pueda revelar lo allí sucedido, como hizo el cardenal Mathieu al publicar los pormenores de esta elección de 1903. San Pío X Ímágenes del Papa Pío X y portada del periódico tras su elección en 1903 ABCSin embargo, Pío X no tuvo tiempo de impedir que su nombramiento se conociera antes de que se anunciara al mundo. Según contó Julián Cortés-Cavanillas , un ‘conclavista’ se asomó a una ventana que daba a la plaza de San Pedro con unas tijeras e imitó el gesto del sastre. «La gente comprendió inmediatamente que el electo era el cardenal Sarto –sarto, que en español es sastre–, patriarca de Venecia», escribió el corresponsal. Era natural de Riese, aunque ABC bromeara en 1903 con que José Sarto había nacido en un pueblo aragonés . Tres vecinos así llamados vivían en Azuara. «Uno es poeta, improvisador de coplas; otro es juez municipal (…) y un tercero no tiene profesión honoraria, pero en el Casino del pueblo tiene fama merecida de no haber quien le gane al tute o a la brisca», decía bajo la fotografía de ‘Los tres papas españoles’.

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