Hazanavicius celebra la vida frente al horror del Holocausto en ‘La mercancía más preciosa’

Michel Hazanavicius , que logró el Oscar en 2012 con ‘ The Artist ‘, presentó este fin de semana en el BCN Film Fest ‘ La mercancía más preciosa ‘, una emotiva película de animación que adapta el libro homónimo de Jean-Claude Grumberg . Una fábula con la que homenajea a los «justos» que decidieron ayudar a las víctimas durante la Segunda Guerra Mundial. «Al ayudar, salvaron el honor de la humanidad», dijo. La película recupera el espíritu del cine de animación artesanal para contar la historia de dos campesinos que rescatan a un bebé que alguien lanzó desde uno de los trenes que eran enviados a los campo de concentración. En mitad de la pobreza más extrema y de un invierno interminable, la mujer trata de hacer lo posible para que esa «mercancía» pueda sobrevivir. Entre medias, un puñado de personajes que, en el corazón de una Europa que había perdido el corazón, deben posicionarse en el lado de la humanidad o del mal. «En las películas del Holocausto hablamos de víctimas o de verdugos y aquí hablamos de los justos», dijo el director.La película, según explicó Hazanavicius a ABC, le ha supuesto un largo viaje que comenzó hace casi siete años y que la pandemia interrumpió. Una historia que ahora, con la guerra de nuevo en el epicentro de Europa, tiene una mayor actualidad que en el inicio del proyecto. Tanto que en sus últimos años, el director ha viajado a Ucrania para buscar combatientes y está escribiendo un libro, además de ser «embajador especial» del presidente Zelenski . En realidad, dice Hazanavicius, «la historia de ‘La mercancía más preciosa’ tiene su eco en cualquier época de injusticias». Los largos tiempos de la animación también provocaron que Jean-Louis Trintignant , que hace de narrador en el filme, falleciera en 2022 sin ver terminada la obra. Hazanavicius relata ahora cómo la primera vez que el mito del cine francés locutó su parte la guardó en su móvil para escuchar su rotunda voz cada poco tiempo. Además, se la ponía a los animadores para que se empaparan de su «espíritu». Y eso que el veterano actor tuvo que grabar su parte de memoria, ya que estaba enfermo y había perdido la vista.