Cuando entras en la Curia General de la Compañía de Jesús te encuentras una estatua de Ignacio de Loyola, en cuyo pedestal se puede leer: «Ite Inflammate Omnia», que quiere decir: «Marchad y quemadlo todo». O mejor: «Salid e incendiad el mundo». En palabras de Francisco: «Formad lío». No es piromanía, sino parte esencial del carisma de la Compañía, que Francisco interpretó aludiendo a esa Iglesia ‘en salida’. A mí no me sorprende la frase porque hablo ignaciano, que es un idioma compartido por millones de personas formadas por Jesuitas, desde los niños de un colegio en India hasta los alumnos de la Universidad de Georgetown. La Compañía de Jesús es la organización que a más gente educa hoy en el mundo, solo superada por el gobierno chino. Quizá por eso habla poco. Sobre todo, en estos días. Y sobre todo en Roma. Por eso tiente tanto valor haber logrado entrar en la Curia General en la víspera del funeral de Francisco.Noticias relacionadas estandar Si Salen a la luz dos cartas del Papa que impiden que Becciu vaya al Cónclave José Ramón Navarro-Pareja | Enviado especial al Vaticano estandar No La tradición que explica por qué el ataúd del Papa contiene 21 monedas Javier Martínez-Brocal | Corresponsal en el VaticanoEn la Curia GeneralAllí, en el Vaticano y muy cerca de San Pedro nos reciben el Consejero General de la Compañía de Jesús, Cipriano Díaz Marcos, S.J., Agustín Moreira, S.J., asistente del ecónomo general y Fernando Mendoza, subsecretario general de la Compañía de Jesús. Un español, un chileno y un colombiano, hablando en torno a una mesa humilde. Si algo sorprende de sus palabras es que ellos —sobre todo los latinoamericanos— sabían que el papado iba a ser ‘diferente’. «Cuando llegó lo recibimos con sorpresa. Porque en Roma nadie lo conocía, pero en Latinoamérica Bergoglio era una persona muy conocida», dice Moreira. «Y precisamente por eso nadie se lo esperaba. Ya cuando fue provincial en Buenos Aires se dieron polémicas, había división de opiniones en cuanto a su figura y sabíamos que venían curvas», añade. Y, sin embargo, los signos y los gestos en contrario fueron muchos y muy rápidos. «Ese no es Bergoglio, pensábamos. Había cambiado, ya era el Papa Francisco , con esa sencillez, esa cercanía y, sobre todo, con la alegría como ‘gracia de estado’. En Buenos Aires era más serio y más autoritario. Pero como Papa desde el primer momento fue sonriente y humilde».El Consejero General de la Compañía de Jesús, Cipriano Díaz Marcos, Agustín Moreira, asistente del ecónomo general y Fernando Mendoza, subsecretario general de la Compañía de Jesús, posan en la sede de la Compañía de Jesús en Roma Pablo OrtegaUna relación complejaLos Jesuitas ven al Papa como uno de los suyos, pero los esfuerzos de ambas partes para no aprovecharse de la otra han creado una distancia algo sobreactuada. Cuando fue elegido, Francisco hizo la promesa de no apoyarse en la Compañía y lo cumplió. Ni el Papa quiso utilizar a la Compañía ni la Compañía al Papa. «Nunca ha habido ningún tipo de trato de favor», dice Díaz. «Hasta el punto de que, si el General tenía que ponerse en contacto con el Papa, lo hacía a través de su secretario». Moreira nos revela que, durante su etapa en Argentina, Bergoglio estaba distante de la Compañía. «Nunca pisaba una casa jesuítica», afirma. Y, sin embargo, como Papa «cada vez que hacía una visita, la terminaba con un encuentro con los Jesuitas. Era su manera de desafiar a la Compañía para que siguiera siendo Compañía, abierta al mundo, a la pasión de la historia, a los desafíos que se presentan en cada rincón y a seguir siendo gente sin ambición y fuera del clericalismo», admite Díaz.Les pregunto si la Compañía ha salido traumatizada por estos años de sobreexposición y por el carácter polémico de Francisco o si, por el contrario, ha salido reforzada. «La Compañía ha sido reforzada porque ha jugado un rol respetuoso. Su estilo nos ha desafiado a ir a los extremos, a salir de nuestra comunidad», apunta Díaz. «Porque como Papa ha recibido el Vaticano II. La verdadera reforma no la ha hecho Francisco sino el Vaticano II. Lo que pasa es que él se lo ha tomado en serio», asegura. «Pero ¿tenéis más enemigos que antes?», pregunto a Mendoza. Su respuesta es interesante: «No, no estamos más expuestos que lo que estuvimos en el pasado. Y aceptamos con naturalidad que se nos vea como antítesis de los sectores más reaccionarios y tradicionalistas porque, en realidad, ya estábamos ahí. Francisco ha encarnado la espiritualidad ignaciana que le ha formado». «No estamos más expuestos que lo que estuvimos en el pasado. Y aceptamos con naturalidad que se nos vea como antítesis de los sectores más reaccionarios y tradicionalistas porque, en realidad, ya estábamos ahí» Fernando Mendoza Subsecretario general de la Compañía de JesúsMoreira afirma que «cuando la Iglesia avanza, surgen tensiones. Unos creen que va muy rápido y otros que va muy lenta. Pero aceptamos el papel que se nos da, siempre hay unos valores contrapuestos a otros. Jesús fue criticado por ello». Mendoza apunta algo interesante: «Lo que lograron esas críticas fue avivar el sentimiento de acogida y de dialogo entre todos. Y eso es lo que lleva a la sinodalidad, esa vocación de ‘vamos a entendernos’». «Puede que Francisco se encontrara con el disenso», afirma Díaz. «Pero nunca lo persiguió. Él aceptaba la pluralidad como única forma de acercamiento a la Verdad». Verlos hablar es un privilegio. Y las conclusiones a las que llegan, sin apenas mirarse, son iluminadoras. «La consecuencia es que nos ha hecho mejores, porque nos ha hecho más humildes», afirma Moreira. Los demás asienten.El último adiósRoto el hielo les pregunto por cómo han vivido los Jesuitas de Roma esta vorágine, qué pasa desde dentro de la Compañía. Díaz afirma que «durante el Urbi et Orbi parecía que se estaba despidiendo del mundo. Es posible que todos sus gestos últimos, la visita a la basílica, querer saludar sin respiro y sin voz, pasearse con esa fragilidad extrema por la plaza de San Pedro fueran ya gestos de despedida». Moreira apunta que «la bendición fueron los últimos restos de energía que le quedaban antes de expirar. Lo ha dado todo y tenemos un sentido de gratitud a Dios y a él, que ha sido un radical de Jesús».Aunque lo viven con naturalidad, se muestran sorprendidos ante la reacción del mundo. «Su pontificado ha sido controvertido. Ha tenido su oposición, pero el eco de su muerte es mayor del que yo esperaba», afirma Díaz. «Las muestras de reconocimiento han sido globales, y no solo desde dentro de la Iglesia. No deja de ser lógico porque ha tenido una mirada universal, ha dialogado con todos y ha enfrentado los desafíos del mundo, no solo de la Iglesia».«Nunca habrá otro Papa jesuita. en el colegio cardenalicio hay pocos porque nosotros tenemos un voto de no acceder al obispado» Agustín Moreira Asistente del ecónomo generalLes pregunto si pasará mucho tiempo hasta el segundo Papa jesuita. Moreira lo tiene claro: «Nunca habrá otro Papa jesuita. De hecho, en el colegio cardenalicio hay pocos jesuitas porque nosotros tenemos un voto de no acceder al obispado y a los cargos eclesiásticos de altura. Lo nuestro no es estar ahí, es servir a la Iglesia desde otro lugar. Fue extraño que hubiera sido electo».Cuatro lugaresSi el Vaticano es el primer punto importante para comprender el mundo jesuita en Roma, la Curia General era el segundo. Pero Villa Malta, sede de la revista cultural ‘La Civiltà Cattolica’, es el tercero. Es una villa bimilenaria en la que nos recibe Gonzalo Silva Merino, S.J., su ecónomo. Por edad y experiencias previas —es chileno— tuvo más relación con Francisco en Buenos Aires. Le recuerda con cariño. « Tenía una personalidad muy fuerte ya en 1976. Fue el provincial más joven. Luego fue arzobispo de Buenos Aires, luego cardenal y me lo encontré de nuevo como Papa. Había atemperado su carácter y su capacidad de empatía. Dos semanas antes de su muerte hablé con él un par de minutos. Estaba cansado. Hablamos de un amigo común y se le cayó una lágrima».La iglesia madre de los jesuitas Detalles y fieles rezando en la iglesia de Gesù en Roma Pablo OrtegaAdmite que afronta el fallecimiento de Francisco con naturalidad, pero «me da pena que no haya visto los resultados del sínodo y, sobre todo que se haya ido en un mundo en una guerra mundial ‘a pedazos’». Irá al entierro como uno más.MÁS INFORMACIÓN noticia Si El esteticismo es el folclore de la Verdad noticia No Cazas Eurofighter, fusiles antidrones y más 4.000 efectivos para garantizar la seguridad en el funeral del Papa Francisco noticia No La inabarcable lista de personalidades para el adiós a Francisco noticia Si La lucha de los sintecho a las puertas de San PedroLa iglesia del GesúY llegamos al cuarto lugar, la iglesia del Gesú, joya del Barroco e iglesia madre de los jesuitas. En ella celebran una eucaristía los trescientos que se encuentran ahora mismo en Roma, para despedir a Francisco. Lo hacen con naturalidad y agradecimiento. A la salida del templo, veo un extintor. Lo mismo vi en Villa Malta y en la propia Curia general. Y recuerdo la inscripción del principio: «Ite Inflammate Omnia». «Si vas a prender fuego al mundo, conviene saber apagarlo», pienso. Y en dirección a Campo di Fiori no puedo evitar una sonrisa. Definitivamente, Dios no da puntada sin hilo.

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