Miles de personas se están acercando estos días a la iglesia de Santa María la Mayor para visitar la tumba donde reposa el Papa Francisco desde el pasado sábado. Sus restos fueron llevados desde la basílica de San Pedro al término del multitudinario funeral , en una procesión por las calles de Roma que siguieron 150.000 fieles apostados a lo largo del recorrido. No fue así con León XIII , el último Pontífice antes que él que quiso enterrarse fuera del Vaticano . Dos décadas tuvo que esperar este Papa hasta que por fin descansó en el sepulcro que le aguardaba en la iglesia de San Juan de Letrán. Y su traslado, en 1924, fue nocturno y «con gran sencillez», según las crónicas. Nadie había olvidado por aquel entonces los desórdenes de la noche del 13 de julio de 1881 en que se portaron los restos de su antecesor, Pío IX, a su sepulcro definitivo en San Lorenzo ‘Extramuros’. Al llegar al puente Sant’Angelo, un grupo de anticlericales fanáticos irrumpió en la comitiva e intentó arrojar el féretro del Pontífice al río Tíber al grito de «muerte al Papa, muerte a los curas». Religiosos y laicos que participaban en el cortejo fúnebre protegieron el ataúd de Pío IX y lo llevaron felizmente hasta su destino.Noticia Relacionada estandar No Un precónclave largo augura una rápida elección del Papa en las primeras votaciones Javier Martínez-Brocal | CORRESPONSAL EN EL VATICANO La mayoría de las intervenciones a puerta cerrada proponen «unidad» para que el próximo Pontífice se sienta apoyado desde el principioA la muerte de León XIII en 1903, su cadáver fue depositado en una tumba provisional en la basílica de San Pedro , tal como se había hecho con su predecesor. «La sepultura que ocupa es la misma que encerró el cuerpo de Pío IX», contó por entonces ABC . Sepultura provisional de León XIII ABCPasados tres años, cuando los talleres del escultor Julio Tadolini ultimaban el monumental sepulcro del Papa de los obreros , autor de la ‘ Rerum novarum ‘ (la primera encíclica social de la Iglesia), el cardenal Mariano Rampolla del Tindaro planificó su entierro definitivo, cumpliendo con sus últimas voluntades. «Se ha dispuesto que el traslado se verifique en el más riguroso incógnito », explicó el corresponsal Franco Franchi . León XIII se dirige a un carruaje en el Vaticano hacia el año 1900 ABCSe construyó ex profeso una gran carroza fúnebre, con las armas del Papa difunto y los atributos de su autoridad pontificia. En otro carruaje irían el cardenal camarlengo y el cardenal Rampolla, ejecutor del testamento, junto con un portador de la cruz y un maestro de ceremonias. Un tercer vehículo llevaría a los canónigos de San Pedro, que debían realizar la entrega del féretro a sus colegas de San Juan de Letrán. Cerraría la comitiva una última carroza con los protonotarios apostólicos que debían redactar las actas de entrega y de sepelio definitivo. El cardenal Satolli, arcipreste de San Juan, recibiría el cadáver. A las asociaciones católicas romanas que deseaban participar en la comitiva con sus banderas se les prohibió portar ningún estandarte. El Gobierno italiano se encargaría de adoptar las medidas necesarias para garantizar el orden y, para evitar incidentes, ABC contó que se trasladarían los restos de León XIII de día. Los planes, sin embargo, se quedaron en eso, en meros planes. El sepulcro del Papa León XIII en la Archibasílica de San Juan de Letrán., en 1907 ABCEn los años siguientes, se sucedieron las fechas previstas para el ceremonial … y sus aplazamientos. El asunto «sigue siendo un problema no resuelto que preocupa mucho a los directores del Vaticano», relataba en 1908 el corresponsal de este diario, que achacaba los retrasos a cuestiones de índole político. El Papa Pío X no llegó a presenciar el entierro de su antecesor. Murió diez años antes de que el traslado, por fin, se llevara a cabo. Tampoco alcanzó a verlo Benedicto XV. ABC recogió la noticia en un breve telegráfico el 24 de octubre de 1924 , ya en tiempos de Pío XI: «Anoche se realizó con gran sencillez el traslado de los restos mortales de S.S. León XIII desde su tumba provisional, en la iglesia de San Pedro, hasta la iglesia de San Giovanni de Letrán». Ninguno de sus sucesores, hasta el Papa Francisco, optó por enterrarse en otra basílica que no fuera la de San Pedro, en el Vaticano, tal vez en recuerdo del tortuoso traslado de Pío IX y de la larga espera de León XIII en ver cumplidos sus deseos.

Leave a Reply