Me congratula saber que el Real Madrid ha vuelto a desoír la presión nacional antimadridista que clamaba porque a Vinicius se le pasase por la quilla untado en brea. De confirmarse la ampliación del contrato del mejor futbolista del mundo, que es nuestro 7, Florentino Pérez habrá demostrado otra vez que, a diferencia de lo que pudo suceder antaño, el club ya no se gobierna desde la redacción de ninguna radio. Si fuera por su popularidad entre los medios de comunicación patrios hace ya mucho tiempo que Vini habría aceptado la torre de Yeda que presuntamente le ofrecían en Arabia, y si el presidente del club estuviera tan harto de sus aspavientos como se aseguraba, entre otros, desde ‘Sport’ o ‘Mundo Deportivo’, dos clásicos aliados del quince veces campeón de Europa, le habría puesto el famosísimo lacito con el que también quisieron atar en su día a Cristiano, Bale o Benzema, por poner sólo tres ejemplos que me vienen ahora a la cabeza, a cambio de los 300 irrechazables, y al parecer también volátiles, millones que le ponían encima de la mesa. Sobre todo eso, volátiles. El Madrid es un club humilde, no tiene escondidas palancas debajo de la manga ni puede tampoco inscribir jugadores saltándose a la torera las normas que rigen para todos. El Real Madrid no es necesario para la gobernabilidad de España, no cuenta en el Parlamento con los siete votos de un partido político independentista madrileño, y si uno de los utilleros del segundo equipo, pongamos por caso mi amigo Jandro, se saltara un semáforo en ámbar (del rojo ni hablamos), José Ángel Sánchez tendría inmediatamente detrás a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. El Real Madrid no tiene la suerte que sí tienen otros de poder gastar más de lo que ingresa pero, a cambio, completa las nóminas con gloria. Vinicius es demasiado joven para quedarse únicamente con la plata, él quiere su lugar en las cumbres como diría Carlyle. Pero como está escrito que la felicidad nunca podrá ser completa para el mejor club deportivo de la historia, el embrión de la noticia que avanza un Vini para rato deberá dañar a alguien por fuerza. O mucho me equivoco o el candidato número uno para ser martirizado pasará a ser a partir de este instante Rodrygo Goes. El lacito habrá que ponérselo a él ahora, y no por díscolo, que el pobre no ha roto nunca un plato, sino por inconsistente y jugador Guadiana. ¿Apostamos?

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