El Barça explota sus virtudes y sufre sus defectos

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El Barça explota sus virtudes y sufre sus defectos

El Barça con su capacidad sinfónica para que salga bien hasta lo que no funciona llegó eufórico a su segundo gran partido de la temporada. El primero lo despachó en Sevilla en una final romántica, heroica, engrandecida por la brava resistencia del Madrid. Thuram, hijo del defensa azulgrana, enfrió en el primer minuto de espuela el agrandamiento local, pero nadie en Montjuic dudó de la capacidad del equipo para la remontada. Se encendió la grada, los de Flick empezaron a encerrar al Inter en su área, sin precipitarse, centrados, conscientes de que tenían mucho tiempo para atacar. La defensa italiana se empleaba con dureza, al límite de lo punible, pero sin sobrepasarlo. Los dos equipos defendían con prudencia su juego, cada cual fiel a su estilo. Lamine Yamal tuvo molestias antes del partido y empezó algo farsante, exagerando los contactos con la defensa contraria. Este chico está excesivo, desmarchado. Pero su talento es tan extraordinario que de momento no necesita ni estar en plena forma para dejar trazos de una luz inigualable. Pero aunque ante sus exhibiciones quede como de majadero decirlo, ni siquiera su genio será a la larga sostenible sin disciplina y sin esfuerzo, y esto tendría que saberlo aunque no tenga nadie cerca que se lo diga, en su adolescencia efervescente y sin asideros.Al Barça le costaba superar el muro milanés, pero no permitía a los rivales salir del asedio y todo el juego sucedía en campo visitante. Sin peligro evidente pero sin dar un respiro. Una y otra vez, con poca fortuna pero inasequibles, como suele decirse, al desaliento. Ferran chutó tan ajustado al palo que ni en las repeticiones fue fácil constatar si lo había rozado. Pero el Inter lo poco que tuvo lo supo rentabilizar, y Dumfries en otra ejecución memorable marcó el segundo de casi chilena. Otro gol de córner mal defendido. Pese al aparente descalabro en el marcador, la remontada parecía más probable que improbable, y Lamine Yamal, que pese a su vida disipada tiene un talento descomunal, cambió el ritmo en un ataque desde la esquina del área y licuó a la defensa local para reducir distancias de un gran disparo. Justo a continuación, y tras otra jugada para enmarcar, chutó al travesaño. El Barça en tromba, como sediento de la voz de Dios e intentando tocarlo con las manos. Emocionante fútbol de alta velocidad, fútbol al abordaje, el empate parecía cuestión de instantes.El Inter se defendía sin más argumentos que los pasionales. Se sostenían los italianos sólo por la fe y la esperanza. Lamine Yamal estaba exultante de recursos y elasticidad, y aunque su situación personal es preocupante y tarde o temprano tendrá problemas si no se reconduce, sin duda ayer por la noche no era el día en que sus desórdenes se iban a manifestar. Descomunal primera parte del sarraceno, la única mala noticia es que el desgaste brutal del equipo lo pagó Koundé, lesionado . Éric García fue el encargado de sustituirlo. Tras el descanso Araújo entró por Gerard Martín.El Barça volvió del descanso con el claro objetivo de convertir el partido de vuelta en un trámite y el Inter decidido no sólo a que no fuera así sino a recuperar la ventaja que en el primer tiempo tuvo y perdió, arrollado por el galeón pirata. No es que fuera un juego igualado, porque el Barça es hoy un equipo muy superior, pero sí equilibrado en nobleza y entrega.La sensación era que la presión del agua local iba a reventar la presa milanesa, pero el Inter corría lo que tenía y su tercer gol no parecía improbable. Tuvo ocasiones más que claras para conseguirlo, tan claras que lo consiguió, una vez más a la salida de un córner mal defendido. Pero este Barça -y esto no lo digo por forofismo sino porque si no se entiende es imposible seguir sin error su curso- tiene su principal característica en la resolución definitiva, y Raphinha de un disparo muy parecido al de Pedri en la final Copa volvió a empatar el partido. Detalle de gran clase de Lamine Yamal dejando pasar el balón. El Inter lejos de rendirse fue a por el cuarto en alocados ataques a la contra que dejaban en evidencia la zaga local. Dani Olmo, mediocre, dedicó un feo gesto a Flick al ser sustituido por Fermín.Los momentos finales de la defensa del Barça parecían los elefantes de la canción que se columpiaban sobre una tela de araña. Terrible coladero, tremendo, cabreo de Cubarsí. Pero este equipo ha demostrado que vale más por sus virtudes que lo que puedan perjudicar sus defectos. Dudar de la final es no entenderlo. Lamine Yamal estrelló en el larguero el último de sus destellos.

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