Durante el último cónclave, el 13 de marzo de 2013, el cardenal italiano Giovanni Battista Re fue el responsable de hacer al recién elegido Papa las dos preguntas más importantes que se pueden hacer a un cardenal bajo los frescos de la Capilla Sixtina: «¿Aceptas tu elección canónica a Sumo Pontífice?», interpeló a Jorge Mario Bergoglio después de comprobar que éste había recibido más de dos tercios de los votos. «Acepto», respondió. «¿Con qué nombre quieres llamarte?», le preguntó justo después. «Vocabor Franciscus», respondió con la fórmula en latín. Este sábado a él le ha correspondido también despedirle en nombre de toda la Iglesia.En una intensa homilía pronunciada junto al ataúd del Pontífice y ante líderes mundiales, representantes de otras religiones, cardenales, obispos y peregrinos de todo el mundo, ha trazado un retrato apasionado del Papa Francisco , no sólo para rendirle homenaje, sino para marcar a los cardenales el marco del presente y el camino del futuro de la Iglesia. A los poderosos del mundo les ha mencionado su tesón en defensa de la paz, en la protección del medio ambiente y la sensibilidad hacia los emigrantes.El funeral del Papa Francisco, en imágenes«La decisión de tomar el nombre de Francisco apareció inmediatamente como la elección de un programa y un estilo en los que quería basar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de San Francisco de Asís», ha recordado esta mañana en la plaza de San Pedro el mismo cardenal Re, actual decano del Colegio de cardenales.Noticia Relacionada Ritos simbólicos estandar No La tradición que explica por qué su ataúd contiene 21 monedas Javier Martínez-Brocal | Corresponsal en el Vaticano Francisco pidió un funeral sencillo, pero se mantienen algunos ritos simbólicos que reflejan su desempeño en el pontificadoPara describir y homenajear a un Papa poliédrico, ha necesitado pronunciar un largo texto. «Su carisma de acogida y escucha, unido a un modo de comportarse propio de la sensibilidad actual, tocó los corazones, buscando despertar las energías morales y espirituales», ha sintetizado en una de sus pinceladas.«Fue un Papa en medio de la gente, con el corazón abierto a todos. Fue también un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia», ha añadido. En su opinión, «tenía una gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia».«Contacto directo»Otra característica que ha subrayado de Francisco es que buscó y estableció «un contacto directo con las personas y las poblaciones, deseoso de estar cerca de todos, con una marcada atención a las personas en dificultad, gastándose sin medida, especialmente por los últimos de la tierra, los marginados», ha dicho. También ha recordado que su mensaje tenía un toque personal, pero no era personalista. «Con su vocabulario característico y con su lenguaje rico en imágenes y metáforas, buscaba siempre iluminar los problemas de nuestro tiempo con la sabiduría del Evangelio, ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animándonos a vivir como cristianos los retos y las contradicciones de estos nuestros años de cambio, que a él le gustaba calificar de cambio de época», ha destacado.«Con su vocabulario característico y con su lenguaje rico en imágenes y metáforas, buscaba siempre iluminar los problemas de nuestro tiempo con la sabiduría del Evangelio«Cada párrafo era una foto de este intenso pontificado, la «prioridad de la Evangelización», la «impronta misionera», «la alegría del Evangelio» pues, —él decía— no se puede ser «santos con cara de vinagre», «la convicción de que la Iglesia es un hogar para todos con las puertas siempre abiertas, la Iglesia como hospital de campaña después de una batalla en la que ha habido muchos heridos».Mirando al futuro, se ha referido a «una Iglesia deseosa de ocuparse con determinación de los problemas de la gente y de las grandes aflicciones que laceran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse sobre cada hombre, más allá de cualquier credo o condición, curando sus heridas». «Jesús le confió la gran misión: «Pastorea mis ovejas». Esta será la tarea constante de Pedro y de sus Sucesores, un servicio de amor en la estela del Maestro y Señor Cristo que «no había venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por todos»», ha añadido, con un guiño a los cardenales entre los que está el próximo Pontífice.Sus viajesPara que le escuchen los líderes mundiales, ha mencionado a «los refugiados y desplazados», y «los pobres». Ha mencionado sus viajes a «Lampedusa, una isla símbolo del drama de la emigración con miles de personas ahogadas en el mar», a Lesbos y «a la frontera entre México y Estados Unidos». Ha dicho que «frente a la que llamó cultura del descarte, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad» y que «ante el desencadenamiento de tantas guerras en los últimos años, con horrores inhumanos e innumerables muertes y destrucción, ha alzado incesantemente su voz implorando la paz y llamando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar posibles soluciones, porque la guerra —decía— es sólo muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas». «La guerra siempre deja al mundo peor que antes: siempre es una derrota dolorosa y trágica para todos», ha añadido suscitando. Los peregrinos han interrumpido la homilía con aplausos cuando el cardenal Re ha mencionado su defensa de los emigrantes, la misa en la frontera entre México y Estados Unidos, la paz en el mundo, y la necesidad de construir «puentes y no muros».«Frente a la que llamó cultura del descarte, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad»Ha resumido el Pontificado con esa imagen del Papa en el balcón central de la basílica de San Pedro y su recorrido en Papamóvil, pues «trabajó hasta el final». A» pesar de su fragilidad y sufrimiento últimos, eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrena». «El Papa Francisco solía concluir sus discursos y encuentros diciendo: ‘No se olviden de rezar por mí’. Querido Papa Francisco, ahora te pedimos que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como hiciste el domingo pasado desde el balcón de esta Basílica en un último abrazo con todo el pueblo de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza», ha concluido.

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