Por inverosímil que parezca, año tras año saber la fecha y el lugar en el que se celebra la final de la Copa de la Reina se hace esperar. El lunes se anunció que se disputará el fin de semana del 7 y 8 de junio (no se concreta el día) en el Estadio El Alcoraz, de Huesca, con capacidad para 9.000 espectadores. Ha hecho falta estar a 5 semanas del encuentro para saber el lugar, algo que el fútbol masculino tiene organizado desde el inicio de la temporada. Y eso, a pesar de que desde la RFEF insistan en que se sigue trabajando a destajo para lograr el impulso y el crecimiento que el fútbol femenino español necesita. Lo que debería ser una fiesta del fútbol femenino, un broche de oro al cierre de temporada, se convierte repetidamente en un cúmulo de desinformaciones en cuanto a las fechas y el lugar donde se celebra. La final de este año la disputarán el Atlético de Madrid y el FC Barcelona, que se clasificaron tras vencer al Granada y al Real Madrid respectivamente, los días 12 y 13 de marzo. Y aquí llega la primera incongruencia: desde las semifinales hasta el encuentro de la final, que, salvo cambios de última hora, en principio está anunciado para el 8 de junio, van a transcurrir casi 3 meses. Algo sorprendente, sin duda, aunque en mi opinión peor son los días que van a pasar desde la finalización de la Liga F, el 18 de mayo, hasta la final. Concretamente 21 días, tres largas semanas en el caso del Atlético de Madrid, y dos semanas en el caso del Barça, ya que el pasado domingo se clasificó de manera brillante para la final de la Champions. El choque, previsto para el 24 de mayo, se celebrará en Lisboa y en él se enfrentarán al Arsenal, donde se medirán con la gran Mariona Caldentey, exbarcelonista y actualmente en el once del Arsenal.Noticias relacionadas opinion Si Es fútbol y es femenino Y si el equipo femenino fuera la siguiente palanca del Barcelona… Manuel Merinero opinion Si Es fútbol y es femenino Otra patada a los chicos en el trasero de las chicas Manuel MerineroEntre medias hay previstos dos partidos de la selección española, uno el 30 de mayo frente a Bélgica y otro el 3 de junio contra Inglaterra. Muchas jugadoras del FC Barcelona están convocadas con la selección española, muy al contrario que lo que sucede en las filas de las rojiblancas. La seleccionadora Montse Tomé tiene por costumbre no convocar jugadoras colchoneras. ¿Cómo puede preparar una final el Atlético de Madrid, con tres semanas de parón, tras una temporada agotadora? ¿Se para unos días? ¿Se continúa entrenando y no se para? En mi opinión, ni se debe ni se puede parar. La variabilidad de la carga semanal de entrenamiento aumenta el riesgo de lesión.Por ejemplo, un 10% de variación aumenta el riesgo de lesión hasta un 7,5%, y con variaciones de un 15%, el riesgo de lesión sube hasta el 21%. Por si fuera poco, el ambiente confuso de final de temporada que viven los vestuarios de todos los equipos, también el del Atlético de Madrid, jugará en su contra. Todos viven en una enrarecida incertidumbre al no saber quién se va, quién sigue, quién estará al mando del equipo entrenando…A mi entender, lo peor en esta luz de gas que se le hace a una competición como la Copa de la Reina es que parece que a nadie le interesa. ¿Cómo planificar viajes y alojamientos de las aficiones con tan poco tiempo? ¿Cómo cuadrar la agenda de la Casa Real y todo lo que conlleva la preparación de una final de Copa? Si queremos que el fútbol femenino gane cada vez más adeptos, público y patrocinadores, lo mínimo es dar a los eventos la importancia que tienen. Y la Copa de la Reina sin duda la tiene. Esta apatía deja entrever una dejadez y desgana que apaga a cualquiera y que sin duda limita la capacidad de promocionar adecuadamente la final. Es difícil vender progreso y apuesta por el fútbol femenino si a la hora de la verdad no se traduce en hechos. De momento, y a pesar de los cambios en la RFEF, parece que en el fútbol femenino todo sigue igual: falta de seriedad y profesionalismo. No tener sede definida hasta este lunes, a escasas 5 semanas de una final tan importante, lleva a las comparaciones, siempre odiosas: ¿Se trata el torneo, y el fútbol femenino en general, con el mismo rigor que el masculino? No parece que así sea, desde luego. El daño a la imagen del fútbol femenino es injusto y evitable, máxime en un momento crucial en que este deporte apasionante aún lucha por consolidarse.

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