Si en las primeras fases de la pandemia se produjo una auténtica fiebre por conseguir papel higiénico a grandes cantidades, el gran apagón ya tiene también su producto estrella: el agua mineral. En realidad ha habido apagón de electricidad, no de agua, que sigue saliendo de los grifos con normalidad, al menos durante todo el día. Pero en el centro comercial de un barrio cualquiera de Madrid ha podido verse cómo, de forma espontánea, los madrileños han arrasado con botellas y botellas de agua mineral. Y no las de un litro, que también, sino las más grandes, las de cinco, que han cargado en sus carros de la compra por lo que pueda pasar.La mañana política madrileña había empezado en la Asamblea de Madrid, donde acababan de terminar las ruedas de prensa posteriores a la Junta de Portavoces. Pero las peleas políticas habituales, del PSOE contra Ayuso y del PP contra la izquierda y Sánchez, pasaron en cuestión de minutos a la categoría de simple anécdota cuando se produjo el gran apagón. En la calle, las tiendas se oscurecieron y los semáforos se apagaron de golpe. Eso sí, los coches se autorregularon por sí mismos, sin más bocinazos que los estrictamente necesarios. Todo muy civilizado.En un barrio cualquiera de Madrid, por ejemplo el de Las Rosas, muchos vecinos se asomaron a las ventanas y los balcones, como intentando contrastar que el apagón iba más allá de su casa. Lo comprobaron en seguida cuando dejaron de funcionar las puertas de los garajes, los ascensores y cuando empezó a verse a otros vecinos que salían a la calle para preguntarse unos a otros qué estaba pasando, sin que nadie supiera nada. Pero siempre hay alguien que da algún titular, aunque nadie pudiera comprobar si era cierto: «¡Es un apagón en toda España, solo se han salvado las Canarias y Castellón!» Así que todos se quedaron con esa «información» sin contrastar de ninguna de las maneras posibles.Noticia Relacionada estandar No Almeida pide minimizar los desplazamientos e informa del cierre de todos los túneles de Calle 30 tras el apagón Enia Gómez 112 Emergencias Comunidad de Madrid ha activado la situación operativa 2 del Plan Territorial de Emergencias regionalAnte la imposibilidad de llamar por teléfono, conectarse a internet, coger el coche o poner la televisión, muchos tomaron el camino del cercano centro comercial. El centro de vida, o patio general de vecinos de toda la vida en momentos así. Un ‘Día’ cercano había cerrado sus puertas y dentro solo se veía oscuridad. Lo mismo en la farmacia del barrio, donde los farmacéuticos hacían piña sin poder atender. Las tiendas del centro comercial permanecían a oscuras, pero sin poder echar los cierres automáticos. El cajero de un banco cercano estaba totalmente desconectado.En el centro comercial los vecinos descubrieron que había cobertura. Algo tan usual y que en un día como hoy parecía un milagro, un lujo, un privilegio que no podía desaprovecharse. De hecho, algunos se atrincheraron y pasaron la mañana ahí, pegados al móvil, hasta que la batería aguantara. En el centro comercial hay una zona con unos pocos enchufes, que también pasaron a ser uno de los ‘lujos’ más preciados. En cuestión de minutos no quedó ni uno libre y se hizo incluso cola para poder enchufarse.El Carrefour seguía a pleno rendimiento con aparente normalidad. Los generadores hacían bien su trabajo. ¿Hasta cuándo? «Hasta que aguanten», ha sido la escueta respuesta de un responsable del centro comercial. A la hora de comer llegó una pareja de policías municipales para comprobar que no existían más problemas de los necesarios. Llevaban una cara de alerta y de susto que realmente asustaba. Hicieron una ronda por el centro comercial, donde los dependientes aguardaban en las puertas de sus locales oscuros sin saber muy bien qué hacer.Dentro del hipermercado, los pasillos de congelados permanecían solitarios. Tampoco había mucho interés por la carne o el pescado fresco. Muchos se inclinaron más por el pan de molde, el jamón de york, los productos ya envasados en general que no necesitan cocinarse. Y, la reina del día, el agua mineral. Sin una coordinación de ningún tipo, imposible de todas las maneras, decenas y decenas de personas fueron a los estantes del agua mineral para arrasar, literalmente con las botellas. Empezaron por las más económicas, pero luego fueron ‘cayendo’ las demás. Se vieron carros repletos de grandes botellas de agua e incluso cubitos de hielo, para tratar de mantener fresco lo que pudiera haber en los congeladores de casa.Ya fuera del hiper, el mercado de barrio lo ha pasado bastante peor, sin generadores de ningún tipo. La carnicería, la pescadería, la pollería…. Han tenido que quitar toda la mercancía y echar el cierre antes de la hora de comer. En la pollería, el dependiente comenta resignado que ellos no tienen generador y que han retirado todo lo que tenían para guardarlo en la cámara, a ver si aguantaba un poco más. «Y luego a rezar para que la luz vuelva cuanto antes», comenta con resignación.

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