El funeral costará entre 1,5 y 3 millones, la mitad que el de Juan Pablo II hace 20 años

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El funeral costará entre 1,5 y 3 millones, la mitad que el de Juan Pablo II hace 20 años

El funeral del Papa Francisco , un evento de resonancia mundial en el corazón del Jubileo, verá sus principales gastos cubiertos por un benefactor anónimo, vinculado a la curia romana, quien ha decidido apoyar todo el ceremonial como muestra de gratitud hacia el Papa. Se ha previsto que los costes totales de organización y seguridad se sitúen entre 1,5 y 3 millones de euros. Esta cifra, aunque considerable, se mantiene dentro de los parámetros de sobriedad, y el Vaticano, gracias a los deseos del Papa Francisco , no deberá afrontar ningún gasto. Los funerales de Juan Pablo II en 2005 llegaron a los 5 millones, y los del Papa Benedicto XVI en 2023, que él mismo quiso que fueran sobrios, tuvieron un coste final estimado entre 600.000 y 1,5 millones de euros. Las principales partidas de gastos se refieren a la preparación de la Plaza de San Pedro, el refuerzo de los servicios de seguridad , la comunicación y la retransmisión global del evento, además de los aspectos litúrgicos y protocolarios. Gracias a las disposiciones del testamento de Francisco, los gastos relativos a la ceremonia fúnebre en sentido estricto, incluido el entierro, no recaerán en el Vaticano ni en las arcas públicas. De hecho, el Papa Francisco ha especificado que estos gastos serán cubiertos íntegramente por un benefactor anónimo , mediante una transferencia de fondos destinada a la Basílica de Santa María la Mayor, el lugar elegido por el Pontífice para su eterno descanso.La muerte del Papa Bergoglio ha encendido una serie de debates que van más allá de la mera sucesión papal. Y un problema no menor es el de las finanzas del Vaticano, terreno en el que el sucesor de Francisco tendrá una pesada herencia. Nada más ser elegido, el Papa denunció los problemas materiales de la Iglesia, advirtiendo sobre la opacidad de la gestión financiera. Ahora suenan las alarmas en el Vaticano porque el Óbolo de San Pedro -las donaciones del mundo católico- se han reducido ostensiblemente. A ello se añade la disminución de las aportaciones de Estados Unidos y Alemania, tradicionalmente encabezando la lista de países donantes. Los problemas presupuestarios en doce años de pontificado se han vuelto crónicos.Noticia Relacionada estandar No El Ejército italiano blinda el cielo de San Pedro con fusiles antidrones Xavier VilaltellaNo es una situación nueva la dificultad de las arcas vaticanas. Seguramente el episodio más dramático ocurrió en 1922, cuando murió el Papa Benedicto XV. Al abrir la caja fuerte del Papa, no había una lira. El Vaticano envió un mensaje codificado al nuncio de la Santa Sede en Washington, Mons. Giovanni Vincenzo Bonzano, urgiendo a los cardenales americanos a recaudar fondos para una emergencia. El dinero de Estados Unidos llegó, permitiendo la celebración del conclave y la elección de Pío XI. Sin esa ayuda, el cónclave no hubiera sido posible. Hoy, aunque la situación no es idéntica, la disminución drástica de las donaciones del Óbolo de San Pedro, especialmente de Estados Unidos y Alemania, plantea serias interrogantes sobre el futuro financiero de la Santa Sede.Cabe destacar que Francisco fue también un reformista en el capítulo de las finanzas. Pero a pesar de sus intentos por sanear las cuentas, incluyendo la rebaja de sueldos a los cardenales y un plan de «déficit cero», los resultados son escasos y el agujero en el fondo de pensiones vaticano ronda los 650 millones de euros. Las medidas implementadas, como la contención de gastos en los diferentes departamentos y la búsqueda de financiación externa, no han logrado cambiar el rumbo. La persistente crisis de los abusos sexuales por parte del clero también ha hecho mella en la confianza de los fieles y, como consecuencia, en sus contribuciones económicas.Jerarquía divididaFrancisco afrontó muchos temas durante su pontificado y algunos los ha dejado abiertos y sin resolver, entre ellos el de las finanzas vaticanas. La consecuencia es la división que existe en el Colegio cardenalicio sobre cómo afrontar esos problemas. Ahora, la cuestión fundamental para el cónclave es encontrar un sucesor de Francisco que sea capaz de afrontar el gobierno de la Iglesia con una jerarquía dividida. Así lo explica el reputado experto en temas vaticanos Massimo Franco, escritor y periodista del Corriere della Sera: «Los dos grandes temas son la unidad de la Iglesia y su gobierno. Es fundamental devolver una unidad de gobierno a la Iglesia para asegurarse de que la Secretaría de Estado, que ha sido vaciada de casi todos los poderes, retoma una centralidad para comunicar la voluntad del Papa y su política a nivel mundial. Creo que esto ha faltado en el pontificado de Francisco».La división dentro de la Iglesia es palpable. Cardenales conservadores, como el alemán Gerhard Ludwig Müller , critican abiertamente las aperturas de Francisco hacia los homosexuales y los divorciados, mientras que los progresistas defienden su legado de misericordia y diálogo. En este contexto, aparece por otro lado la creciente influencia de los católicos «Maga» en Estados Unidos, liderados por figuras como Donald Trump. Al presidente. estadounidense, con su agenda populista y nacionalista, le gustaría un Papa que encarne sus valores, un «Papa Trumpiano» que revierta las reformas de Francisco y restaure la ortodoxia tradicional. La influencia de Trump y sus aliados en este contexto es innegable. La designación de Brian Burch, un crítico acérrimo de Francisco, como embajador de Estados Unidos ante el Vaticano, es una clara señal de sus intenciones. La Iglesia estadounidense, con su poder económico y su influencia política, podría jugar un papel importante en la elección del próximo Papa. El Financial Times escribe que un número creciente de estadounidenses espera que la muerte del Papa Francisco marque un cambio conservador decisivo para el papado. Sin embargo, la realidad es más compleja. La mayoría de los cardenales estadounidenses elegibles para votar en el conclave fueron nombrados por Francisco y son afines a su visión de la Iglesia. Además, la Iglesia estadounidense no es monolítica. Existen voces progresistas que defienden el legado de Francisco y buscan un sucesor que continúe su camino. De los 10 cardenales estadounidenses menores de 80 años que son elegibles para emitir su voto en el proceso de selección, seis fueron elevados a su rango actual por Francisco y en general simpatizan con su visión de la Iglesia.Un papa italianoAnte esta delicada situación, los principales medios italianos apuntan que gana fuerza la solución de un papa italiano, porque conoce mejor la maquinaria de la curia y mantener un diálogo y mantener la coordinación con las distintas conferencias episcopales. «En la Capilla Sixtina, esta vez los cardenales tienen básicamente dos caminos: confiar en quien tenga la sabiduría diplomática para recomponer las divisiones y resolver las cuestiones pendientes (y aquí el perfil corresponde al secretario de Estado, Pietro Parolin) o elegir a alguien que inspire simpatía y carisma como el filipino Luis Antonio Tagle, prefecto de Propagana Fide, es decir, ministro de las misiones», explica a La Stampa el sociólogo Massimo Introvigne, fundador y director del Centro de Estudios sobre Nuevas Religiones (CESNUR).En cualquier caso, el próximo Papa se enfrentará a un desafío monumental: sanar las divisiones internas, restaurar la salud financiera del Vaticano y navegar en un mundo cada vez más polarizado.

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