La foto de la habitualmente caótica estación de Chamartín a primera hora del día uno posapagón era la de las colas interminables de viajeros en los servicios de atención al cliente de Renfe, Iryo o Adif tratando de ser reubicados en nuevos trenes. Al menos, tras una noche con la luz a medias, las barras de los bares y puestos del intercambiador ya estaban sirviendo cafés, bocadillos y pinchos de tortilla a pleno rendimiento. Hasta el Burger King estaba lleno. Un consuelo para todos aquellos que salían de la oficina de información sin un nuevo billete ni información sobre cuándo podrían obtenerlo. Especialmente para aquellos que iban rumbo a Galicia, cuyos trenes se cancelaron en torno a las 10.00 horas.Sarah y sus dos amigos se sienten afortunados, dentro de lo que cabe, porque lograron pasar la noche en un hotel. Muchos, cuentan, tuvieron que dormir en la estación y han pasado la noche en el vestíbulo de acceso a los andenes. Llegaron ayer desde Irlanda rumbo a Sarria, para empezar el Camino de Santiago, y cuando estaban en el control de maletas se fue la luz. «Se apagó todo. Suerte que habíamos ido antes a un cajero a sacar 40 euros, era todo lo que teníamos para pasar la noche. Entonces conocimos a una chica que nos llevó a un supermercado para comprar comida y fruta. Nos quedamos en la estación hasta que conseguimos un hostel y hoy volvemos a ver cómo podemos llegar a Galicia», relata. Noticia Relacionada Según un operador portugués estandar No El fallo ha podido deberse a una «vibración atmosférica inducida» P. Biosca y J. de JorgeEl caos hizo ayer extraños compañeros de viaje. Rumbo al área de atención al cliente, una pareja de nerlandeses y un grupo de estadounidenses comentan la odisea conjunta que vivieron anoche. Cuando se cayó el sistema eléctrico, todos estaban en un tren rumbo a Valencia. «Fue increíble, nos evacuaron en el túnel, tuvimos que ir a oscuras, recorrer varios metros, subir un montón de escaleras… Y cuando salimos nos sorprendió ver que, por suerte, estábamos aún en la ciudad», cuentan los europeos, uno de ellos invidente, que habían pasado tres noches en Madrid.Afortunadamente, también lograron encontrar un hotel, pero hoy han vuelto a Chamartín para tratar de localizar su equipaje. «Cuando nos evacuaron nos dijeron que teníamos que dejar todo en el tren, así que hoy estamos sin maletas, tratando de localizarlas antes de irnos a Valencia. Nuestra anfitriona allí nos ha dicho que podremos llegar, porque los trenes funcionan, así que trataremos de disfrutar lo que nos queda», admiten con una sonrisa.Información a cuentagotasPeor se lo tomaron Franklin, Eduardo y Daniel, tres turistas que aterrizaron ayer en Barajas para hacer también el Camino de Santiago y que se han quedado a medio camino. «Qué estrés, ahora estamos en un punto que no sabemos qué hacer. Al menos pudimos dormir en un hostel al lado de la terminal. Para cargar el móvil nos tuvimos que colar en la zona de llegadas, una odisea», asumen. Van a intentar descargarse una aplicación para comprar un billete de un autobús o un coche compartido tipo Blablacar, una solución para aquellos que pueden juntarse en grupos y, al menos, reducir gastos. El personal de la estación, que ha pasado también una noche larga, se afana por informar, de lo poco que sabe, a los pasajeros. Todos quieren que les respondan a la pregunta del millón: cuándo se restablecerá el servicio a Galicia. Pero no hay, al menos a pie de andén, una respuesta clara. Tampoco, les explican, pueden fletar autobuses, pues hay miles de pasajeros aún tratando de llegar a su destino. Para ayudar, más en tareas informativas que en otros menester, había también personal de la UME y la Policía Nacional.

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